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miércoles, 5 de diciembre de 2012

CUANDO LA SOJA LLEGÓ A LA PATAGONIA


Río Negro, 3 de diciembre de 2012 (Red de Comunicación de los Agricultores Familiares del Sur).- En el Día Mundial de Lucha contra el Agronegocio compartimos una nota que invite al debate y participación

Cuando la soja llegó a la Patagonia
¿Quien iba a imaginar que un cultivo que históricamente se desarrolla en la Pampa Húmeda podría encontrar asilo en la región geográfica  más austral de América Latina?. Al parecer, esta zona desértica con coirones y jarillas permite desarrollar el cultivo, siempre y cuando se garanticen algunas condiciones ambientales para su producción, como por ejemplo el riego con agua pura de deshielo de la zona cordillerana. Con humedad, temperatura y buen paquete tecnológico (que incluye además de agroquímicos semillas genéticamente modificadas, maquinarias especializada para el tipo de siembra directa) no hay meseta que resista al efímero vergel que caracteriza al monocultivo.
Desde las políticas públicas de gobierno la región de Senillosa-Arroyito está destinada a “sembrar soja para cosechar carne”. Así lo sostuvo el Subsecretario de Producción del  Ministerio de Desarrollo Territorial de la provincia de Neuquén Javier Van Houtte. No obstante hay que mencionar que el perfil sojero se inicia hace unos meses en la zona del Valle Medio e Inferior en la provincia de Río Negro.

En Río Negro
En agosto del pasado año el ex gobernador de Río Negro Miguel Saiz oficializaba el inicio de un proyecto de producción de cereales y alimentos en esa provincia. La propuesta tenía como objetivo ocupar una superficie total de 330.000 hectáreas, es decir implicaba la entrega de esa superficie de tierra en los Valles Medio e Inferior a una sola empresa china, con acceso a agua dulce para su sistematización y posterior envío de la producción a al país oriental, además de la adjudicación del puerto por 50 años con la renovación automática por 50 años más. A cambio, los asiáticos tendrían exclusividad de compra de lo que se produzca en dichas tierras  por los próximos 20 años. A pesar de haber sido considerado por la ONU al período 2005-2015 como el Decenio Internacional para la Acción frente al Agua, al parecer no era una preocupación para el gobierno rionegrino. Para llevar adelante el plan, las cuencas del Río Negro y Colorado estaban garantizadas. Es decir que se comprometieron los bienes de una provincia con decisiones unilaterales sin garantías ecológicas ni económicas. Aparentemente la empresa, Beidahuang Group, se habría retirado del negocio después de que la justicia rionegrina frenara el proyecto a partir de la presentación de un amparo ambiental colectivo.
La actitud sigue siendo de alerta ya que se trata de la firma agrícola más grande de China: produce y faena más de 4 millones de cabezas de cerdo por año; elabora alimentos balanceados que requiere la producción caprina; posee un molino harinero con capacidad para procesar unas 360.000 toneladas anuales de trigo; tiene la capacidad para procesar 7 millones de toneladas de poroto de soja por año; posee una filial dedicada a la producción de agroquímicos y fertilizantes, con una capacidad de producción de urea de 200.000 toneladas anuales y además tiene su propia empresa semillera, que se ubica entre las primeras ocho del mundo.

En Neuquén
“Patagonia Sustentable” es el nombre que recibe el proyecto de la empresa “Frontera Sustentable SA” para poner en producción 8.500 hectáreas de la zona desértica de Arroyito. El desembarco del proyecto agroindustrial en Neuquén tiene con objetivo desarrollar la siembra directa de soja y maíz transgénico para generar agrocombustibles y forraje, maíz, para animales de la zona. Se presenta como un plan que transformará las áridas tierras de la región por tierras agrícolas que se abonarán con soja, trigo, alfalfa, maíz y colsa con el método de siembra directa mediante un sistema de riego tecnificado. Sin duda que dicha sustentabilidad que se repite en sus títulos resulta ser netamente económica dado que ya son identificadas las múltiples externalidades negativas que genera el monocultivo.
La Constitución Provincial en el artículo número 239 considera a la tierra como “un bien de trabajo y la ley promoverá una reforma agraria integral con  arreglo de las siguientes bases: a. Parcelamiento de las tierras fiscales en unidades económicas; b. Asignación de las parcelas a los pobladores efectivos actuales y a quienes acrediten condiciones de arraigo y trabajo o iniciativas de progreso social; c. Las parcelas otorgadas gozarán del privilegio del “bien de familia” para evitar el acaparamiento y que se eluda la reforma agraria.” Para el caso de la empresa Frontera Sustentable resulta necesario saber de qué forma fueron adquiridas las tierras y comprobar si se viola el principio constitucional. Por otro lado lejos están  las políticas públicas de avanzar en una reforma agraria integral. Muy por el contrario claramente se expone que con este tipo de proyectos, con el avance del monocultivo de pinos en la zona norte de la provincia que obstaculiza los arreos de animales de la familia criancera; con la especulación inmobiliaria que  niega el derecho ancestral a la tierra de los campesinos y con la explotación petrolera que arrincona y despoja a los pueblos originarios de sus territorios es remoto el planteo constitucional de promover una reforma agraria integral ni de reformular políticas productivas de la provincia y es claro cuál es el horizonte en materia de políticas públicas de desarrollo.

Las Preguntas
Sin duda que el modelo extractivista sigue siendo el comodín que multiplica dependencia económica en la región sin considerar las consecuencias ambientales, sociales y culturales generadas. Naturalmente el  proyecto “Patagonia Sustentable” responde directamente a la propuesta del modelo nacional claramente expresado en el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA) dado que se necesita  monocultivar  tierras de todo el territorio para seguir sosteniendo la antorcha de los líderes mundiales en exportación de granos.
A partir de esta propuesta productiva son obligados los debates que se deben dar en las organizaciones, universidades y movimientos sociales. ¿Cuál es la necesidad alimentaria de la región?; ¿qué tipo de producción resulta prioritaria para la población?; ¿por qué no pensar en un desarrollo local del sistema alimentario que respete las características ambientales, culturales, sociales, económicas y geográficas de la zona?; ¿cuál es el uso que se le da al suelo?, ¿y al agua?; la generación de alimentos ¿para la población o para animales y combustible para la Europa rica?, y en caso que sea urgente la producción de carne para paliar el hambre regional, ¿por qué no pensar en propuestas políticas de desarrollo que mejoren las condiciones de producción en el norte de la provincia de Neuquén donde históricamente, por las condiciones ambientales, se llevaba adelante la actividad ganadera?
La Agroecología  como propuesta productiva refiere al manejo adecuado de los ecosistemas  bajo una armónica relación entre el ser humano y la naturaleza respetando la valoración cultural social, cosmovisiones de las comunidades originarias. Como para tener en cuenta, en América Latina el 40 y el 50 % de la oferta de productos agrícolas para el mercado interno tiene su origen en el campesinado siendo que en Bolivia particularmente el 65% de los productos agrícolas provienen del sector tradicional y en Brasil los establecimientos agrícolas familiares representan el 84% de los explotaciones agrícolas del país. El primer boletín de agricultura familiar de la FAO se manifiesta que “la agricultura familiar puede llegar a representar más del 80% de las explotaciones agrícolas en América Latina y el Caribe, más del 60% del total de la producción alimentaria y de la superficie agropecuaria, y sobre el 70% del empleo agrícola.” El Representante Regional de la FAO, Raúl Benítez señaló que “Además de su importancia como proveedor de alimentos para las ciudades, generador de empleo agrícola y fuente de ingresos para los más pobres, la agricultura familiar contribuye al desarrollo equilibrado de los territorios y de las comunidades rurales”.
Entonces, por qué no avanzar en cambiar la lógica y anticipar un desarrollo a partir de la producción en menor escala, llevada adelante por vecinos/as-campesinos/as-productores/as y comunidades; que aliente el arraigo a la tierra de manera colectiva, ecológica con un control participativo de los bienes naturales; que se genere un sistema alimentario democrático y culturalmente adaptado a la región; que las políticas productivas promuevan el desarrollo local hacia una verdadera soberanía; que se reconecte al productor con el comensal; que se recupere y reproduzca el saber-hacer local.

 “Un pueblo que no produce lo que consume es un pueblo indefenso” (fragmento del documental MonteCulebra)