Neuquén, miércoles 8 de junio de 2011 (AW).- "Los tormentos inferidos a los presos consisten en disparos de balas de goma (uno de los cuales lesionó en un ojo a un interno), agresiones con facas y golpes con puños, patadas y/o bastones a personas desnudas, reducidas e indefensas", revelan los compañeros en el siguiente Informe de Zainuco y el Centro de Estudos por los Derechos Humanos.
Hemos tomado conocimiento del notable incremento de violaciones a los derechos humanos, como así de las múltiples denuncias realizadas en Fiscalía Federal, por los abusos y torturas del que son victimas los detenidos que se alojan en la cárcel federal Nº9 de Neuquén.
Entre diciembre de 2010 y abril de 2011 han habido 19 denuncias por torturas y apremios ilegales, más del doble que en el mismo período de los años inmediatamente anteriores, sin contar las causas que se encuentran en el Juzgado Federal 2.
Los tormentos inferidos a los presos consisten en disparos de balas de goma (uno de los cuales lesionó en un ojo a un interno), agresiones con facas y golpes con puños, patadas y/o bastones a personas desnudas, reducidas e indefensas, entre muchos otros. Asimismo sabemos que los penitenciarios evitan dejar pruebas, obligando a los presos a ducharse con agua fría para que se borren las marcas o forzándolos a firmar un parte en el que manifiestan que las heridas obedecen a un accidente.
No contentos con ello, y para no dejar cabos sueltos, los agentes amenazan a los detenidos para que no efectúen la denuncia. Las amenazas consisten en que "el Servicio Penitenciario Federal es una "gran familia" -es decir que sufriràn las represalias en cualquier establecimiento en el que se alojen - o que en caso de hablar correrán la misma suerte que Argentino Peloso Iturri, quien fue muerto a golpes en la Unidad 9 en abril de 2008, hecho por el cual se encuentran imputados 17 agentes penitenciarios.
A ello se suma la omisión maliciosa por parte de los guardia cárceles de utilizar su placa identificatoria, la ausencia de cámaras fijas de seguridad en los pabellones, y la complicidad de los médicos del establecimiento, quienes muchas veces no consignan la existencia de lesiones, u omiten datos relevantes -p. ej. la mención de la hora en que se realizó el examen físico del detenido-; a tal punto que uno de ellos está siendo actualmente investigado por encubrimiento.
Ni siquiera se toma la precaución de asignar otras funciones a quienes están sometidos a proceso penal por malos tratos a los internos, ellos continúan desarrollando las mismas tareas de requisa en contacto directo con las personas detenidas, aún aquellos que tienen causas con procesamiento firme.
Estos hechos que denunciamos ocurren bajo la mirada cómplice del director del establecimiento carcelario Ariel G. Escobar, sin duda principal responsable del incremento de violencia intracarcelaria.
Por ello es que ponemos en conocimiento de la opinión pública la situación actual de la Unidad 9 y exigimos al Estado Provincial que inmediatamente se tomen las medidas pertinentes para detener estas violaciones sistemáticas a los derechos humanos de los detenidos en la cárcel federal neuquina.
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