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lunes, 12 de septiembre de 2022

COMUNICADO: SEGUIMOS EN PIE DE LUCHA

Luego de la bochornosa votación a puertas cerradas del 9 de septiembre, lxs legisladorxs de Río Negro modificaron la ley 3308 que protege al golfo San Matías de la contaminación por hidrocarburos. No respetaron los procesos democráticos estipulados hasta en el mismo reglamento interno de la Legislatura.
 
El proyecto se trató en las comisiones el 24 de agosto y un día después era aprobado por unanimidad en primera vuelta. El viernes pasado solo un legislador votó en contra: el resto decidieron darle la espalda al pueblo y no escuchar a quienes estaban manifestándose pacíficamente fuera del recinto.
 
No pueden violar tratados internacionales ni la legislación nacional en materia ambiental. Aunque el proyecto de YPF para construir un oleoducto de 700 km cruzando la provincia y un megapuerto petrolero al sur de Sierra Grande es de público conocimiento, ahora comienza una etapa de resistencia en la justicia para frenar esta locura ecocida.
 
A lxs legisladorxs les decimos: NO HAY LICENCIA SOCIAL PARA QUE NOS QUITEN UN DERECHO AMBIENTAL ADQUIRIDO.
 
Sabemos que 6 km de ducto submarino y una monoboya en Punta Colorada para la carga de megabuques petroleros va a impactar en el ecosistema del Golfo: cerca del emplazamiento hay un sitio de cría y reproducción de la merluza (principal especie de la industria pesquera junto con el langostino). Además de afectar la ruta de la ballena franca austral, las corrientes marinas interconectadas con el golfo San José en Chubut amplían el impacto ambiental a Península Valdés, patrimonio mundial de la humanidad.
 
Legisladorxs, políticxs, empresarixs y algunos sectores de la dirigencia sindical han decidido ponerse en contra de las comunidades que viven del turismo y la pesca.
 
Hoy más que nunca repetimos: el ecocidio no es desarrollo.
No queremos petróleo en nuestras costas.
La ley 3308 no se toca.
A nuestro Golfo lo defendemos entre todxs.
 
Multisectorial Golfo San Matías




CONECTAR CON LA VIDA, VOLVER A LA TIERRA. ENTREVISTA A CARLOS GARCÍA, DE LA RED LATINOAMERICANA DE ARTE Y SALUD MENTAL

El Bolsón (ANPP).-Cada sábado en Música y Noticias,el informativo de Radio La Negra, nos damos una vuelta por Nuestramérica, porque para entender nuestra realidad, es preciso mirar amplio, abrir los sentidos, recuperar las experiencias y habilitar la creatividad. 
Este sábado charlamos con Carlos García, venezolano  educador popular y psicólogo social, referente de la red de Arte y Salud Mental de Nuestramerica. 

Les invitamos a compartir miradas, análisis e ideas que aparecen en la charla con Carlos:

Carlos García: Buenos días Radio La Negra, buenos días a la Argentina, ese país del sur que nos compromete también a los del norte de este continente, al norte de Sudamérica, a construir una patria grande. Por acá en la tarea, como diría Pichón (Rivière), de construir proyecto y futuro.

Radio La Negra: Carlos García es compañero que habita Venezuela, es venezolano. Carlos, qué lindo saludarnos de esta manera, así, uniendo el norte y el sur de América del Sur.

CG: Así es, creo que es una tarea pendiente de un proyecto que aún está en ciernes, proyecto inacabado; ese abrazo entre San Martín y Bolívar que quedó en espera, un abrazo de pueblos nuestroamericanos. Y en ese afán o en ese espíritu es que tenemos que encontrarnos, al parecer, porque definitivamente la gente, independientemente del signo político, está pensando en un proyecto que muchas veces es distinto al nuestro, ¿no? O tal vez el nuestro es el que tiene que ser siempre conversado, dialogado, construido siempre…

RLN: Tal cual. En esto de ser educador popular y de estar trabajando en la Red Latinoamericana de Arte y Salud Mental como una estrategia, justamente, de construir ese proyecto que decís, últimamente se está hablando mucho de la decolonización, de poder pensar cuáles eran nuestros proyectos. Y digo ‘nuestros’ y ‘cuáles eran’ porque hay pensadores latinoamericanos que desde hace muchísimo tiempo vienen pensando en una construcción otra, que incluso las construcciones revolucionarias que nos vienen de otros lados.

CG: Sí, es un desafío, no sólo el pensar, sino ahora poner en el terreno de lo concreto cuáles son las prácticas de la decolonización. Y cuando uno o una ha atravesado por esa palabra, decolonización, y está en búsqueda de esa práctica, empieza a resquebrajarse toda una forma de hacer la vida o de producir la vida, una forma que ya para nosotros se va convirtiendo en una suerte de forma patológica de reproducirla. La que conocemos como el capital y todo esto, que a veces nosotros lo hablamos muy abstractamente pero que en el plano de lo cotidiano se ve muy presente en las formas de relación que se tiene entre los sujetos, entre las personas; nosotros mismos con la tierra, con los animales, cómo los tratamos. Y en ese afán, entonces, ¿cuál y cómo sería una práctica de decolonización desde la vida cotidiana? Con la tierra, con nosotras, con nosotros Con los compañeros, con las compañeras; con los viejos, las viejas nuestras, los ancestros, que en nuestra cultura están tan dejados de lado. Con los niños, que son vistos también como cosas. Digo así, ‘cosas’ que tienen que aprender para que se conviertan en adultos funcionales a este modo de reproducir la vida. Entonces, en algunos diálogos, en algunas reflexiones, hemos aterrizado en que, para pensar decolonialmente, hay que estar aún más fuera de la ciudad que adentro de ellas, porque a fin de cuentas la ciudad es el modelo reproductor de ese proyecto civilizatorio llamado modernidad y de repente en el campo están otras respuestas, otra relación con el mundo, con la tierra, de la cual tenemos que aprender muchísimo.

RLN: En esto que decís, las pantallas -ya sean de teléfono, de televisión, tablets, computadoras- juegan un rol fundamental en la colonización cotidiana de tantos hermanos y hermanas, ¿no?

CG: Sí, la realidad está mediada por el dispositivo digital. Uno se pone a revisar o a mirar alrededor y la mayoría de la gente pasa su mayor tiempo de vida dentro de cuatro paredes y ahora no sólo dentro de cuatro paredes, sino dentro del cuadradito del dispositivo digital, y no se atreve, de repente, por allí, a echarle el ojo hacia un lado para ver qué hay más allá, o más acá, porque a ratos ni siquiera al que tengo al lado lo estoy mirando, sino que estoy mirándolo o escuchándolo a través de la pantalla. De repente, por allá, el dispositivo digital te impide la vinculación con lo cotidiano, con eso que se tiene de frente, y comienza el sujeto también a vivir una vida que no le pertenece ni siquiera, que no es suya. Y creo que antes bajaron con la cruz y con la espada, y ahora vienen con dispositivos digitales y metralletas.

RNL: Nunca abandonaron las metralletas, tampoco. Nunca abandonaron la opresión armada, concretamente.

CG: Nunca. Y también el marco en que eso se fue legitimando. Si uno va, por allá, a buscar algunas películas muy taquilleras de Hollywood de los años 80, 90, vemos que toda la narrativa está puesta sobre el tema de la guerra; ahora más. Pero aquello era el heroicismo, por ejemplo, de un Rambo o un Schwarzenegger, y eso se fue incorporando también dentro del sujeto colonizado como referente a seguir y despreciamos lo nuestro o nos veíamos débiles, como es el caso de los vietnamitas en Rambo, o los afganos, también en Rambo, y me parece que por allí comienza también a legitimarse la posición del colonizador sobre nosotros mismos.

RLN: En este sentido, de poder pensar en la construcción de un proyecto nuestroamericano, Venezuela ha avanzado varios pasos con respecto a otros países hermanos. ¿Cómo se vive eso por allí?

CG: Voy a hacer un recuento lo más sintético posible para darle sentido a esa pregunta. Con Hugo Chávez avanzamos en ese proyecto histórico de ese abrazo que quedó pendiente entre San Martín y Bolívar, y de los pueblos que sustentaban y la gesta de San Martín y Bolívar, que le daban sentido. El proyecto constituyente del año 98 hizo un reconocimiento distinto de un sujeto que estaba históricamente negado. En el artículo n° 5 de la Constitución se habla de una democracia protagónica y participativa que, si no me equivoco, por ejemplo, la Argentina dice que el pueblo no deliberará sino a través de sus representantes. ¿Es así?

RNL: Sí.

CG: Acá no, acá la democracia está puesta en el pueblo como sujeto y no como objeto representado. Eso le dio una característica al pueblo en que ya se asumiera como constructor de su propio destino, decisor de su propio destino. Y con Chávez a la cabeza sentimos eso muy cerca y posteriormente se crearon una serie de leyes orgánicas que nos permitieron a nosotros ir desmontando de ciertas formas del aparato burgués, hasta un punto. Eso se llamó, en parte, la Ley orgánica de comunas, por ejemplo, de consejos comunales, en la que se le da también la administración de espacios territoriales, pero también la administración de los presupuestos solicitados por parte de los consejos comunales a través del Consejo Federal del gobierno para la ejecución de distintos proyectos en el campo socioproductivo y también en el campo de infraestructura. Pero esa condición -por llamarla de algún modo- objetiva, también tenía, de cierta forma, un condicionante subjetivo que nos dificultó la incorporación concreta o completa de ese afán liberador. En los últimos años hemos visto una disputa interna y externa de la imposición del otro proyecto que ya conocemos todos en nuestro continente, que es un neoliberalismo, en el caso nuestro ahora potenciado por el tema de las sanciones. Estamos contra la luna y a veces cediendo un terreno que es muy delicado, que es el terreno del plano de lo concreto, por las mismas condiciones materiales de alimentación, de indumentaria, de infraestructura, que nos llevaron a condiciones muy fuertes, en que un salario mensual de un trabajador de la administración pública era de un promedio de 3 dólares mensuales. No es muy diferente ahora, que son más o menos 12 dólares mensuales. Sin embargo, la revolución, como dijo Chávez en algún momento en un discurso, si no me equivoco, en el 2006, cuando es incorporada por el pueblo, pudo darse el lujo de perderse porque va a resucitar desde el pueblo mismo. Y creo que ese es el sentido de lo que se ha avanzado en términos de que Chávez, como un emergente histórico de un proceso que tiene más de 200 años, lo que hizo fue ser portavoz de un sentir de un pueblo que estaba históricamente negado, ninguneado, y que, en este caso, se puso sobre la palestra el campo de lo político. Creo que en algún momento el pueblo va a volver a tomar esas riendas, no sé cuándo ni cómo, pero creo que va a ocurrir; y ahora nos encontramos en un proceso de reorganización a nivel interno, sobre todo en el plano de los consejos comunales o de las comunas, sobre todo en las del campo rural, que están intentando pensar cómo producir la tierra de otra manera. Por eso digo que el desafío está puesto en el campo rural y, de alguna manera, ruralizar la ciudad, ese diálogo entre ciudad y campo, que tiene que ser distinto. En la ciudad se acostumbra consumir lo que se produce en el campo pero nunca se pregunta cómo produce el campo.

RNL: Esto que resumís muy claramente da un poquito de temor porque uno tiene también esa idea y esa educación, que no viene de otro lado que del capitalismo, de que las cosas se adquieren y, una vez que uno las tiene, son de uno y nadie se las va a sacar. Esa idea de la propiedad privada traspolada incluso a los procesos, a las ideas, y sabemos que eso no es así, que justamente la revolución se revoluciona todos los días o deja de serlo.

CG: Asimismo. Te atajo allí porque creo que es importante permanentemente reflexionar qué es revolución, hasta dónde es revolución, porque, a fin de cuentas, si la revolución es una idea fija, termina siendo un futuro predeterminado y lo que hace es matar a la creatividad.

RLN: Tal cual.

CG: Y creo que, para enlazar con el campo de la salud mental, que la salud mental tiene que ser una práctica popular, una práctica de los pueblos mismos, tiene que ver con la recreación permanente de sus condiciones de vida. La creatividad en las formas de poder representar y hacer la vida y producirla de otra manera; poder recrearla de otra manera.  Y dentro del capital eso es imposible, entonces hay que buscar fuera del capital. Y ahí están los múltiples pueblos que existen fuera de lo que llaman modernidad. Acá, en Venezuela, existen más de 43 pueblos vivos, con todo su mundo, que pueden enseñar, que pueden hablarnos, que pueden decirnos cómo se hace la vida de otra manera. Y en el continente no sé cuántos pueblos habrá distintos al habla de la lengua española o portuguesa que pueden mostrarnos otra forma de hacer la vida, otra forma de producirla. Y la salud mental creo que está puesta en ese terreno, en cómo se hace la vida, en cómo se consume también lo que se produce, en cómo, entonces, se va creando el arte a partir de lo que va entretejiéndose entre el pueblo, entre lo que le va ocurriendo a cada quien con la forma de producirla, lo que va dialogando; en cómo va incorporándose en el mundo de cada quien, después se transforma en una suerte de diálogo interno que tiene que salir hacia afuera con arte, con pintura, con escultura, con otras formas también de poner afuera lo que le ocurre a la persona adentro. Creo que ese proceso es el que está allí, siempre germinando; una germinación permanente, una suerte de recreación latente que intenta salir pero que a veces nos cuesta un poco y que, a fin de cuentas, en la medida en que dialoguemos entre pueblos, podemos compartir eso que está allí muy poco dicho, muy poco conversado, muy poco transcrito, traducido en el arte, que se va a ir constituyendo en una forma de expresión que, hasta ahora, están allí, como represadas.

RLN: Y el arte también traspolado al hacer revolucionario porque, donde no hay camino, hay que inventarlo. No podemos intentar repetir recetas anacrónicas y descontextualizadas. Cada espacio necesita sus propios creadores y creadoras de esos caminos.

CG: Así es. Voy a hacer acá, aprovechando el espacio, algo de analogía entre ese proceso creador y lo que estamos viviendo acá, políticamente, en Venezuela. Por efecto del bloqueo, estamos siendo llevados u obligados a apelar, para sortear las sanciones, las medidas coercitivas, a un paquetazo, a medidas neoliberales clásicas, el shock monetario clásico, en que se reduce el consumo, se reduce el salario de la administración pública, los embajadores de los privados también, para que no haya, supuestamente, exceso de liquidez, inflación y todo aquello que ustedes también están viviendo un poco. Esa forma tradicional de pensar lo económico nos está llevando a un plano en que hay un retroceso muy fuerte en los avances del campo popular y del proyecto nuestroamericano planteado por Hugo Rafael Chávez, en el proyecto que llamaron Plan de la Patria 2013-2019, y ese proyecto histórico retomado de Bolívar y más atrás de él. Hay otra propuesta que pudiésemos llamar, hasta a un punto, creadora, es un riesgo, pero una propuesta más creativa, que es lo que llaman indexación. Esa propuesta de indexación que hacen algunos economistas que están también de este lado, apoyando un proceso de liberación, un proceso de construcción distinta, se ancla en una propuesta que es más cercana a nosotros y que, además, no pauperiza el salario, por ejemplo. Pero dentro del establishment que está ahora cercano al gobierno nacional, que además está articulando, de cierta forma, con algunos capitales, hasta con el Fondo Monetario Internacional, en algunos diálogos y discusiones, estamos viendo que esa propuesta de sanción es peligrosa para ese proyecto, que es lo mismo de siempre, esa receta conocida llamada neoliberalismo, ahora tal vez de nuevo cuño que se está tratando de entrar a través del shock que nos aplican. La pregunta es: nuestros propios intelectuales, nuestros propios procesos, tienen que parir nuestras propias teorías, tienen que dar cuenta de nuestra propia realidad, tienen que resolvernos de lo que sentimos, de lo que pensamos, de lo que nos ocurre. Por eso decimos siempre que pasa por cómo se produce lo que se come, cómo se consume lo que se produce y cómo después eso que se produce y que se consume, cómo se vuelve arte, cómo se recrea, cómo se traduce en el contenido artístico que, al fin de cuentas, es lo que va a ir de generación en generación.

RLN: En este planteo que se están haciendo desde la Red Latinoamericana de Arte y Salud Mental allí en Venezuela, ¿cómo están concretando ese proyecto?

CG: Acá, con Ale, que lo entrevistaste la semana pasada, armamos hace una década una escuela de operadores sociales para la salud mental. Ya sabemos que el enfoque de ser operador para la salud mental es constituirse como agente de cambio. Y no es cualquier cosa hablar de agente de cambio; es ir muchas veces contra todo aquello que en parte también somos y que, ahí, se constituye una suerte de tensión muy fuerte porque es contra uno mismo, al mismo tiempo en ir hacia ser otro. No es cualquier tarea. Y esa escuela de operadores sociales para la salud mental, por efecto, ocurrió acá en el 2014, hacia el 2022, 0 2021, nos llevó a un estado repliegue muy, muy complejo. La escuela vuelve a retomarse aproximadamente hace un año de nuevo su fuerza, y nos estamos vinculando desde la Red Latinoamericana de Arte y Salud Mental para empezar a pensar y a hacer desde el arte una práctica que permita a aquellos que están subyugados por el sistema represivo psiquiátrico que todos conocemos una forma de pensar la salud y de hacerla, distinta. Lo que plantea el compañero Alberto Sava, del Frente de Artistas del Borda, que para nosotros es una de las experiencias de mayor ahínco, de mayor énfasis en el continente, como experiencia concreta de cómo se hace una experiencia de salud mental distinta, cómo se piensa, cómo se practica eso de la salud mental. Estamos pensando en talleres y haciendo talleres que tienen que ver, en nuestro caso, con cómo la pintura o la escultura, por ejemplo, que es lo que estamos hasta ahora empezando a arar, va permitiéndole a la persona ir comunicando cosas que desde adentro no puede. Y en esto de la salud mental, en esto del arte, es una forma de comunicación; el arte permite comunicar cosas que a ratos de otra manera es imposible hacerlo. Y a partir de allí, entonces, va apareciendo una forma de comunicación que se va a ir decodificando entre los actores. Lo que ahora nos estamos planteando, en las últimas reuniones de la Red, cómo trabajar no sólo desde el campo psiquiátrico, dentro de los muros, y trabajar más ahora en términos de la prevención, más en términos de lo comunitario, y eso nos llama a nosotros bastante la atención; cómo empezar a crear las condiciones de prevención de la enfermedad mental, la prevención de las condiciones que generan la enfermedad mental. Y creo que el arte, que es una de las prácticas que en este sistema muchas veces, o casi siempre, le está prohibido al pueblo, es la práctica que necesitamos como un instrumento que va a permitirle a la gente poder dialogar cosas que de otra manera sería casi imposible. Eso le permitiría, o nos permitiría a nosotros, crear espacios de diálogo, de comunicación que, hasta ahora, está prohibido o muy, muy limitado para el campo popular.

RLN: Bueno, Carlos, re interesante el proyecto. Ojalá podamos seguir en contacto y viendo cómo evoluciona este proyecto y este proceso que están encarando allí y que, entiendo, va a tener también su correlación en distintos puntos de Nuestraamérica. Iremos recorriendo a los distintos referentes de esta Red en los distintos países para que nos vayan contando un poco en qué se traduce en cada uno de los territorios.

CG: Así es. Nosotros esperamos, acá en Venezuela, para finales del año organizar el primer encuentro de arte, poesía y salud mental, en el que seguramente estaremos compartiendo a través de esta radio, de ustedes, como compañeros, que también hagan un poco de eco de lo que se viene haciendo en la Red lo que haremos acá, y con gusto nos comunicaremos y compartiremos algo del material que salga por acá.

RLN: ¡Cómo no! La radio está a disposición de todos y todas ustedes.