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domingo, 30 de noviembre de 2008

CHARLA DE FASINPAT EN EL BOLSÓN


El Bolsón (ANPP).- En el marco de la campaña por la expropiación definitiva de la ex cerámica Zanón, uno de los obreros de esta experiencia de autogestión visitó ayer El Bolsón para dar una charla en el SUM de la radio comunitaria Alas.
El emisario de la fábrica de cerámicos FaSinPat (Fábrica Sin Patrones) Cristóbal Paz acompañó su disertación con videos que ilustraban distintos momentos de la lucha por mantener la planta bajo control obrero.
Para cerrar, actuó la banda Venganza Reggae, de Neuquén, integrante de “Artistas, Estudiantes y Trabajadores de la Cultura por la Expropiación de Zanón”.
En diálogo abierto con los participantes, Paz destacó que el objetivo inmediato de los obreros de FaSinPat es lograr que los tres poderes de la provincia de Neuquén otorguen la expropiación, a favor de los trabajadores, de lo que fue alguna vez la empresa Zanón.
En este sentido, el representante de la fábrica explicó que el gobierno de Jorge Sapag “dio algunas muestras de apertura”, cosa que no había sucedido mientras el ex gobernador Jorge Sobisch estuvo al frente de la provincia.
“Tanto el gobierno como los legisladores han declarado públicamente que es viable tratar una ley de expropiación, y eso es un avance importante”, explicó Paz.
De todos modos, aclaró que en otros aspectos la resistencia por parte del poder hegemónico es notable, por ejemplo, en la reticencia de los gobiernos a subvencionar, como sí hacen con otras empresas, a FaSinPat ante la crisis mundial que está afectando a nuestro país.
“Afrontamos un gasto en electricidad y en gas de unos 500 mil pesos mensuales –detalló Paz-. Los gobiernos subsidiaron inmediatamente a los grandes empresarios, sobre todo cuando salieron a amenazar con despidos. A nosotros, que mantenemos los puestos de trabajo a rajatabla, no nos dan ni un centavo.”

Ni un solo despido
Desde que estalló la crisis económica mundial, grandes industrias, la mayoría de capitales extranjeros, han despedido a unos 20 mil trabajadores, efecto tangible y perverso de los caprichos de “la timba capitalista”. A ellos hay que sumar la angustia de otras miles de familias de trabajadores “suspendidos” o “con vacaciones adelantadas”.
FaSinPat, bajo una concepción del ser humano que lo coloca sobre cualquier otra variable, sin embargo no puede escapar a los embates de la realidad del contexto, que se refleja en una baja de alrededor del 40 por ciento de las ventas de cerámicos.
Pero a diferencia de la opción al despido, a la que recurre el gran capitalista en situaciones como la actual, los trabajadores de esta fábrica autogestionada tienen claro que eso “es imposible” y que, en caso extremo, se bajarán los salarios, “pero nadie quedará en la calle”.
Las palabras de Paz van más allá de las meras declamaciones. FaSinPat ha demostrado que las cosas pueden ser distintas, mejores: es la empresa con mayor ocupación en el parque industrial de Neuquén y la que más puestos genuinos creó desde que los trabajadores tomaron la dirección.
La planta de personal pasó de 220, en las turbulentas épocas de 2001, a 470 actualmente. Todos cobran, de base, exactamente lo mismo: un salario que en este momento oscila entre los 2500 y los 3000 pesos. Las diferencias sólo están dadas por la antigüedad y, cuando es posible, por las horas extras.
Al igual que cualquier otra decisión importante en FaSinPat, se define en asambleas el destino de los excedentes, que suelen dirigirse a la compra de equipamiento y de repuestos, al pago de reparaciones o a un plus en los sueldos.

Solidaridad con la clase trabajadora
Cristóbal Paz y sus compañeros están esperanzados en que lograrán la expropiación de la fábrica para así convertirse oficialmente en una empresa estatal de gestión obrera. Sin embargo, tienen la convicción de que la lucha no puede acabar allí, porque el camino abierto va mucho más allá de los problemas particulares.
“Aunque logremos nuestro objetivo –enfatiza Cristóbal-, seguiremos peleando, apoyando cualquier conflicto en el que se vean perjudicados los trabajadores. Sentimos que la solidaridad es una necesidad de nuestra clase como trabajadores.”
Un ejemplo claro es que los fondos de huelga del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén (SOECN), al que están afiliados, quedan disponibles “para apoyar otras luchas”, a diferencia de lo que ocurre en otros gremios actuales en donde el predominio de una concepción segmentaria haría de tal posibilidad algo sumamente improbable o directamente herético.
Con respecto a la relación con otras entidades obreras, Cristóbal fue elocuente al señalar que “el contacto es muy débil con los altos dirigentes sindicales. Sí tenemos un diálogo fluido con las bases o con dirigentes combativos, opositores a la burocracia”.
En este punto, el trabajador destacó la importancia de las asambleas como pilar del funcionamiento democrático tanto del sindicato ceramista como de la fábrica.
“Todo se decide en asamblea –subrayó-. Por lo menos una vez al mes hay una, a la que le llamamos ‘Jornada’, y ese día se para todo y nos reunimos a discutir desde política internacional hasta los problemas particulares de la fábrica.”
De este modo, aunque los grados de militancia varían entre los integrantes de la planta, “todos participan de discusiones que ayudan a pensar la realidad de otra manera”.
“El objetivo de un buen dirigente es avivar a los trabajadores, abriles la mirada hacia su propia realidad y a sus fuerzas para cambiar lo que no debe suceder”, opinó Paz. “Si hubiera ese tipo de dirigentes, al servicio de los trabajadores y no de la patronal o de los gobiernos, la historia cambiaría.”

“Lo mejor que me pasó”
Cristóbal entró en la FaSinPat 14 meses después de la histórica ocupación en donde los trabajadores demostraron que no hace falta un capitalista para dirigir los procesos productivos. Por ese entonces estaba desempleado, cobrando los miserables subsidios con que gobiernos de todo tinte y color ofendieron a los más golpeados por el derrumbe económico del país derivado de la rapiña neoliberal.
“Entrar a FaSinPat es lo mejor que me pudo haber pasado como trabajador. He pasado por distintos empleos, en empresas estatales y privadas, he hecho changas para sobrevivir y hasta me vi obligado a cobrar un plan social. Ahora no sólo tengo un trabajo, sino que me siento parte de todo esto.”