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miércoles, 12 de septiembre de 2012

NO A MONSANTO EN CÓRDOBA


Buenos Aires, 7 de septiembre de 2012 (Red Eco).- Se quiere instalar en la localidad de Malvinas Argentinas bajo el argumento de que no generará contaminación por tratarse de una “procesadora de semillas”. Desde la Red de Médicos de Pueblos Fumigados emitieron un informe sobre las características de la semilla que se trabajará allí: el mismo desmiente completamente los argumentos de la empresa.

La Red explica que los promotores de la instalación de esta planta intentan ocultar el carácter tóxico de esta semilla, como así también los venenos con que serán tratadas. “Buscan disimular en qué han convertido a esas semillas de maíz manipuladas por Monsanto, la empresa más siniestra e inescrupulosa entre todas las multinacionales”, afirman en su primer informe, al que llamaron sin eufemismos: “El maíz venenoso de Monsanto”.
Allí explican que actualmente la multinacional produce tres semillas de maíz que comercializa en la Argentina. Primero fue el Maíz MON810, semilla al que han injertado genes transgénicos a través de bombardeo con macropartículas, logrando que las plantas que se generan de ellas secreten una toxina (la Bt, durante su ciclo vital, en cada una de sus células) que es tóxica para insectos lepidópteros (mariposas) que atacan estos cultivos.

Este maíz tiene además otros genes implantados, que convierten en resistentes a los antibióticos de uso común en medicina humana. Por este motivo, la Unión Europea prohibió en 2004 el ingreso de estas semillas a su territorio. A su vez, muchos países de Europa denunciaron el impacto ambiental que estas plantas generan al secretar estos insecticidas, provocando consecuencias aún mayores a las de las fumigaciones esporádicas con agrotóxicos.
Por si esto fuera poco, científicos canadienses detectaron recientemente restos de esta toxina Bt incluso en sangre de cordón umbilical de niños recién nacidos, confirmando de esta manera la amplísima contaminación que genera este tipo de cultivo.
Más adelante, Monsanto incorporó el Maíz NK603 resistente al glifosato, que permitió rociar con este líquido los cultivos de maíz y también la población rural vecina del cultivo (como fue el caso del Barrio Ituzaingó de Córdoba). En 2007, la empresa lanzó una versión de maíz que cruzaba a las dos semillas anteriores, generando entonces una planta resistente al glifosato y secretora permanente de insecticida.
Hace poco, el gobierno nacional aprobó nuevas semillas, entre ella una de Monsanto y Dow. Este nuevo maíz mutante sintetiza tres venenos diferentes, que se secretan todo el tiempo, siendo capaces de matar todo tipo de orugas y gusanos de mariposas, y hasta Vaquitas de San Antonio. Esta semilla además será resistente no solo al glifosato sino también a un segundo herbicida: el glufosinato, que comenzará a llover sobre los 12 millones de personas que viven en las zonas de cultivos transgénicos del país.
Este es el maíz que Monsanto tiene previsto preparar en la planta de la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas: “Vendrá a generar niveles de contaminación y daño ambiental nunca imaginados; pensar que muchos países desarrollados rechazan al maíz que produce una sola toxina Bt, y nosotros autorizamos y cultivaremos un maíz que tiene tres venenos Bt, cuyo impacto es desconocido y que aún así fue autorizado por el SENASA”, señala la Red de Médicos de Pueblos Fumigados en su informe, en el que se refieren a la ciudad de Malvinas Argentinas caracterizándola como un humilde pueblo trabajador cercano a la capital provincial, que se caracteriza “por sus carencias y la dignidad de sus habitantes”, y que “no merece convertirse en la factoría de este temible maíz venenoso”.
En contraposición, sobre la empresa y el Estado afirman: “La historia de las factorías de Monsanto en todo el mundo sólo refieren contaminación, dolor y muerte; no queremos eso para Malvinas Argentinas y tampoco queremos que sea cómplice de este negocio macabro que impulsan Monsanto y los gobiernos de los estados nacional, provincial y municipal, deslumbrados por el productivismo extractivista de corto plazo”.

Fuente: Dr. Medardo Ávila Vázquez (Coordinador Red Universitaria de Ambiente y Salud – Médicos de Pueblos Fumigados) / Argenpress.