Pasaron más de 1800 días de la segunda desaparición de uno de los principales testigos en el juicio contra Miguel Etchecolatz, pero la causa judicial se encuentra paralizada desde al menos dos años.
(Red Eco).– Desde hace cinco años, el mes de setiembre está atravesado por el nombre de Jorge Julio López. Su segunda desaparición abrió una herida y un reclamo que no cesa. La falta de respuestas sobre su paradero, los obstáculos impuestos para la realización de una investigación seria no hacen más que generar que el grito contra la impunidad sea aún más fuerte.
Jorge Julio López desapareció el 18 de setiembre de 2006, día en que se escucharía el alegato de la querella de Justicia Ya! en el juicio contra el ex comisario Miguel Etchecolatz, el primero tras la anulación de las leyes de impunidad. Días antes, Julio había dado su testimonio durante tres horas. Al finalizar, el presidente del Tribunal le agradeció y Julio respondió: “Todas las preguntas y cooperación que necesiten. Un servidor”. Durante agosto de ese año participó también de dos inspecciones oculares y de otras actividades relacionadas al juicio.
Julio declaró que supo por distintas versiones la existencia de fosas comunes en el Pozo de Arana, dato que fue luego corroborado tras el hallazgo de restos óseos. Detalló particularidades de su secuestro y contó cómo pudo ver a través de un agujero en la pared el fusilamiento de sus compañeros de celda, Patricia Dell´Orto y Ambrosio de Marco. Su testimonio fue uno de los que permitió que Etchecolatz fuera condenado a cadena perpetua por genocidio.
Pero Julio no pudo escuchar el fallo. A pesar de que tenía planeado festejar su cumpleaños (25 de noviembre) y la condena contra su torturador con una gran comida a la canasta, junto a su familia y compañeros, los secuaces del ex comisario lo secuestraron y desaparecieron. Por segunda vez, tal como ocurrió aquel 27 de octubre de 1976. En aquella oportunidad, Julio estuvo detenido desaparecido durante 160 días y, tras ser “blanqueado”, pasó 812 días detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En esta oportunidad, lleva más de 1800 días desaparecido.
Los primeros días sin Julio fueron desesperantes. Pocos creían que había sido nuevamente secuestrado. Los más incrédulos eran los integrantes de los poderes Ejecutivo y Judicial, quienes más debían creer e investigar pero se dedicaron a validar la hipótesis de que Julio estaba perdido o que había abandonado su casa por sus propios medios. Se comenzaron a aventurar distintos diagnósticos que daban cuenta de que su salud tanto física como mental estaba deteriorada. Todas mentiras. Quienes realmente estuvieron cerca de él durante los días del juicio aseguraron que gozaba de una excelente salud mental y que no estaba bajo ningún tratamiento médico para, por ejemplo, el temblor de sus manos.
Y es aquí donde empieza el laberinto sin salida que fue la investigación de la segunda desaparición de Jorge Julio López.
Crónica de una impunidad anunciada
El martes pasado, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos presentó en la Ciudad de Buenos Aires una edición especial de su revista “Tantas Voces… Tantas Vidas”, dedicada íntegramente a Jorge Julio López.
En este marco, Enrique Fuckman, integrante de AEDD, se refirió a la causa por la desaparición del testigo contra Miguel Etchecolatz. Aseguró que se encuentra paralizada desde hace al menos dos años: “Cada tanto rebrota por algunos mensajes mediáticos y continúas irregularidades que llegan al mismo resultado negativo”, señaló.
“A Jorge Julio López no lo desaparecen porque se les fue la mano, sino porque como en la dictadura se quiso crear nuevamente terror e inmovilizar a los sectores populares, y de esta forma limitar el alcance de los juicios contra los genocidas que habían comenzado, limitar el debate que surgía a partir de la derogación de las leyes de impunidad y la discusión que se producía tras el planteo de Justicia Ya! de que lo que aquí hubo fue un genocidio”, manifestó Fuckman y denunció que la Justicia, como en la época de la dictadura, se encargó de hacer desaparecer institucionalmente la causa al investigar solamente pistas falsas, como llamados anónimos, videntes y hasta declaraciones de una mujer pájaro, y no las coherentes como la que indicaba que había que investigar el entorno de Etchecolatz, “el único perjudicado con la declaración en el juicio de López y el único beneficiado con su desaparición”.
Según relató Fuckman, desde un comienzo los jueces le dieron la investigación a la Policía Bonaerense y a la SIDE, en particular a la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, el organismo que dirigió Etchecolatz durante la dictadura y en donde aún prestan funciones muchos de sus subordinados.
Tras un pedido realizado por Justicia Ya!, la causa fuera finalmente caratulada como “Desaparición Forzada de Persona” y no como “Averiguación de Antecedentes” y trasladada al fuero federal, donde tampoco hubo grandes modificaciones, ya que la causa siguió en manos de la Bonaerense, la SIDE y la Policía Federal.
“Como si fuera una burla, se daba a fotocopiar la causa a la Bonaerense, y el encargado era el hijo de Chicano, el ex secretario de Etchecolatz, que aparece en una foto en un acto detrás de López, poco antes de su desaparición. Y a Chicano no se lo investigó”, señaló Fuckman.
Recién 27 meses después de la desaparición de López, y a partir del trabajo de la Secretaría Especial que investiga crímenes de lesa humanidad, se llamó a declarar a cuatro vecinos que dijeron desde un primer momento que habían hablado con Julio el día de su desaparición. Recién 27 meses después de la desaparición de López, se empezó a investigar el entorno de Etchecolatz y se detuvo a Osvaldo Falcone, ex médico de la Policía Bonaerense, vinculado al ex comisario. A Falcone se le encontró un auto de su propiedad con las mismas características que, según un testigo de identidad reservada, tenía el que utilizaron para llevarse secuestrado a López.
Pero en el momento en que se había comenzado a seguir pistas más firmes, el juez de la causa Arnaldo Corazza se apartó y, tras varias idas y vueltas, se hizo cargo el magistrado Hugo Blanco, que decide sacar de la investigación a la Secretaría Especial generando que todo vuelva a foja cero.
El último capítulo de esta no investigación ocurrió en febrero de 2011, cuando un supuesto testigo de identidad reservada declaró que López estaba enterrado en la Estación Pereyra. Tras una conferencia de prensa en la que el ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Ricardo Casal, y el gobernador Daniel Scioli anunciaron que se había ubicado dónde estaba el cuerpo de Julio, se convocó al Equipo de Antropología Forense y se rastrilló la zona con georadares. Pero el resultado fue negativo. En tanto, existen al menos 12 cadáveres NN en distintas morgues de hospitales, esperando ser identificados desde la fecha de la desaparición de López.
“El encubrimiento y la impunidad no son entelequias, son acciones, decisiones que tienen responsables con nombre y apellido. Encubrimiento significa no investigar, no tener la voluntad política de hallar a Julio López y a los responsables de su desaparición. Y si se encubre, se garantiza la impunidad de los que lo secuestraron y desaparecieron. Por lo que hacemos responsables de impunidad y encubrimiento al ex presidente Néstor Kirchner y su gabinete por no investigar en el momento la desaparición forzada de Julio López e intentar hacernos creer que estaba perdido o tomando el té en la casa de la tía; a la presidenta Cristina Fernández por su silencio durante estos cuatro años, silencio que solo garantiza impunidad; a los gobernadores (bonaerenses) Felipe Solá y Daniel Scioli porque mantuvieron durante todos estos años no sólo a los 9.000 agentes de la Bonaerense que venían de la época de la dictadura, sino inclusive a los 3.500 que durante los años 76 y 77 estuvieron asignados a las comisarías donde funcionaron centros clandestinos de detención; al Procurador General de la Nación, Esteban Righi, por no instruir a sus fiscales a que investigaran a la principal sospechosa, la Bonaerense, y en participar del intento de caratular la causa como averiguación de antecedentes y no desaparición forzada; a los fiscales Marcelo Martini, Sergio Franco y .Marcelo Monila por desviar las líneas de investigación a un punto muerto; a los jueces Arnaldo Corazza y Hugo Blanco por dejar caer la causa; y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación por inacción”, aseguró Fuckman en nombre de toda la AEDD.
Acá Falta López
El próximo fin de semana se realizarán diversas actividades en varias ciudades del país para exigir aparición con vida de Jorge Julio López. Mencionamos tan solo algunas de ellas: El sábado 17 habrá una radio abierta y se proyectará el testimonio de López en el juicio a Miguel Etchecolatz en pantalla gigante; será desde la Municipalidad hasta la Plaza Moreno de La Plata. En la misma ciudad, el domingo 18 la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada se movilizará, a las 17, desde la Plaza Moreno a la de San Martín. Previamente, a las 15.30, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia marchará desde Congreso hasta Plaza de Mayo (Cdad. de Bs. As.) Y en Trenque Lauquen, a las 17, comenzará una movilización desde Plaza San Martín hasta el H.C.D. Por último, el lunes 19, a la 18, en Rosario se marchará desde los Tribunales Federales hasta la Plaza San Martín.
Al cumplirse cinco años desde la segunda desaparición de Jorge Julio López, en todo el país se oirá el grito: Basta de Silencio y Encubrimiento Oficial, Aparición con Vida de López, Castigo a los Responsables, Basta de Represión y Asesinatos a los luchadores populares.
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