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miércoles, 4 de abril de 2012

BALAS QUE NO ASUSTAN... SÓLO DEMUESTRAN

Neuquén (HIJOS Alto Valle).- En la mañana del lunes 26 de marzo fue baleada la casa Ines Ragni, Madre de Plaza de Mayo de Neuquén y Alto Valle, y Oscar Ragni, integrante de la Corriente de Militantes por los Derechos Humanos de Neuquén. En el mismo domicilio funciona “La Casa de las Madres”. El atentado ocurrió a 2 días de la marcha multitudinaria que repudió el genocidio y la impunidad de quienes perpetraron el último golpe cívico-militar, y faltando tan sólo 2 días para el inicio del segundo tramo del juicio a algunos genocidas que operaron en la región. La puerta baleada es la misma puerta por la que salió hace 35 años Oscarcito Ragni (hijos de ambos), y nunca más volvió, ya que fue secuestrado por un grupo de tareas, los mismos que hoy están siendo juzgados.
Cuatro balazos nos demuestran hoy que el aparato represivo del estado sigue funcionando y que está a disposición a la hora de amedrentar, hostigar y golpear al pueblo.
Una ley sancionada por las vías democráticas nos muestra hoy que cualquier persona puede ser considerada terrorista.
La desaparición hace 5 años de Jorge Julio López nos muestra hoy la complicidad que mantiene el gobierno con el aparato represivo. La desaparición de Jorge Julio López y el atentado a la casa de las madres en Neuquén esta semana, son hechos que dan cuenta de la necesidad de cárcel común para todos los genocidas, y que el aparato represivo continúa funcionando, reinando la impunidad. Con represores sin condena, y lo que es peor, con condenados mandados a sus domicilios por el propio sistema judicial.
A 36 años del golpe genocida y a una semana del amedrentamiento a nuestra compañera Madre de Plaza de mayo y su marido, decimos que el proyecto de cambio revolucionario de la generación de nuestros viejos hoy está vigente, y que actos cobardes y anónimos no nos harán dejar la calle, la búsqueda de Justicia, la lucha por un mundo mejor… sólo nos indicará que el camino elegido es el adecuado, y que a pesar del genocidio no han podido silenciar al pueblo, y nunca lo harán.
Toda nuestra solidaridad con las Madres filial Alto Valle, y con todos aquellos que siguen soñando y luchando, aún en la adversidad, contra la impunidad, por justicia, que es cárcel común ya, y contra el olvido.