El Bolsón (ANPP).- Indigenas de las comunicades Wichis de salta, fueron reprimidos por la policia salteña. El episodio fue el pasado 9 de noviembre.
Reproducimos comunicado de prensa.
Buenos Aires, 16 de noviembre de 2009 – Ante la falta de respuestas del Sr. Atta Gerala, intendente de la salteña localidad de Coronel Juan Solá (Morillo), el pasado 29 de setiembre un grupo de jóvenes indígenas wichí decidieron tomar la municipalidad reclamando trabajo y respeto.
Luego de una semana, el intendente Gerala firmó un acta de compromiso. En este documento, el funcionario municipal se comprometía a dar 24 puestos de trabajo y un viaje a la capital salteña para gestionar otras reivindicaciones.
El 7 de octubre los indígenas viajaron a Salta. En esa capital el ministro Kosiner se negó a recibirlos. Solo fueron recibidos por autoridades del Instituto Provincial de Pueblos Indígenas (IPPIS) y por el Senador Provincial Lapad. El único ofrecimiento que recibieron fue de 3 cajas de ropa y 40 bolsones de mercadería.
Ante el incumplimiento de las promesas del intendente y la insensibilidad del gobierno provincial el 26 de octubre más de cincuenta jóvenes indígenas tomaron nuevamente el edificio municipal.
Luego de 14 días de protesta, el pasado 9 de noviembre los manifestantes se congregaron en la plaza para dialogar con Atta Gerala. Durante el transcurso de las negociaciones irrumpió violentamente la policía, encabezada por el Comisario Ayala, disparando a mansalva a los indígenas, entre los que se encontraban numerosas mujeres y niños.
Como resultado de esta inusitada acción policial se registraron 5 heridos por las balas policiales, uno de ellos menor de edad. Los indígenas heridos son: Cristian Flores, de tan solo 17años, Benjamín Girón de 32 años, Santiago Solís de 25, Raúl Jaimez de 23 y Rafael Barrios de 27 años.
Ante estos lamentables acontecimientos, las comunidades indígenas de todo el departamento se encuentran indignadas y en estado de alerta y movilización, exigiendo a la justicia se esclarezcan los hechos del pasado 9 de noviembre y se castigue a los responsables de abuso de autoridad.
Contactos:
Asociación Tepeyac tepeyac_m@salnet.com.ar , (03878) 496008
Bernabé Aparicio (dirigente comunitario wichí) aparicio_uno@yahoo.com.ar , teléfono (03878) 15508461
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com
jueves, 19 de noviembre de 2009
EDITORIAL: TRABAJO, DIGNIDAD E IMAGINACIÓN
¿Qué es la realidad? ¿Quiénes la construyen? ¿Quiénes nos marcan los límites entre realidad e imaginación?
Cuando individualmente o como sociedad dejamos de creer en lo que queremos ser, dejamos de soñar en lo que nos gustaría y damos lugar a “lo que es posible”, al “hago lo que puedo”, al “eso es imposible”, dejamos de saber lo que queremos ser para construir nuestra realidad en función de una subjetividad ajena, de un límite impuesto que asumimos como propio.
Cuando vemos que nuestro sueldo de trabajador no alcanza (porque cada vez la canasta básica es más cara y nuestros sueldos más bajos) y nos conformamos en pensar que “al menos tenemos trabajo” o que “todavía podemos comer” dejamos que “LA REALIDAD”, esa mentira socialmente aceptada, nos absorba y nos transforme. Dejamos de reclamar porque nos damos por vencidos antes de empezar, porque creemos que no lo merecemos: que no merecemos comer bien, tener una vivienda digna, vivir sin tener que estar preocupados todos los días por el gasto. Pensamos que nuestros hijos deben sufrir nuestra pobreza y aprender de temprano a aceptarla.
Cuando nos venden la realidad, nos venden INSEGURIDAD, POBREZA, etc. Pero por sobre todas las cosas, nos dicen y nos gritan que eso es así y que no tiene solución. Nos venden una postal que no podemos modificar.
La realidad no existe y, si existe, no hay una sola y está en constante transformación.
El gran desafío de los trabajadores es volver a construir la unidad para comenzar a soñar juntos esa patria para todos. Donde todos tengan trabajo y un sueldo acorde a la canasta familiar. Recuperar la dignidad de ser un trabajador.
Recomponer con trabajo, unidad y lucha esos lazos sociales que nos hacen fuertes frente a las políticas de hambre y, desde allí, comenzar a construir nuestra realidad. La realidad de “el pueblo unido jamás será vencido”. Una realidad en la que el vecino no es mi enemigo, ni el niño pobre un futuro asesino, sino nuestro mejor futuro.
ARRIBA LOS QUE LUCHAN
Cuando individualmente o como sociedad dejamos de creer en lo que queremos ser, dejamos de soñar en lo que nos gustaría y damos lugar a “lo que es posible”, al “hago lo que puedo”, al “eso es imposible”, dejamos de saber lo que queremos ser para construir nuestra realidad en función de una subjetividad ajena, de un límite impuesto que asumimos como propio.
Cuando vemos que nuestro sueldo de trabajador no alcanza (porque cada vez la canasta básica es más cara y nuestros sueldos más bajos) y nos conformamos en pensar que “al menos tenemos trabajo” o que “todavía podemos comer” dejamos que “LA REALIDAD”, esa mentira socialmente aceptada, nos absorba y nos transforme. Dejamos de reclamar porque nos damos por vencidos antes de empezar, porque creemos que no lo merecemos: que no merecemos comer bien, tener una vivienda digna, vivir sin tener que estar preocupados todos los días por el gasto. Pensamos que nuestros hijos deben sufrir nuestra pobreza y aprender de temprano a aceptarla.
Cuando nos venden la realidad, nos venden INSEGURIDAD, POBREZA, etc. Pero por sobre todas las cosas, nos dicen y nos gritan que eso es así y que no tiene solución. Nos venden una postal que no podemos modificar.
La realidad no existe y, si existe, no hay una sola y está en constante transformación.
El gran desafío de los trabajadores es volver a construir la unidad para comenzar a soñar juntos esa patria para todos. Donde todos tengan trabajo y un sueldo acorde a la canasta familiar. Recuperar la dignidad de ser un trabajador.
Recomponer con trabajo, unidad y lucha esos lazos sociales que nos hacen fuertes frente a las políticas de hambre y, desde allí, comenzar a construir nuestra realidad. La realidad de “el pueblo unido jamás será vencido”. Una realidad en la que el vecino no es mi enemigo, ni el niño pobre un futuro asesino, sino nuestro mejor futuro.
ARRIBA LOS QUE LUCHAN
SENTENCIA EN LA CAUSA ALVEAL: MOVILICEMONOS CONTRA LA REPRESION Y LA IMPUNIDAD
Neuquén (Prensa Obreros de Zanon).- Del 2 al 12 de noviembre se llevó adelante el juicio contra 4 policías que en el marco de la represión del 25 de Noviembre de 2003, acribillaron a balazos de posta de goma al compañero obrero ceramista Pedro “Pepe” Alveal, producto de lo cual pierde su ojo izquierdo y recibe 71 lesiones en todo su cuerpo.
Desde la querella, que representa a Pedro Alveal y a los obreros y obreras de Zanon, las compañeras abogadas Ivana Dal Bianco y Romina Sckmunck, se pidió condena contra los 4 policías entendiendo que lo que sucedió fue un hecho común, en el cual los cuatro imputados fueron co-autores del acribillamiento.
En apenas unos segundos, a Pepe le dispararon 12 veces, con 24 postas de goma cada uno, es decir, le tiraron 288 postas hacía su humanidad, a distancias de 5, 7, 8, 9, 11 y 14 metros . Lo que le significó 71 lesiones en todo su cuerpo, principalmente en zonas vitales, además, de la lesión que significa el estallido de su globo ocular izquierdo. Además Pedro fue golpeado y privado de libertad brutalmente en el estado en que se encontraba malherido, sin dudas lo fusilaron y lo torturaron.
Por eso se solicitó condena a los cuatro escopeteros a pena de prisión efectiva, para que vayan a la cárcel.
El lamentable rol del fiscal
Pese a las filmaciones, la categórica pericia y toda la prueba existente, el fiscal Alfredo Velasco Copello, acusó sólo a dos de los cuatro imputados, por delitos menores y pidió penas irrisorias: Para este fiscal, reventarle el ojo a una persona vale 3 años de prisión, obviamente, que no cumpliría en prisión. Y el resto de las 71 lesiones que Pepe aún tiene en su cuerpo, significa un abuso de armas y una pena de 1 año y seis meses, para cumplir en su casa.
No por casualidad este mismo Fiscal es quien solicitó el sobreseimiento de 14 de los 15 imputados en la causa Fuentealba II. Un Fiscal puesto para garantizar impunidad a las fuerzas represivas.
Intentan legitimar la represión
Esta claro con el rol del Fiscal, que intentan legitimar la represión. Por ello trajeron como testigo a Julio Trepat para crear la idea de que los ceramistas son los violentos, y que en todo caso lo que sucedió fue apenas “un exceso”, una especie de “teoría de los dos demonios” reeditada. Cuando está claro con los videos de la causa que la violencia y la represión vienen desde el Estado, y que Pedro Alveal fue acribillado cuando corría absolutamente indefenso.
Por eso los defensores plantearon que lo que hicieron los policías fue “en cumplimiento de un deber” y por “obediencia debida”, mismos argumentos que utilizan los genocidas de la dictadura militar para garantizarse la impunidad.
En la actualidad esta pelea cobra vital importancia, el gobierno esta profundizando su política represiva, ah reprimido a las comunidades mapuches, las tomas y dijo claramente que no va a permitir mas cortes de ruta ni tomas. Anuncio que están probando armas para justamente llevar adelante esta política. Nuestro compañero Carlos Fuentealba fue asesinado por esta misma policía, por esta misma política de cuidar los intereses de los empresarios. La única respuesta es la represión ante la demanda de los que peleamos por nuestras reivindicaciones.
Movilicémonos el día de la sentencia
En este escenario, la condena a los policías no esta garantizada. Porque confiamos en al fuerza de los trabajadores y el pueblo en la calle, es que llamamos a movilizarnos masivamente el día viernes 20 de Noviembre a las 12:30 hs. en YRIGOYEN 137, Día en que darán lectura a la sentencia, para repudiar a Velasco Copello y exigir la cárcel para los policías que balearon a Pedro Pepe Alveal y pelear contra la impunidad de ayer y de hoy.
OBREROS Y OBRERAS DE ZANON- SINDICATO CERAMISTA
CONTACTOS:
Ivana Dal Bianco, abogada querellante: 0299-154 121 308
Omar Villablanca (SOECN) 0299-154721962
Andrés Blanco (SOECN) 0299-155226569
Pedro Alveal 0299-154299125
Desde la querella, que representa a Pedro Alveal y a los obreros y obreras de Zanon, las compañeras abogadas Ivana Dal Bianco y Romina Sckmunck, se pidió condena contra los 4 policías entendiendo que lo que sucedió fue un hecho común, en el cual los cuatro imputados fueron co-autores del acribillamiento.
En apenas unos segundos, a Pepe le dispararon 12 veces, con 24 postas de goma cada uno, es decir, le tiraron 288 postas hacía su humanidad, a distancias de 5, 7, 8, 9, 11 y 14 metros . Lo que le significó 71 lesiones en todo su cuerpo, principalmente en zonas vitales, además, de la lesión que significa el estallido de su globo ocular izquierdo. Además Pedro fue golpeado y privado de libertad brutalmente en el estado en que se encontraba malherido, sin dudas lo fusilaron y lo torturaron.
Por eso se solicitó condena a los cuatro escopeteros a pena de prisión efectiva, para que vayan a la cárcel.
El lamentable rol del fiscal
Pese a las filmaciones, la categórica pericia y toda la prueba existente, el fiscal Alfredo Velasco Copello, acusó sólo a dos de los cuatro imputados, por delitos menores y pidió penas irrisorias: Para este fiscal, reventarle el ojo a una persona vale 3 años de prisión, obviamente, que no cumpliría en prisión. Y el resto de las 71 lesiones que Pepe aún tiene en su cuerpo, significa un abuso de armas y una pena de 1 año y seis meses, para cumplir en su casa.
No por casualidad este mismo Fiscal es quien solicitó el sobreseimiento de 14 de los 15 imputados en la causa Fuentealba II. Un Fiscal puesto para garantizar impunidad a las fuerzas represivas.
Intentan legitimar la represión
Esta claro con el rol del Fiscal, que intentan legitimar la represión. Por ello trajeron como testigo a Julio Trepat para crear la idea de que los ceramistas son los violentos, y que en todo caso lo que sucedió fue apenas “un exceso”, una especie de “teoría de los dos demonios” reeditada. Cuando está claro con los videos de la causa que la violencia y la represión vienen desde el Estado, y que Pedro Alveal fue acribillado cuando corría absolutamente indefenso.
Por eso los defensores plantearon que lo que hicieron los policías fue “en cumplimiento de un deber” y por “obediencia debida”, mismos argumentos que utilizan los genocidas de la dictadura militar para garantizarse la impunidad.
En la actualidad esta pelea cobra vital importancia, el gobierno esta profundizando su política represiva, ah reprimido a las comunidades mapuches, las tomas y dijo claramente que no va a permitir mas cortes de ruta ni tomas. Anuncio que están probando armas para justamente llevar adelante esta política. Nuestro compañero Carlos Fuentealba fue asesinado por esta misma policía, por esta misma política de cuidar los intereses de los empresarios. La única respuesta es la represión ante la demanda de los que peleamos por nuestras reivindicaciones.
Movilicémonos el día de la sentencia
En este escenario, la condena a los policías no esta garantizada. Porque confiamos en al fuerza de los trabajadores y el pueblo en la calle, es que llamamos a movilizarnos masivamente el día viernes 20 de Noviembre a las 12:30 hs. en YRIGOYEN 137, Día en que darán lectura a la sentencia, para repudiar a Velasco Copello y exigir la cárcel para los policías que balearon a Pedro Pepe Alveal y pelear contra la impunidad de ayer y de hoy.
OBREROS Y OBRERAS DE ZANON- SINDICATO CERAMISTA
CONTACTOS:
Ivana Dal Bianco, abogada querellante: 0299-154 121 308
Omar Villablanca (SOECN) 0299-154721962
Andrés Blanco (SOECN) 0299-155226569
Pedro Alveal 0299-154299125
RECITAL DE VIEJAS LOCAS, CRONICA DE UNA REPRESIÓN ANUNCIADA.
(AW) Un intento de reconstruir, a través de relatos de jóvenes que estuvieron allí y vivencias propias, lo ocurrido el pasado sábado en el recital de Viejas Locas, en Vélez. Además convocatoria al escarche pacifico a los organizadores, hoy a las 18Hs, en Figueroa Alcorta 3221 y acto en plaza de mayo de CORREPI, el viernes a las 18hs también.
Por Ayelen Stroker
El ingreso
El sábado pasado, alrededor de las 9 de la noche miles de personas se concentraron emocionados en los alrededores de la cancha de Vélez, esperando ansiosamente el regreso a los escenarios, luego de 10 años, del grupo Viejas Locas. Hacía tres meses ya estaban agotadas las entradas y se tenían grandes expectativas del encuentro.
Pero la emoción se disipó rápidamente, el clima que rodeaba la cancha ya era extraño desde un principio. Llegando a una cuadra de la única entrada al campo, se podía observar como la policía rodeaba el perímetro y apuraba a los chicos que se acercaban a la entrada. Si tenias una botella de cerveza en la mano, te la sacaban sin aviso y la tiraban al piso con fuerza al lado tuyo, sin tener cuidado de hacia donde saltaran los vidrios.
Como es costumbre en los recitales ir hacia la entrada cantando canciones o bailando contentos, en este caso el silencio invadía la previa. El que cantaba terminaba cantando solo, la esfera de terror que se sentía era indescriptible. Por momentos olvidabas si estabas yendo a un recital o entrando en una cárcel.
Una vez en la entrada, detalles importantes de resaltar, era la única y muy pequeña para la cantidad de gente que era, en cuanto te acercabas el gas pimienta que la policía tiró repetidas veces durante el tiempo que uno hacía la cola para entrar, te impedía respirar y te hacía picar la garganta. Sin importar que muchos de los que asistían a ese recital, también habían sido victimas de la masacre de Cromañón.
Mientras uno se mantenía en la cola para entrar, debías soportar que la policía de infantería viniera por los costados y te tirara los caballos encima amenazando con sus palos, la gente asustada empujaba más hacia adentro, haciendo imposible respirar. No solo eso, mientras escuchabas estruendos de los gases que una vez mas tiraban, sin motivo aparente, 10 policías irrumpían la fila a los golpes y empujones supuestamente “para controlar a la gente”, que tranquila soportaba todos los atropellos.
Otro detalle extraño es que no te gritaban, como hacen comúnmente en los recitales, “con entrada en la mano”, simplemente debías soportar todo eso si querías entrar, nunca nos pidieron la entrada ni nos la cortaron, no había una instancia para ello. No se veía gente de la seguridad del recital, solamente había personal policial.
Si decidías esperar a que se calmara un poco la situación que había desatado la policía para entra, como muchos de los chicos hicieron, los hechos demuestran, que eligieron mal. Después de las 9 y media la situación se puso peor.
Camila, de 22 años, cuenta como vio a la policía de infantería pegarle con sus palos a todo aquel que se encontrara fuera de la fila, sin discriminar. Como ella estaba con un amigo que tosía afectado por el gas pimienta, deciden alejarse un poco y esperar, pensando que se iba a calmar la situación. Cuando vuelven ven como los hidrantes avanzaban por la avenida, tirandole a cualquiera que se encontrase en el camino. Deciden alejarse de nuevo y esperar un poco más. Regresan a los minutos y ya no eran hidrantes lo que ven, sino balas de goma que volaban por Juan B. Justo, asustando a la gente y generando una dispersión total. Todos corrían desperados y asustados, Camila remarca aterrada como vio a niños pequeños, de 8 a 10 años, de la mano de los padres corriendo de las balas de goma que tiraba la policía. A todo esto, asegura Camila, la barra de Vélez no había llegado todavía, como dice el personal policial que ocurrió.
En ese momento, explica la joven, desvían la entrada de Juan B. Justo hacia adentro del barrio, obligando a dar toda una vuelta para ingresar y buscando desconcentrar a la gente de la entrada principal. Colocan unas vallas pero no ponen a ninguno de seguridad a que controle la circulación de gente, fueron necesarios 3 minutos para que la gente comenzara a saltar las vallas y colarse, claro no había ningún control. Acto seguido aparece la policía con palos y le entra a pegar a todo aquel que se cruzara en el camino. Camila cuenta que asustada corre hacia adentro del barrio de nuevo, intentando refugiarse nuevamente, hasta que escucha que el recital da comienzo, entonces decide volver convencida de que tiene que entrar ya que tiene su entrada original en la mano, al igual que su amigo y que miles de chicos que aun permanecían afuera sin poder ingresar.
Cuando regresa ve la llegada de la barra de Vélez que cantando se suma a la cola de gente que aun no podía entrar. La policía pone una valla en la fila, dejando a la barra detrás, ésta comienza a apurar a la gente que se encontraba por delante de la valla y a buscar pelea, una vez más la policía de infantería comienza a pegar con los palos a cualquiera que estuviera de paso sin importar si era de la barra o no y tiran nuevamente gas pimienta. Según describe Camila, ante esta situación la barra de Vélez tira botellas al aire lo que genera que se agudice la represión policial, quedando en el medio miles de personas con entrada que todavía tenían la minima esperanza de ver la mitad del recital aunque sea.
Ella cuenta como una vez más, con miedo y desesperada por la situación entra al barrio y se encuentra con cientos de chicos asustados, muchos de ellos vomitando por el gas, la gran mayoría con entrada original y sin saber que hacer. Con la última esperanza que les queda, se organizan y van por la entrada de platea, ya que se rumoreaba que si tenias entrada de campo te iba a dejar pasar por esa entrada.
Ya había pasado casi media hora del comienzo del recital, muchos chicos que si tenían entrada se habían ido a sus casas por el miedo de la represión desatada, ya sin ganas de ver nada. Quedaban aproximadamente unos 200 pibes que aun sostenían sus esperanzas y que se acercan a la entrada de platea, entre ellos Camila y su amigo.
Cuando llegan ven que la policía cerrar las puertas y pararse en la entrada tirando balas de goma a todo aquel que se animara a acercarse.
Julia, 20 años, también sufrió las persecuciones y corrió esquivando los palos que la policía proporcionaba a quien se le cruzara por delante, intentó formar fila ordenadamente para ingresar, y en un instante casi sin darse cuenta, explica como corrió por evitar los hidrantes que se abalanzaban sobre la gente y les apuntaban. Con miedo y sintiendo esa sensación de “sálvese quien pueda” corrió y llamo por teléfono a su amiga para irse del lugar, ya sin ganas de nada más que salvar su vida. Mientras cuenta la situación, recuerda haber visto como personal policial permitía el ingreso de micros escolares que llevaban a la barra de Vélez dentro. ¿La misma que después aparece en la fila de afuera?, confuso.
Decepcionados y con miedo, los pocos que quedaban con esperanzas, se van con su entrada en la mano a casa, luego de haber sufrido una brutal represión, si es que no quedaron tirados en el piso, golpeados, o en coma sin asistencia medica inmediata.
Un Bulacio 2
Es el caso de Rubén Carballo, de 17 años, que sufrió fractura de cráneo y tiene marcas en el cuerpo de golpes, que según asegura su familia, fue producto de la represión policial. El joven esta muy grave, con pronóstico reservado, actualmente en coma y con asistencia respiratoria.
Rubén, iba a su primer recital pero nunca logro entrar. Apareció inconciente el domingo cerca de la 1p.m en un baldío a cinco cuadras de la cancha de Vélez. Según cuentan los padres y amigos que acompañaban al joven, cuando comienza la represión él y sus amigos no podían respirar, pero se mantienen juntos, todos de la mano. En la segunda instancia fuerte de represión lo pierden en las corridas, según cuenta Ezequiel, amigo de Rubén. Desde ese momento, comienzan a mandarle mensajes para intentar ubicarlo, el último mensaje que reciben de Rubén es alrededor de las 12.30/12.45 hs. de la noche, luego deja de contestar los mensajes. La represión continuaba.
Durante horas siguieron buscándolo, pero no lo encontraban, lo llamaban por teléfono pero no atendía, hasta que en un momento determinado, habiendo transcurrido varias horas, alguien apaga el teléfono.
Los padres hicieron fuertes denuncias que apuntan a la policía y la represión desatada en el recital. A su vez, la fuerza policial aseguró, que el joven se cayó de un puente a pocas cuadras del estadio, cuando intento ingresar al show sin entrada. No obstante, las marcas de palazos en el cuerpo de Rubén y su entrada encontrada en el bolsillo de su pantalón, no dicen lo mismo.
Ezequiel, amigo del joven, reforzó la denuncia de la familia y también añadió que tuvo que soportar los golpes de la infantería.
Pero este no fue el único caso, los medios masivos hablan de aproximadamente 30 personas heridas, pero se sospechan que fueron muchos más. Y hubo 40 personas detenidas.
Lo que queda dando vueltas en la cabeza de todos los que estuvimos presentes es que resulta difícil no pensar que esta represión estuvo preparada. Como se desarrollaron los hechos, cuando aun no había ocurrido ningún incidente, como se manejaron los conflictos y cuales fueron los resultados. La exagerada presencia de personal policial e hidrantes, los constantes gases, las balas de goma, la infantería y sus caballos persiguiendo a los jóvenes y un helicóptero que daba vueltas encima del estadio por horas, deja que pensar.
Una vez más la juventud es victima de un sistema que busca el control social através de mecanismos represivos altamente violentos. Una vez más los jóvenes van a un recital para disfrutar del show y se encuentra con la represión y hasta con la muerte. A 18 años del caso Bulacio, a un mes y medio de cumplirse cinco años de la masacre de Cromañón, vemos como la juventud sigue siendo victima de la impunidad con la que actúa este sistema, seguimos observando como la corrupción es moneda corriente y como la represión forma parte de la política de estado. En este estado que se autoproclama “derecho y humano” cada vez más casos de gatillo fácil, cada vez más represión por ejercer la libertad de expresión, cada vez más abuso de poder. ¿Necesitamos un muerto más para despertarnos?
Y ahora…
A través de una cadena de mails enviada por la familia de Rubén, se convoca a todo aquel que estuvo y quiere denunciar lo ocurrido, a todo aquel que quiere solidarizarse con el hecho, con Rubén y su familia que lucha por la vida, a todo el que quiera denunciar los abusos de poder por parte de la policía y la impunidad que reina en nuestro país, a concentrar en FIGUEROA ALCORTA 3221, A LAS 18HS., PARA REPUDIAR A FENIX, LA ORGANIZADORA DEL EVENTO.
También mañana viernes a las 18hs. se realizará un acto en Plaza de Mayo, organizado por CORREPI, donde se presentará el archivo de casos de personas acecinadas por el aparato represivo del estado y se denunciará el aumento de represión en este último tiempo. “De Bulacio a Rubén”.
Por Ayelen Stroker
El ingreso
El sábado pasado, alrededor de las 9 de la noche miles de personas se concentraron emocionados en los alrededores de la cancha de Vélez, esperando ansiosamente el regreso a los escenarios, luego de 10 años, del grupo Viejas Locas. Hacía tres meses ya estaban agotadas las entradas y se tenían grandes expectativas del encuentro.
Pero la emoción se disipó rápidamente, el clima que rodeaba la cancha ya era extraño desde un principio. Llegando a una cuadra de la única entrada al campo, se podía observar como la policía rodeaba el perímetro y apuraba a los chicos que se acercaban a la entrada. Si tenias una botella de cerveza en la mano, te la sacaban sin aviso y la tiraban al piso con fuerza al lado tuyo, sin tener cuidado de hacia donde saltaran los vidrios.
Como es costumbre en los recitales ir hacia la entrada cantando canciones o bailando contentos, en este caso el silencio invadía la previa. El que cantaba terminaba cantando solo, la esfera de terror que se sentía era indescriptible. Por momentos olvidabas si estabas yendo a un recital o entrando en una cárcel.
Una vez en la entrada, detalles importantes de resaltar, era la única y muy pequeña para la cantidad de gente que era, en cuanto te acercabas el gas pimienta que la policía tiró repetidas veces durante el tiempo que uno hacía la cola para entrar, te impedía respirar y te hacía picar la garganta. Sin importar que muchos de los que asistían a ese recital, también habían sido victimas de la masacre de Cromañón.
Mientras uno se mantenía en la cola para entrar, debías soportar que la policía de infantería viniera por los costados y te tirara los caballos encima amenazando con sus palos, la gente asustada empujaba más hacia adentro, haciendo imposible respirar. No solo eso, mientras escuchabas estruendos de los gases que una vez mas tiraban, sin motivo aparente, 10 policías irrumpían la fila a los golpes y empujones supuestamente “para controlar a la gente”, que tranquila soportaba todos los atropellos.
Otro detalle extraño es que no te gritaban, como hacen comúnmente en los recitales, “con entrada en la mano”, simplemente debías soportar todo eso si querías entrar, nunca nos pidieron la entrada ni nos la cortaron, no había una instancia para ello. No se veía gente de la seguridad del recital, solamente había personal policial.
Si decidías esperar a que se calmara un poco la situación que había desatado la policía para entra, como muchos de los chicos hicieron, los hechos demuestran, que eligieron mal. Después de las 9 y media la situación se puso peor.
Camila, de 22 años, cuenta como vio a la policía de infantería pegarle con sus palos a todo aquel que se encontrara fuera de la fila, sin discriminar. Como ella estaba con un amigo que tosía afectado por el gas pimienta, deciden alejarse un poco y esperar, pensando que se iba a calmar la situación. Cuando vuelven ven como los hidrantes avanzaban por la avenida, tirandole a cualquiera que se encontrase en el camino. Deciden alejarse de nuevo y esperar un poco más. Regresan a los minutos y ya no eran hidrantes lo que ven, sino balas de goma que volaban por Juan B. Justo, asustando a la gente y generando una dispersión total. Todos corrían desperados y asustados, Camila remarca aterrada como vio a niños pequeños, de 8 a 10 años, de la mano de los padres corriendo de las balas de goma que tiraba la policía. A todo esto, asegura Camila, la barra de Vélez no había llegado todavía, como dice el personal policial que ocurrió.
En ese momento, explica la joven, desvían la entrada de Juan B. Justo hacia adentro del barrio, obligando a dar toda una vuelta para ingresar y buscando desconcentrar a la gente de la entrada principal. Colocan unas vallas pero no ponen a ninguno de seguridad a que controle la circulación de gente, fueron necesarios 3 minutos para que la gente comenzara a saltar las vallas y colarse, claro no había ningún control. Acto seguido aparece la policía con palos y le entra a pegar a todo aquel que se cruzara en el camino. Camila cuenta que asustada corre hacia adentro del barrio de nuevo, intentando refugiarse nuevamente, hasta que escucha que el recital da comienzo, entonces decide volver convencida de que tiene que entrar ya que tiene su entrada original en la mano, al igual que su amigo y que miles de chicos que aun permanecían afuera sin poder ingresar.
Cuando regresa ve la llegada de la barra de Vélez que cantando se suma a la cola de gente que aun no podía entrar. La policía pone una valla en la fila, dejando a la barra detrás, ésta comienza a apurar a la gente que se encontraba por delante de la valla y a buscar pelea, una vez más la policía de infantería comienza a pegar con los palos a cualquiera que estuviera de paso sin importar si era de la barra o no y tiran nuevamente gas pimienta. Según describe Camila, ante esta situación la barra de Vélez tira botellas al aire lo que genera que se agudice la represión policial, quedando en el medio miles de personas con entrada que todavía tenían la minima esperanza de ver la mitad del recital aunque sea.
Ella cuenta como una vez más, con miedo y desesperada por la situación entra al barrio y se encuentra con cientos de chicos asustados, muchos de ellos vomitando por el gas, la gran mayoría con entrada original y sin saber que hacer. Con la última esperanza que les queda, se organizan y van por la entrada de platea, ya que se rumoreaba que si tenias entrada de campo te iba a dejar pasar por esa entrada.
Ya había pasado casi media hora del comienzo del recital, muchos chicos que si tenían entrada se habían ido a sus casas por el miedo de la represión desatada, ya sin ganas de ver nada. Quedaban aproximadamente unos 200 pibes que aun sostenían sus esperanzas y que se acercan a la entrada de platea, entre ellos Camila y su amigo.
Cuando llegan ven que la policía cerrar las puertas y pararse en la entrada tirando balas de goma a todo aquel que se animara a acercarse.
Julia, 20 años, también sufrió las persecuciones y corrió esquivando los palos que la policía proporcionaba a quien se le cruzara por delante, intentó formar fila ordenadamente para ingresar, y en un instante casi sin darse cuenta, explica como corrió por evitar los hidrantes que se abalanzaban sobre la gente y les apuntaban. Con miedo y sintiendo esa sensación de “sálvese quien pueda” corrió y llamo por teléfono a su amiga para irse del lugar, ya sin ganas de nada más que salvar su vida. Mientras cuenta la situación, recuerda haber visto como personal policial permitía el ingreso de micros escolares que llevaban a la barra de Vélez dentro. ¿La misma que después aparece en la fila de afuera?, confuso.
Decepcionados y con miedo, los pocos que quedaban con esperanzas, se van con su entrada en la mano a casa, luego de haber sufrido una brutal represión, si es que no quedaron tirados en el piso, golpeados, o en coma sin asistencia medica inmediata.
Un Bulacio 2
Es el caso de Rubén Carballo, de 17 años, que sufrió fractura de cráneo y tiene marcas en el cuerpo de golpes, que según asegura su familia, fue producto de la represión policial. El joven esta muy grave, con pronóstico reservado, actualmente en coma y con asistencia respiratoria.
Rubén, iba a su primer recital pero nunca logro entrar. Apareció inconciente el domingo cerca de la 1p.m en un baldío a cinco cuadras de la cancha de Vélez. Según cuentan los padres y amigos que acompañaban al joven, cuando comienza la represión él y sus amigos no podían respirar, pero se mantienen juntos, todos de la mano. En la segunda instancia fuerte de represión lo pierden en las corridas, según cuenta Ezequiel, amigo de Rubén. Desde ese momento, comienzan a mandarle mensajes para intentar ubicarlo, el último mensaje que reciben de Rubén es alrededor de las 12.30/12.45 hs. de la noche, luego deja de contestar los mensajes. La represión continuaba.
Durante horas siguieron buscándolo, pero no lo encontraban, lo llamaban por teléfono pero no atendía, hasta que en un momento determinado, habiendo transcurrido varias horas, alguien apaga el teléfono.
Los padres hicieron fuertes denuncias que apuntan a la policía y la represión desatada en el recital. A su vez, la fuerza policial aseguró, que el joven se cayó de un puente a pocas cuadras del estadio, cuando intento ingresar al show sin entrada. No obstante, las marcas de palazos en el cuerpo de Rubén y su entrada encontrada en el bolsillo de su pantalón, no dicen lo mismo.
Ezequiel, amigo del joven, reforzó la denuncia de la familia y también añadió que tuvo que soportar los golpes de la infantería.
Pero este no fue el único caso, los medios masivos hablan de aproximadamente 30 personas heridas, pero se sospechan que fueron muchos más. Y hubo 40 personas detenidas.
Lo que queda dando vueltas en la cabeza de todos los que estuvimos presentes es que resulta difícil no pensar que esta represión estuvo preparada. Como se desarrollaron los hechos, cuando aun no había ocurrido ningún incidente, como se manejaron los conflictos y cuales fueron los resultados. La exagerada presencia de personal policial e hidrantes, los constantes gases, las balas de goma, la infantería y sus caballos persiguiendo a los jóvenes y un helicóptero que daba vueltas encima del estadio por horas, deja que pensar.
Una vez más la juventud es victima de un sistema que busca el control social através de mecanismos represivos altamente violentos. Una vez más los jóvenes van a un recital para disfrutar del show y se encuentra con la represión y hasta con la muerte. A 18 años del caso Bulacio, a un mes y medio de cumplirse cinco años de la masacre de Cromañón, vemos como la juventud sigue siendo victima de la impunidad con la que actúa este sistema, seguimos observando como la corrupción es moneda corriente y como la represión forma parte de la política de estado. En este estado que se autoproclama “derecho y humano” cada vez más casos de gatillo fácil, cada vez más represión por ejercer la libertad de expresión, cada vez más abuso de poder. ¿Necesitamos un muerto más para despertarnos?
Y ahora…
A través de una cadena de mails enviada por la familia de Rubén, se convoca a todo aquel que estuvo y quiere denunciar lo ocurrido, a todo aquel que quiere solidarizarse con el hecho, con Rubén y su familia que lucha por la vida, a todo el que quiera denunciar los abusos de poder por parte de la policía y la impunidad que reina en nuestro país, a concentrar en FIGUEROA ALCORTA 3221, A LAS 18HS., PARA REPUDIAR A FENIX, LA ORGANIZADORA DEL EVENTO.
También mañana viernes a las 18hs. se realizará un acto en Plaza de Mayo, organizado por CORREPI, donde se presentará el archivo de casos de personas acecinadas por el aparato represivo del estado y se denunciará el aumento de represión en este último tiempo. “De Bulacio a Rubén”.
FESTIVAL CULTURAL EN FASINPAT
El Bolsón (ANPP).- Fasinpat convoca nuevamente a una "jornada de lucha" bajo el nombre de "Resiste Zanón - El rock es compromiso".
El festival solidario se realizará el próximo sábado 28 en el playón de la fábrica.
A continuación la invitación original de Fasinpat:
Sábado 28 de noviembre jornada cultural en fasinpat (fabrica sin patrones)
Attaque 77-Carajo- Las Manos de Fillippi
Bandas regionales
Caboclos-Larralde-No te olvides.
Una ves mas la gestión obrera de Zanon convoca a toda la comunidad para compartir una jornada de lucha en el playón de la fabrica.
Esta vez los ceramista abrimos la fabrica para compartir con la juventud y el pueblo la expropiación de Zanon luego de 8 años de lucha y trabajo.
¨Resiste Zanon El rock es compromisos
Es el nombre que combina la lucha obrera con el arte mas popular para este sábado 28 de noviembre tendremos la presencia una vez mas de solidaridad
Bandas de rock como attaque 77 con formación nueva y presentando canciones de su nuevo disco Estallar,
También llegan Las Manos de Fillippi a presentar en neuquen su trabajo ¨Control Obrero¨ y se suma un grupo con mucha fuerza y entrega en el escenario como lo es Carajo.
Estas banda vienen realizando por el País una gira Música con el nombre ¨Resistencia tuor 2009¨.
Como siempre la entrada es solidaria y tiene un valor de $20.y se pueden conseguir en Mix laser – Almendra – Música total – Saturno hogar (en todo sus locales) y en fasinpat.
El portón de la fabrica estará habilitado a las 15hs y el show comienza una hora mas tarde.
La seguridad es un trabajo entre todos y los invitamos a vivir una nueva jornada histórica en zanon.
El rock no es un negocio para empresarios, El rock no genera violencia como las mentiras de los que gobiernan, El rock es un arte-compromiso y es del pueblo, como zanon bajo control obrero.
El festival solidario se realizará el próximo sábado 28 en el playón de la fábrica.
A continuación la invitación original de Fasinpat:
Festival cultural solidario
¨Resiste Zanon- El rock es compromiso¨
Sábado 28 de noviembre jornada cultural en fasinpat (fabrica sin patrones)
Attaque 77-Carajo- Las Manos de Fillippi
Bandas regionales
Caboclos-Larralde-No te olvides.
Una ves mas la gestión obrera de Zanon convoca a toda la comunidad para compartir una jornada de lucha en el playón de la fabrica.
Esta vez los ceramista abrimos la fabrica para compartir con la juventud y el pueblo la expropiación de Zanon luego de 8 años de lucha y trabajo.
¨Resiste Zanon El rock es compromisos
Es el nombre que combina la lucha obrera con el arte mas popular para este sábado 28 de noviembre tendremos la presencia una vez mas de solidaridad
Bandas de rock como attaque 77 con formación nueva y presentando canciones de su nuevo disco Estallar,
También llegan Las Manos de Fillippi a presentar en neuquen su trabajo ¨Control Obrero¨ y se suma un grupo con mucha fuerza y entrega en el escenario como lo es Carajo.
Estas banda vienen realizando por el País una gira Música con el nombre ¨Resistencia tuor 2009¨.
Como siempre la entrada es solidaria y tiene un valor de $20.y se pueden conseguir en Mix laser – Almendra – Música total – Saturno hogar (en todo sus locales) y en fasinpat.
El portón de la fabrica estará habilitado a las 15hs y el show comienza una hora mas tarde.
La seguridad es un trabajo entre todos y los invitamos a vivir una nueva jornada histórica en zanon.
El rock no es un negocio para empresarios, El rock no genera violencia como las mentiras de los que gobiernan, El rock es un arte-compromiso y es del pueblo, como zanon bajo control obrero.
II CONFERENCIA INTERNACIONAL POR LA ABOLICIÒN DE LAS BASES MILITARES EXTRANJERAS
El Bolsón (ANPP).- El lunes treinta de noviembre, primero y dos de diciembre próximo se realizará en Buenos Aires, la segunda Conferencia Internacional por la Aboliciòn de las Bases Militares Extranjeras.
Para mas información visite la web http://www.nobasesargentina.org/
Para mas información visite la web http://www.nobasesargentina.org/
COMUNICADO: "TALLER DE PERIODÍSMO ALTERNATIVO Y COMUNITARIO" EN EL IFD 813
Taller de Periodismo
El Instituto Superior de Formación Docente 813 de Lago Puelo informa que está abierta la preinscripción al “Taller de Periodismo Gráfico Alternativo y Comunitario”, que dará inicio el 15 de marzo de 2010.
Este taller es gratuito y está destinado a docentes de los niveles primario, secundario y terciario, a integrantes de organizaciones sociales y, en general, a habitantes de la Comarca Andina interesados en formarse en prensa alternativa y comunitaria.
Cuenta además con el reconocimiento de Ministerio de Educación del Chubut Res. ME. Nº 649/09
La extensión del curso es de un cuatrimestre, en 17 encuentros de 3 horas cátedra cada uno.
Cupos limitados.
Informes y preinscripción:
Sede del ISFD 813 de Lago Puelo, calle Remigio Nogués sin número, frente a la plaza (edificio de la escuela 108). Provincia del Chubut.
Teléfono: (02944) 499748
Correo electrónico: isfd813@isfd813lagopuelo.edu.ar
Consultas: juanpablomruiz@yahoo.com.ar
COMODORO: POLICÍA GOLPEÓ A UN "CHICO DE CRISTAL" Y LE QUEBRÓ EL FÉMUR EN DOCE PARTES
El Bolsón (ANPP).- Padres de un "chico de cristal" denuncian que fue brutalmente golpeado por un policía chubutense.
Una muestra más de la brutalidad con la que las "fuerzas del orden" escarmientan a los más desamparados, violencia de los sistemas de seguridad que desborda a diario.
Transcribimos la carta abierta escrita por los padres del chico:
CARTA A UN POLICIA DE UN PAPA CON UN HIJO DE CRISTAL
Que difícil momento estamos viviendo con tanto dolor y bronca a la vez. Luchamos tanto junto a mi hijo para que él pueda caminar y estudiar, dado que él tiene Osteogenesis Imperfecta (Chicos de Cristal ), con sus 38... sí (treinta y ocho) fracturas a cuestas.
El tenía la ilusión de su vida, si egresó en la escuela 770 TAE de Km3 y su viaje de fin de curso. Cuántos momentos con su andador a cuestas y sus yesos iba a la escuela para poder terminar sus estudios, y éste era su último año. Ya llegaba a la cima a lo que el quería y apareciste, vos, policía, que viajaban juntos desde el centro en el colectivo... porque yo me pregunto ¿Por qué te bajaste del colectivo para agredir a mi hijo?
Si él se bajó para ir a casa en Km 5 y vos ibas para la Comisaría de Km 8 y si se agredieron verbalmente 4 chicos de abajo con un chico de arriba, fue eso y nada más. No tenías que haber bajado a agredir a mi hijo, porque él estaba mirando, nada más y a simple vista te das cuenta que es un chico especial, con sus 18 hermosos años.
Pero a vos no te importó nada, lo agarraste de atrás y le pagaste, lo tiraste al piso y en ese momento, cuando cayó, lo fracturaste, le rompiste el fémur en 12 partes. Que dolor!! Gritó como loco, tenías que prestarle atención e hiciste lo contrario, escapaste como un cobarde y vos estás para cuidarnos, no para destruirnos, para mantener el orden y no la violencia.
Sé cual es el remis que te llevó y dejó en la comisaría de Km 8, pero no quiero ser la misma basura que vos.
Amo a mis hijos y mi sra. Tengo una familia hermosa no quiero hacer justicia por mano propia. Soy una persona de bien, con códigos y derechos, para eso esta la justicia y confío mucho en ella, la causa está en Fiscalía y seguirá su rumbo.
Mi hijo esta internado, esperando que lo intervengan quirúrgicamente, sufriendo mucho hace 7 días, culpa de un policía. Pero gracias a Dios está con toda su familia y un montón de amigos en común que le dan fuerza para que el dolor sea mas leve y no se decaiga, porque nosotros damos amor y recibimos mucho más.
Tantas idas al Garraham, tanta lucha y vos, que me lo tenías que cuidar, hiciste lo contrario.
Lo único que te digo es que, si tenés hijos cuidalos mucho y amalos, que hay mucha gente mala en la sociedad (o un policía) y decile a tus hijos que la vida es muy linda si damos amor.
Te digo policía, que no me voy a detener hasta que estés en el lugar que te corresponde; no culpo a todos los policías, sé que hay muy buenos y humanos, pero vos le estas haciendo muy mal a la institución y a la sociedad. Espero por la buena salud de mi hijo que esta carta le llegue al Sr Gobernador y tome cartas en esta causa, para tener un Comodoro justo y vivir en armonía en esta hermosa ciudad.
Sergio Hernández (Papá)
Sandra Vázquez (Mamá)
Una muestra más de la brutalidad con la que las "fuerzas del orden" escarmientan a los más desamparados, violencia de los sistemas de seguridad que desborda a diario.
Transcribimos la carta abierta escrita por los padres del chico:
CARTA A UN POLICIA DE UN PAPA CON UN HIJO DE CRISTAL
Que difícil momento estamos viviendo con tanto dolor y bronca a la vez. Luchamos tanto junto a mi hijo para que él pueda caminar y estudiar, dado que él tiene Osteogenesis Imperfecta (Chicos de Cristal ), con sus 38... sí (treinta y ocho) fracturas a cuestas.
El tenía la ilusión de su vida, si egresó en la escuela 770 TAE de Km3 y su viaje de fin de curso. Cuántos momentos con su andador a cuestas y sus yesos iba a la escuela para poder terminar sus estudios, y éste era su último año. Ya llegaba a la cima a lo que el quería y apareciste, vos, policía, que viajaban juntos desde el centro en el colectivo... porque yo me pregunto ¿Por qué te bajaste del colectivo para agredir a mi hijo?
Si él se bajó para ir a casa en Km 5 y vos ibas para la Comisaría de Km 8 y si se agredieron verbalmente 4 chicos de abajo con un chico de arriba, fue eso y nada más. No tenías que haber bajado a agredir a mi hijo, porque él estaba mirando, nada más y a simple vista te das cuenta que es un chico especial, con sus 18 hermosos años.
Pero a vos no te importó nada, lo agarraste de atrás y le pagaste, lo tiraste al piso y en ese momento, cuando cayó, lo fracturaste, le rompiste el fémur en 12 partes. Que dolor!! Gritó como loco, tenías que prestarle atención e hiciste lo contrario, escapaste como un cobarde y vos estás para cuidarnos, no para destruirnos, para mantener el orden y no la violencia.
Sé cual es el remis que te llevó y dejó en la comisaría de Km 8, pero no quiero ser la misma basura que vos.
Amo a mis hijos y mi sra. Tengo una familia hermosa no quiero hacer justicia por mano propia. Soy una persona de bien, con códigos y derechos, para eso esta la justicia y confío mucho en ella, la causa está en Fiscalía y seguirá su rumbo.
Mi hijo esta internado, esperando que lo intervengan quirúrgicamente, sufriendo mucho hace 7 días, culpa de un policía. Pero gracias a Dios está con toda su familia y un montón de amigos en común que le dan fuerza para que el dolor sea mas leve y no se decaiga, porque nosotros damos amor y recibimos mucho más.
Tantas idas al Garraham, tanta lucha y vos, que me lo tenías que cuidar, hiciste lo contrario.
Lo único que te digo es que, si tenés hijos cuidalos mucho y amalos, que hay mucha gente mala en la sociedad (o un policía) y decile a tus hijos que la vida es muy linda si damos amor.
Te digo policía, que no me voy a detener hasta que estés en el lugar que te corresponde; no culpo a todos los policías, sé que hay muy buenos y humanos, pero vos le estas haciendo muy mal a la institución y a la sociedad. Espero por la buena salud de mi hijo que esta carta le llegue al Sr Gobernador y tome cartas en esta causa, para tener un Comodoro justo y vivir en armonía en esta hermosa ciudad.
Sergio Hernández (Papá)
Sandra Vázquez (Mamá)
BUENOS AIRES: “LO ÚNICO QUE INTERESA ES VER LIMPIA DE POBRES LA CIUDAD”
Buenos Aires (Página 12).- Una psicóloga que trabajó en el BAP cuenta cómo se bloqueaba toda posibilidad de reinserción en serio y se ordenaba “limpiar” las calles. La posibilidad de usar información para reprimir.
Por Gustavo Veiga
Paula trabajó hasta fines de octubre como psicóloga en Buenos Aires Presente, un programa del gobierno porteño que declama como objetivo asistir y contener a las personas en situación de calle. Según esta profesional de 33 años, esas funciones se desvirtuaron. Al punto de que renunció cuando se persuadió de que sus tareas eran funcionales a la cuestionada Unidad de Control del Espacio Público. Un informe del CELS le da la razón: describe que la patota nocturna contaba con “información recabada por el BAP” para realizar sus operativos. Paula tiene miedo y por eso pide mantener su imagen y apellido en reserva, aunque se dispone a declarar en la causa iniciada por la diputada Liliana Parada ante el Juzgado en lo Criminal nº 12. El 6 de noviembre le envió una carta a la legisladora para comentarle “los padecimientos” que sufren los que duermen a la intemperie, bajo el asedio de una política que pretende expulsarlos de la ciudad. Su testimonio a Página/12 proporciona datos clave que deberá sopesar la Justicia.
–¿Cuándo y de qué manera se vinculó al BAP?
–Ingresé al programa en mayo de 2009. En ese momento estaban tomando trabajadores sociales, psicólogos y choferes. El objetivo era trabajar con la gente en situación de calle, con vulnerabilidad social, víctimas de desalojos, de catástrofes. Si bien éste es un programa de atención primaria, inmediata, la idea siempre era la reinserción social. Yo ingresé a través de la Facultad de Psicología de la UBA.
–¿En qué lugares se desempeñaba y qué funciones cumplía?
–En el Hogar Rawson, en Amancio Alcorta 1402, pabellón Olivera, segundo piso. Ahí está la base, que sigue funcionando. Hace unos meses redistribuyeron a todo el personal y yo fui al CGP 1, ya que al BAP lo dividieron por comunas. Los primeros días de trabajo fueron previos a la campaña política, así que quedé un poco desilusionada después de eso, porque nuestra tarea era hacer presencia institucional en la calle.
–¿Cómo transcurrían sus días en el BAP?
–Salíamos con las camionetas amarillas a puntos fijos como el Obelisco, microcentro o Congreso, para estacionar el móvil y dar vueltas caminando por ahí. Si encontrábamos a alguna persona en situación de calle, se le asignaba un recurso, siempre y cuando completara un informe social. Es decir, sus datos personales, y entonces lo invitábamos a un parador.
–¿Sólo lo hacían con personas en situación de calle?
–Sí. Pero cuando no había nadie, la premisa era caminar por la zona y que la camioneta estuviese parada en esos puntos específicos.
–¿Cuál es su percepción de este tipo de tareas que le mandaban a realizar?
–La primera sensación que tuvimos era que nos habían tomado para la campaña, para hacer promoción.
–¿Compartía esa conclusión con sus compañeros?
–Con todos.
–¿Por qué?
–Porque era un trabajo sin sentido el que estábamos haciendo. Si a usted lo dejan cinco horas en un lugar donde entrevistó a pocas personas y le piden que siga dando vueltas por la calle, no le veo justificativo.
–Cuando terminó la campaña electoral del 28 de junio, ¿cómo siguieron las tareas que le asignaban?
–Una vez pasadas las elecciones, comenzó realmente el trabajo. Mayo y junio estuve haciendo aquello, pero no todos los días. Alternábamos. Aunque básicamente era mostrarse en la calle. El BAP trabaja con llamados del 108, con pedidos políticos o lo que se implementó después, que fue la zonificación o hacer recorridos por zona si se veía a alguien en la calle. Ahí empezaron a llegarme comentarios sobre la existencia de la UCEP, que ya conocía, de parte de las personas que entrevistaba. Algunos tenían miedo o rechazo a ser entrevistados, porque representábamos al gobierno de la ciudad. Otros no. Nos hacían declaraciones de que habían sido golpeados, de que los amenazaban, que habían tenido que desplazarse de lugares, que los amenazaban si los volvían a encontrar.
–¿A quiénes acusaban por esos ataques?
–A un grupo de personas que bajaban de los camiones blancos por las noches, generalmente vestidos de negro, que les daban vuelta los colchones, les pegaban, les robaban la misma documentación que nosotros habíamos gestionado.
–¿Qué documentación?
–Los DNI, por ejemplo.
–¿El BAP se encarga de eso también?
–Sí, les iniciábamos el trámite de DNI, hacíamos una derivación para que quedaran eximidos del pago.
–¿Mencionaban si la Policía Federal participaba en los operativos?
–Sólo una vez tuvimos un cruce con la UCEP y la policía cuando estábamos por la calle Florida con un artesano. Se nos acercó a hablar y en ese momento estaba siendo bastante violentado verbalmente por la Federal y por la UCEP. Pero recuerdo sólo un caso.
–¿Qué hacía cuando una persona le contaba que la agredía la UCEP?
–Era muy difícil, porque yo me sentía representando a la misma política que la UCEP. En ese momento, con ese buzo amarillo, iba en nombre del Estado y del gobierno de la ciudad. Mi momento de quiebre fue ante el testimonio de un señor con el que veníamos trabajando, que me describió cómo lo habían puesto contra la pared y golpeado con un palo. Sus palabras fueron: “Después de la dictadura militar es lo más parecido que vi”.
–¿Dónde ocurrió ese episodio?
–En Combate de los Pozos y el pasaje Eduardo Jenner, debajo de la autopista. Ahí hay una placita. Así me iba dando cuenta, aunque no trabajé tanto –entre mayo y octubre– de que todo funcionaba como una misma organización de la política. Era como que el objetivo implícito del programa se iba haciendo cada vez más explícito. En el sentido de que la problemática ya no radicaba en la situación de calle de la gente, sino en la molestia que ocasionaba la gente en situación de calle.
–¿Con qué otro tipo de irregularidades se topó?
–Teníamos casi prohibido entregar frazadas.
–¿Cómo casi prohibido? ¿Y cuando había bajas temperaturas qué pasaba?
–En los operativos durante el frío había frazadas, pero la idea era que las personas fuesen al parador. Para el BAP, dar frazadas fomentaba que se quedara la gente en la calle. Entonces la entrega se acotaba. De hecho, en el último tiempo, una orden de la coordinación decía que no hubiese ninguna frazada en el CGP por si pasaba Macri.
–¿Qué indicaciones recibían en el BAP respecto de la UCEP?
–La orden que nosotros teníamos era que si en el mismo lugar estaba la UCEP, debíamos retirarnos. Un día llamaron de esa unidad a coordinación. Llovía y muchas personas estaban refugiadas en el edificio del Plata, que tiene un techo grande. Nos pidieron que fuéramos a trabajar con toda esa gente.
–¿Para que se fueran, pese a la lluvia?
–Sí, que se los echara.
–¿Cuántas personas relevaba por día?
–Depende, porque estaban los seguimientos, como llevar la gente al hospital o hacer alguna gestión. Diría que atendía tres, cuatro o cinco casos por día. Teníamos que pelear para eso. Poder realizar un seguimiento era casi como un premio. Nos decían: haga hoy el seguimiento, pero mañana tiene que hacer tres, cuatro o cinco puntos que pida la supervisión.
–¿A quién se reportaba?
–Fue cambiando con el tiempo. La tarea está dividida por turnos y el mío era de 13 a 20. Un supervisor nos pasaba los puntos para ir y debíamos darle respuestas. Nos manejábamos por handy, con él en la base, desde el pabellón del Rawson. Trabajar en serio con la gente es un esfuerzo que lleva tiempo. Esto se dificulta por todas las fallas institucionales que hay. A mí me llamó la atención que el programa, después de diez años de permanencia, no tenga ninguna prioridad para gestionar nada, ni un documento, un turno médico o la articulación con bolsas de trabajo.
–¿El BAP también intervenía en desalojos de viviendas?
–Hacíamos relevamientos por posibles desalojos en casas, algo bastante dificultoso porque nos llevaban sin ninguna información. Se trataba de informes sociales a las familias que allí vivían sin saber el porqué, ni para qué. Muchas veces eran relevamientos sistemáticos en las mismas direcciones. Cuestiones a las que nosotros nos negábamos porque era angustiante para la gente, era violentarla. Ibamos a casas donde todavía no habían llegado órdenes de desalojo. Es decir, nos pedían a nosotros la información sobre quiénes vivían, si había discapacitados, si había niños. No sé quién pediría esa información, como tampoco los informes socio-ambientales que tampoco sabíamos para qué.
–¿Sospecha que esos datos pudieron ser utilizados por la UCEP para realizar sus operativos violentos?
–Sí, aunque en realidad tengo muchas dudas. Con certeza no sé si nuestros informes se utilizaban para eso. No puedo decir específicamente si se le daba información a la UCEP. Pero sí que formé parte de una política de gobierno donde lo social no importa, en donde lo único que interesa es ver limpia de pobres la ciudad y si se van del otro lado del Riachuelo, mejor. Una política totalmente exclusiva, violenta. Es difícil de creer que estas prácticas se vean en democracia.
–De un informe que publicó este diario sobre 444 operativos de la UCEP se desprende que varios desalojos en la vía pública se realizaban por pedido de determinados funcionarios o políticos. ¿Conoce esa información?
–La política es como que se abocaba a eso. Si alguien veía a una persona en tal dirección, pedía “hay que ir a sacarla”. Y cuando respondíamos que no sacábamos a nadie, nos decían: “Hay que sacarla de ahí porque lo pidió tal persona”.
–¿Cómo quién?
–Rodríguez Larreta o la secretaria de la ministra de Desarrollo Social, por ejemplo. Desde la base nos decían: “Dejen lo que están haciendo, es urgente”. “No”, les contestábamos, “estamos con un caso”. “No importa”, nos respondían.
–¿Puede describir una situación puntual?
–Me llamó la atención cuando hicimos un relevamiento en Congreso con Pablo Díaz, el coordinador del BAP y con varios funcionarios más. En esos días iba a hacerse el programa de televisión La Liga con gente en situación de calle. Entonces, se ofrecieron en esa zona uno o dos días en el parador de Costanera, a cambio de entregar el subsidio habitacional. O sea, que salieran de la calle. Para mí fue por ese programa, porque durante una semana estuvimos en Plaza de Mayo y Congreso entrevistando a la misma gente, presionándola para que se alojara en el parador, diciéndole: si se van dos días les damos plata. Una cosa así.
–¿Está decidida a hacer la denuncia ante la Justicia?
–Justamente por esta angustia, por esta indignación y malestar que no se me va pese a que ya renuncié al programa. Porque se va a seguir trabajando igual con la Policía Metropolitana si no se denuncia.
Por Gustavo Veiga
Paula trabajó hasta fines de octubre como psicóloga en Buenos Aires Presente, un programa del gobierno porteño que declama como objetivo asistir y contener a las personas en situación de calle. Según esta profesional de 33 años, esas funciones se desvirtuaron. Al punto de que renunció cuando se persuadió de que sus tareas eran funcionales a la cuestionada Unidad de Control del Espacio Público. Un informe del CELS le da la razón: describe que la patota nocturna contaba con “información recabada por el BAP” para realizar sus operativos. Paula tiene miedo y por eso pide mantener su imagen y apellido en reserva, aunque se dispone a declarar en la causa iniciada por la diputada Liliana Parada ante el Juzgado en lo Criminal nº 12. El 6 de noviembre le envió una carta a la legisladora para comentarle “los padecimientos” que sufren los que duermen a la intemperie, bajo el asedio de una política que pretende expulsarlos de la ciudad. Su testimonio a Página/12 proporciona datos clave que deberá sopesar la Justicia.
–¿Cuándo y de qué manera se vinculó al BAP?
–Ingresé al programa en mayo de 2009. En ese momento estaban tomando trabajadores sociales, psicólogos y choferes. El objetivo era trabajar con la gente en situación de calle, con vulnerabilidad social, víctimas de desalojos, de catástrofes. Si bien éste es un programa de atención primaria, inmediata, la idea siempre era la reinserción social. Yo ingresé a través de la Facultad de Psicología de la UBA.
–¿En qué lugares se desempeñaba y qué funciones cumplía?
–En el Hogar Rawson, en Amancio Alcorta 1402, pabellón Olivera, segundo piso. Ahí está la base, que sigue funcionando. Hace unos meses redistribuyeron a todo el personal y yo fui al CGP 1, ya que al BAP lo dividieron por comunas. Los primeros días de trabajo fueron previos a la campaña política, así que quedé un poco desilusionada después de eso, porque nuestra tarea era hacer presencia institucional en la calle.
–¿Cómo transcurrían sus días en el BAP?
–Salíamos con las camionetas amarillas a puntos fijos como el Obelisco, microcentro o Congreso, para estacionar el móvil y dar vueltas caminando por ahí. Si encontrábamos a alguna persona en situación de calle, se le asignaba un recurso, siempre y cuando completara un informe social. Es decir, sus datos personales, y entonces lo invitábamos a un parador.
–¿Sólo lo hacían con personas en situación de calle?
–Sí. Pero cuando no había nadie, la premisa era caminar por la zona y que la camioneta estuviese parada en esos puntos específicos.
–¿Cuál es su percepción de este tipo de tareas que le mandaban a realizar?
–La primera sensación que tuvimos era que nos habían tomado para la campaña, para hacer promoción.
–¿Compartía esa conclusión con sus compañeros?
–Con todos.
–¿Por qué?
–Porque era un trabajo sin sentido el que estábamos haciendo. Si a usted lo dejan cinco horas en un lugar donde entrevistó a pocas personas y le piden que siga dando vueltas por la calle, no le veo justificativo.
–Cuando terminó la campaña electoral del 28 de junio, ¿cómo siguieron las tareas que le asignaban?
–Una vez pasadas las elecciones, comenzó realmente el trabajo. Mayo y junio estuve haciendo aquello, pero no todos los días. Alternábamos. Aunque básicamente era mostrarse en la calle. El BAP trabaja con llamados del 108, con pedidos políticos o lo que se implementó después, que fue la zonificación o hacer recorridos por zona si se veía a alguien en la calle. Ahí empezaron a llegarme comentarios sobre la existencia de la UCEP, que ya conocía, de parte de las personas que entrevistaba. Algunos tenían miedo o rechazo a ser entrevistados, porque representábamos al gobierno de la ciudad. Otros no. Nos hacían declaraciones de que habían sido golpeados, de que los amenazaban, que habían tenido que desplazarse de lugares, que los amenazaban si los volvían a encontrar.
–¿A quiénes acusaban por esos ataques?
–A un grupo de personas que bajaban de los camiones blancos por las noches, generalmente vestidos de negro, que les daban vuelta los colchones, les pegaban, les robaban la misma documentación que nosotros habíamos gestionado.
–¿Qué documentación?
–Los DNI, por ejemplo.
–¿El BAP se encarga de eso también?
–Sí, les iniciábamos el trámite de DNI, hacíamos una derivación para que quedaran eximidos del pago.
–¿Mencionaban si la Policía Federal participaba en los operativos?
–Sólo una vez tuvimos un cruce con la UCEP y la policía cuando estábamos por la calle Florida con un artesano. Se nos acercó a hablar y en ese momento estaba siendo bastante violentado verbalmente por la Federal y por la UCEP. Pero recuerdo sólo un caso.
–¿Qué hacía cuando una persona le contaba que la agredía la UCEP?
–Era muy difícil, porque yo me sentía representando a la misma política que la UCEP. En ese momento, con ese buzo amarillo, iba en nombre del Estado y del gobierno de la ciudad. Mi momento de quiebre fue ante el testimonio de un señor con el que veníamos trabajando, que me describió cómo lo habían puesto contra la pared y golpeado con un palo. Sus palabras fueron: “Después de la dictadura militar es lo más parecido que vi”.
–¿Dónde ocurrió ese episodio?
–En Combate de los Pozos y el pasaje Eduardo Jenner, debajo de la autopista. Ahí hay una placita. Así me iba dando cuenta, aunque no trabajé tanto –entre mayo y octubre– de que todo funcionaba como una misma organización de la política. Era como que el objetivo implícito del programa se iba haciendo cada vez más explícito. En el sentido de que la problemática ya no radicaba en la situación de calle de la gente, sino en la molestia que ocasionaba la gente en situación de calle.
–¿Con qué otro tipo de irregularidades se topó?
–Teníamos casi prohibido entregar frazadas.
–¿Cómo casi prohibido? ¿Y cuando había bajas temperaturas qué pasaba?
–En los operativos durante el frío había frazadas, pero la idea era que las personas fuesen al parador. Para el BAP, dar frazadas fomentaba que se quedara la gente en la calle. Entonces la entrega se acotaba. De hecho, en el último tiempo, una orden de la coordinación decía que no hubiese ninguna frazada en el CGP por si pasaba Macri.
–¿Qué indicaciones recibían en el BAP respecto de la UCEP?
–La orden que nosotros teníamos era que si en el mismo lugar estaba la UCEP, debíamos retirarnos. Un día llamaron de esa unidad a coordinación. Llovía y muchas personas estaban refugiadas en el edificio del Plata, que tiene un techo grande. Nos pidieron que fuéramos a trabajar con toda esa gente.
–¿Para que se fueran, pese a la lluvia?
–Sí, que se los echara.
–¿Cuántas personas relevaba por día?
–Depende, porque estaban los seguimientos, como llevar la gente al hospital o hacer alguna gestión. Diría que atendía tres, cuatro o cinco casos por día. Teníamos que pelear para eso. Poder realizar un seguimiento era casi como un premio. Nos decían: haga hoy el seguimiento, pero mañana tiene que hacer tres, cuatro o cinco puntos que pida la supervisión.
–¿A quién se reportaba?
–Fue cambiando con el tiempo. La tarea está dividida por turnos y el mío era de 13 a 20. Un supervisor nos pasaba los puntos para ir y debíamos darle respuestas. Nos manejábamos por handy, con él en la base, desde el pabellón del Rawson. Trabajar en serio con la gente es un esfuerzo que lleva tiempo. Esto se dificulta por todas las fallas institucionales que hay. A mí me llamó la atención que el programa, después de diez años de permanencia, no tenga ninguna prioridad para gestionar nada, ni un documento, un turno médico o la articulación con bolsas de trabajo.
–¿El BAP también intervenía en desalojos de viviendas?
–Hacíamos relevamientos por posibles desalojos en casas, algo bastante dificultoso porque nos llevaban sin ninguna información. Se trataba de informes sociales a las familias que allí vivían sin saber el porqué, ni para qué. Muchas veces eran relevamientos sistemáticos en las mismas direcciones. Cuestiones a las que nosotros nos negábamos porque era angustiante para la gente, era violentarla. Ibamos a casas donde todavía no habían llegado órdenes de desalojo. Es decir, nos pedían a nosotros la información sobre quiénes vivían, si había discapacitados, si había niños. No sé quién pediría esa información, como tampoco los informes socio-ambientales que tampoco sabíamos para qué.
–¿Sospecha que esos datos pudieron ser utilizados por la UCEP para realizar sus operativos violentos?
–Sí, aunque en realidad tengo muchas dudas. Con certeza no sé si nuestros informes se utilizaban para eso. No puedo decir específicamente si se le daba información a la UCEP. Pero sí que formé parte de una política de gobierno donde lo social no importa, en donde lo único que interesa es ver limpia de pobres la ciudad y si se van del otro lado del Riachuelo, mejor. Una política totalmente exclusiva, violenta. Es difícil de creer que estas prácticas se vean en democracia.
–De un informe que publicó este diario sobre 444 operativos de la UCEP se desprende que varios desalojos en la vía pública se realizaban por pedido de determinados funcionarios o políticos. ¿Conoce esa información?
–La política es como que se abocaba a eso. Si alguien veía a una persona en tal dirección, pedía “hay que ir a sacarla”. Y cuando respondíamos que no sacábamos a nadie, nos decían: “Hay que sacarla de ahí porque lo pidió tal persona”.
–¿Cómo quién?
–Rodríguez Larreta o la secretaria de la ministra de Desarrollo Social, por ejemplo. Desde la base nos decían: “Dejen lo que están haciendo, es urgente”. “No”, les contestábamos, “estamos con un caso”. “No importa”, nos respondían.
–¿Puede describir una situación puntual?
–Me llamó la atención cuando hicimos un relevamiento en Congreso con Pablo Díaz, el coordinador del BAP y con varios funcionarios más. En esos días iba a hacerse el programa de televisión La Liga con gente en situación de calle. Entonces, se ofrecieron en esa zona uno o dos días en el parador de Costanera, a cambio de entregar el subsidio habitacional. O sea, que salieran de la calle. Para mí fue por ese programa, porque durante una semana estuvimos en Plaza de Mayo y Congreso entrevistando a la misma gente, presionándola para que se alojara en el parador, diciéndole: si se van dos días les damos plata. Una cosa así.
–¿Está decidida a hacer la denuncia ante la Justicia?
–Justamente por esta angustia, por esta indignación y malestar que no se me va pese a que ya renuncié al programa. Porque se va a seguir trabajando igual con la Policía Metropolitana si no se denuncia.
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