Por Gabriela Angaut*
Además de manifestar el orgullo que genera la lucha que llevan adelante los estudiantes, además de las reiteradas felicitaciones y muestras de apoyo y acompañamiento desde diversos sectores de la comunidad, quiero expresar por este medio, (ya que los horarios laborales me condicionan para estar allí), algunas cuestiones, a saber:
-Cuidemos a nuestra juventud; sabemos de las intimidaciones y amedrentamiento que están sufriendo algunos de los chicos por parte de agentes policiales y empresarios de transporte. Es nuestro deber como adultos comprometidos con la lucha por los derechos colectivos acompañar y hacer docencia para protegerlos de los posibles abusos de autoridad futuros. Quienes adherimos a la lucha que realizan hoy queremos que no les pase nada, que nadie los violente.
-Reivindiquemos el valor de vivir en democracia, si bien perfectible y llena de correcciones para hacerle, es el sistema que nos permite la reunión. Estos chicos, en buenahora, se han criado bajo principios democráticos, que les han permitido la reunión, el debate, el intercambio humano, la toma de decisiones participativa, principios y valores vedados para quienes sufrimos nuestra adolescencia y nuestro paso por el secundario siempre en dictadura. Observo con satisfacción la práctica de la democracia directa en las asambleas estudiantiles.
-Valoremos la escuela pública como espacio que abre la posibilidad del encuentro y construcción colectiva de conocimiento.
-Valoremos también a las familias de estos chicos que hoy levantan aquellas banderas de la igualdad y la justicia.
Vaya mi apoyo, mi adhesión y mi agradecimiento a este movimiento estudiantil que hoy toma la posta con estrategias superadoras. Nada se logra sin lucha.
*Madre y docente.
Editoriales ANP
