La minera canadiense informó que cerró un acuerdo con Eduardo Elsztain y con Saúl Zang, empresarios argentinos que obtendrán participación en el emprendimiento si logran modificar el conjunto de leyes que prohíben la actividad y sobre todo, si no se chocan contra un pueblo que ya demostró saber defender su territorio.
Por: Noalamina.org
Repasamos la historia del proyecto, su cambio de nombre y quiénes son los empresarios que hoy apuestan a concretarlo.
Yamana Gold y Suyai
Yamana Gold es una empresa multinacional con sede en Canadá, ya conocida en Argentina. Es propietaria de los yacimientos y proyectos Cerro Moro en Santa Cruz, Gualcamayo en San Juan, Agua Rica en Catamarca (frenada por la justicia tras una demanda presentada por la población) y el proyecto Suyai. También participa en un 12% en La Alumbrera, empresa con denuncias por contaminación y fue señalada en Chile y Honduras por filtraciones en sus yacimientos.
Suyai, es el nombre con el que la empresa presenta internacionalmente al proyecto en el Cordón Esquel. En 2011 los vecinos se percataron que se estaba promocionando a escondidas el proyecto ya rechazado por el famoso plebiscito de 2003 y prohibido por legislación provincial ese mismo año. Además, el proyecto se encuentra en un área roja protegida por la Ley de Bosques y viola la Ley de Glaciares según estudios independientes sobre permafrost.
El cambio de nombre es una estrategia más de mineras y gobiernos que no se dan por vencidos: en 2014 intentaron hacer de la Iniciativa Popular una ley minera, en 2018 el ministro Juan José Aranguren ofreció a Esquel en una feria minera en Canadá; en 2019 el gobierno saliente agregó a Chubut en el Catastro Minero Unificado y el gobierno entrante le dijo a empresarios que “habían logrado” la explotación minera en Chubut. Pero las leyes siguen vigentes, y aún no han logrado nada.
Nuevo intento: esta vez con nuevos socios “locales”
Yamana Gold anunció la firma de un acuerdo en el que un grupo empresario argentino, pagando un monto inicial de dos millones de dólares asumirá la responsabilidad de todos los asuntos ambientales, sociales y de gobierno y en caso de lograr la aprobación del proyecto, tendrá derecho a adquirir hasta un máximo de 40% de participación en el mismo. Es decir, que el grupo local se jugará la obtención de la licencia social, el permiso ambiental, la modificación de las leyes provinciales y todo lo que las sucesivas empresas propietarias del proyecto (Meridian Gold y Yamana Gold) no han podido conseguir desde 2002 a la fecha.
¿Y quién es este grupo? Se trata de la compañía de bienes raíces más grande de Argentina (shoppings de Abasto, Alto Palermo, Patio Bullrich y el Hotel Llao Llao entre otros), que tiene destacadas inversiones bancarias (un tercio de Banco Hipotecario) y agrícolas (Cresud + un millón de hectáreas). El extractivismo urbano, sojero y financiero, busca ahora también ser minero. En el país lo conocemos como IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), pero tiene fuerte participación en la Bolsa de Nueva York así como en la conducción de uno de los tres primeros bancos de Israel, país donde más apostó en los últimos años con cadenas de supermercados, negocios inmobiliarios y desarrollo tecnológico.
Su presidente, Eduardo Elsztain uno de los hombres más ricos del país y su vicepresidente Saúl Zang han sido premiados en el mundo empresario por cotizar en alza en las bolsas en los últimos 25 años. Se trata de empresarios ávidos en aprovechar las oscilaciones económicas para comprar cuando los precios son bajos y vender después: Elsztain conoce bien la famosa frase de que las crisis son oportunidades. Esto puede ser cierto para empresarios como él, más que para quienes realmente sufren las crisis.
Un contexto para que los especuladores especulen
En plena pandemia, el mundo capitalista parece que se desmorona. Pero en realidad, muchos están ganando y las ganancias para algunos no se detienen, incluso pueden aumentar. En momentos de incertidumbre, las propiedades y los metales preciosos se presentan como la posibilidad de inversión frente a la incertidumbre: su precio no se desploma. Esto hace que, mientras el precio del petróleo se derrumba a niveles históricos, el valor del oro sube, y empresarios comienzan a interesarse en proyectos que hasta hace poco se veían inviables, como el de Esquel, donde asumieron hoy la gestión de relaciones comunitarias y se comprometen a la obtención de los permisos legislativos y ambientales de los que hoy carecen.
La situación a nivel provincial en Chubut es angustiante. Problemas estructurales, históricos, nos han llevado a una crisis que los gobernantes se esfuerzan en empeorar. En estos últimos tres años, casi ininterrumpidamente, el gobierno ha empobrecido a sus trabajadores y retrasado el pago de salarios llevando al resto de la economía provincial al colapso. La toma de deuda provincial actúa como lo hace en todo el viejo tercer mundo: la deuda se fuga, no se invierte, y se paga exportando naturaleza, condicionando el territorio a más deuda. La caída histórica del precio del petróleo parece llegar como el tiro de gracia hacia una provincia a la que pareciera, se le busca imponer la megaminería como una salida que sabemos que no es tal. Y sino, basta mirar las provincias mineras que lejos están de ser ejemplo de desarrollo y bienestar.