Neuquén (Partido Obrero).- En el año 2009 la Legislatura neuquina votaba el proyecto de expropiación de la fábrica Zanón presentado por el MPN. Los trabajadores ceramistas habían presentado otro proyecto.
Luego de más de tres años de allanarse a las chicanas legales de la vieja patronal, el gobierno neuquino emitió el decreto por el cual se instrumenta la expropiación.
El mismo se emite a partir de la intimación que hizo la justicia a que “en el plazo de 15 días formalice la expropiación….y deposite a la brevedad, en la cuenta correspondiente al expediente judicial, 23,4 millones de pesos.
Indudablemente se trata de otro paso adelante de la lucha, en especial de los obreros ceramistas.
La totalidad de lo expropiado será transferido a la Cooperativa de Trabajo Fasinpat. El decreto, por lo tanto, concreta el traspaso de los activos de la fábrica a la cooperativa, un reclamo largamente postergado.
Sin embargo, Fasinpat asumirá ese traspaso en el momento más difícil de Zanon. En el marco de la caída abrupta de la construcción, y sin renovación tecnológica, el Estado deja a la cooperativa de Zanón librada a la competencia capitalista. Al celebrar el traspaso, directivos del SOECN han señalado que ahora se estaría en condiciones de solicitar préstamos para la renovación tecnológica. Los préstamos, sin embargo, reforzarán la dependencia de la gestión obrera respecto del mercado y -en este caso- del capital financiero, que sólo facilitará recursos a tasas de usura.
Esos préstamos, además, serían contemporáneos con la devolución de los veintitrés millones al Estado neuquino. Además, los trabajadores de Fansipat deberán reintegrar a la provincia esa suma con cerámicos, cotizados a su costo, lo cual, implica un interés implícito- y, por cierto elevado- que se añade a los veintitrés millones de deuda original. Sin duda una sangría insostenible para obreros que vienen de más de diez años de dura pelea.
En este contexto aparece con fuerza el proyecto que el PO presentó a la bancada del FIT, para impulsar las garantías estatales para la compra de cerámicos con carácter prioritario, así como los salarios y condiciones laborales, de todos los trabajadores ceramistas. No se nos escapa que el gobierno se servirá del “traspaso” de Zanón para reforzar el chantaje y las tendencias a la ingerencia y control de la fábrica. En oposición a esa tentativa, el proyecto del PO plantea una lucha contra el Estado en defensa de la gestión obrera, ello, en medio de la crisis capitalista.
Nuestro planteo se extiende a todas las fábricas del sector, todas en crisis y con atrasos salariales, por lo que las garantías por ley de los derechos obreros al trabajo y al salario, se ponen a la orden del día.
El proyecto es bien visto por los trabajadores y por sectores del activismo ceramista.
Pongamos a debate una salida para el conjunto de los trabajadores.
Editoriales ANP
