El Ni Una Menos, nos transforma.
Bajo
la lluvia torrencial, cientos de mujeres marcharon ayer en El Bolsón en
el marco de la movilización nacional del movimiento Ni Una Menos. Aquí
en la zona, la Colectiva Comarcal Ni Una Menos encabezó la marcha, junto
a otros colectivos y grupos que también llevaban sus banderas, como
Conjuros A Viva Voz, Socorro Rosa, Consejo local de Mujeres entre otros.
Ni
el hostil clima pudo parar la alegría de los cantos de las mujeres, los
carteles con consignas diferentes y las múltiples pancartas escrachando
a abusadores, acosadores, y violadores.
Pero
hubo más que eso. No alcanza la simple crónica que se pueda hacer de
los hechos de la marcha local, a pesar de que fue todo una postal de
lucha feminista bajo las peores condiciones climáticas que podían tocar.
Y ese “más” quizá sea pensando esta marcha en el contexto nacional y
latinoamericano, pero también en lo que genera, toca, lastima, pregunta,
mueve antes y después.
Lo que sucedió ayer en las calles de EL Bolsón, del país de Latinoamérica es difícil explicarlo.
Díficil
porque querer encuadrar el ya tercer 3 de junio del Ni Una Menos en las
tradicionales marchas de protesta, no alcanza ni tampoco explica la
profundidad del fenómeno.
Es
que el Ni Una Menos, llegó para quedarse, no sólo en las calles sino
atravesando grupos, colectivos, partidos y agrupaciones. El nuevo
movimiento de mujeres podría explicarse como un pensamiento y acción
política que lo trasciende ya que viene ayudando a que las mismas
organizaciones que participan de otras marchas, se sientan interpeladas
hacia adentro. Y eso es un movimiento revolucionario. Revolucionario en
el sentido de que representa un cambio horizontal en las relaciones, o
que por los menos las interpela y comienza a generar preguntas.
EL
Ni una Menos ha convocado también a mujeres que sienten cotidianamente
la violencia de género, pero que también comienzan a desnaturalizar lo
naturalizado, a saber lo que significa el patriarcado, a empoderarse, a
conocer el feminismo y a decirse feministas.
El
Ni una Menos también comienza a sumar consignas a su movimiento,
hablando en su discurso de la precarización laboral, del endeudamiento y
de l@s pres@s políticos. Es todo un símbolo, que una Madre de Plaza de Mayo haya cerrado el discurso de la marcha realizada en Buenos Aires.
Este
movimiento entonces, es hacia afuera y hacia adentro. No sólo como
decíamos llegó para quedarse, sino para transformar y desnaturalizar,
también para denunciar, para mezclarse entre los grupos y las
organizaciones, en las universidades, en los barrios y en las escuelas;
para interpelar a las mujeres y también a algunos varones que comienzan a
cuestionar-se los privilegios. Y todo esto comienza a ser
revolucionario, ya lo está siendo.
NI UNA MENOS
VIVAS NOS QUEREMOS
ABAJO EL PATRIARCADO, SE VA CAER, SE VA A CAER.