Si bien en las últimas horas el gobernador, Jorge Capitanich, salió a negar la instalación de la base del ejército estadounidense en Resistencia, hay aspectos del acuerdo entre la provincia y autoridades militares de EEUU que no están claros.
Por Andrea Salvati
Chaco (Red Eco) .- En el mes de diciembre de 2011 el gobernador de Chaco se reunió con el coronel Edwin Passmore (agregado militar del Comando Sur) para planificar la instalación de la base en esa provincia. En esa ocasión, Passmore alegó que el lugar de operaciones “está pensando para emergencias naturales como inundaciones o sequías, pero también puede utilizarse, por ejemplo, para epidemias como el dengue”.
Sin embargo, el proyecto ha sido ampliamente rechazado en la provincia ya que se espera que, en caso de necesitarse ayuda humanitaria, la misma provenga de organizaciones afines y no de extensiones militares, como es el caso de Comando Sur.
Cabe mencionar que este comando, junto a la embajada estadounidense, impulsaron el “Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias” que fuera avalado en 2006 por el entonces ministro de Justicia, Aníbal Fernández.
Con respecto a Capitanich, su intercambio con representantes de Estados Unidos no se limitó al encuentro con Passmore en diciembre, sino que en septiembre de 2011, el gobernador se había reunido con un contingente de legisladores de ese país, que estaban en Chaco para reforzar la relación con Argentina. En esa oportunidad Capitanich se había mostrado interesado en establecer una relación estratégica entre América del Norte y América del Sur.
De este modo, el gobernador dio vía libre a la instalación de esta base que en apariencia se denomina “base de ayuda humanitaria” mientras que su posición geográfica permite, -según datos difundidos por Elsa Bruzzone y José Luis García (de CEMIDA) - “el monitoreo y control satelital de toda la región ubicada cerca de la Triple Frontera Argentina-Paraguay- Brasil y sobre el deseado Acuífero Guaraní, mayor reserva de agua dulce de Sudamérica”.
Lxs integrantes del CEMIDA mencionaron también que como parte de este proceso hay Acuerdos de Cooperación entre ambos gobiernos, a nivel civil y militar, por ejemplo: Programas Internacionales para Educación y Entrenamiento Militar, y Control de Exportaciones y de Asistencia Antiterrorista. En este sentido, desde el Comando Sur manifiestan que sus modos de operación apuntan a “mantener un contacto regular que construya confianza e intercambio de información relevante para la seguridad regional” a través de la interacción con militares locales.
Además de la fachada que muestra Washington en cuanto a “asistencia humanitaria” en causas que toman notoriedad a nivel social, asoma el componente oculto: este concentra los fines en los intereses de Estados Unidos, incluso por sobre los de los países en los que se emplazan estas bases militares.
Aparte de la instalación de la base militar, el acuerdo contempla la inversión de 100 millones de dólares en la provincia de Chaco para la producción de bioetanol un combustible que provendrá de caña de azúcar transgénica que será sembrada a lo largo de 50 mil hectáreas.
Alexander Forbes, director de la compañía Forbes Energy –que encabeza el proyecto de siembra de caña de azúcar transgénica y obtención de bioetanol- confirmó esta versión, asegurando que están “listos para invertir en Chaco”
Finalmente, el comunicado de CEMIDA explica las varias pruebas existentes en relación a las operaciones militares que se llevan a cabo en las mencionadas bases, como “operaciones militares encubiertas de la más diversa índole y que cumplen múltiples funciones estratégicas; entre ellas apoyar ataques militares contra organizaciones rebeldes locales que estorben los intereses de Estados Unidos y sus aliados”.
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