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martes, 23 de noviembre de 2010

POLICÍA DE CHUBUT BALEÓ A JOVEN MAPUCHE DE SIERRA DE TECKA

Por Organización Mapuche-Tehuelche “Nor Feleal” de Chubut

Hace tiempo que en Chubut se vienen sucediendo hechos lamentables que cuentan como principales protagonistas a aquellos que deberían resguardar nuestra seguridad.
Las Comunidades Mapuches y Tehuelches de la provincia no han quedado excluidas de estas desventuras hilvanadas al mejor estilo del realismo mágico de “Cien años de soledad”. La realidad de los pobladores de Chubut no tiene nada que envidiarle a las historias contadas por tantos literatos hispanoamericanos que utilizan metáforas para fundir su impresión de la realidad. Sólo que en esta provincia la realidad supera la ficción.
El viernes 22 de Octubre, por la mañana, ingresaron unos terratenientes de apellido Guajardo al territorio de la Comunidad Sepúlveda, quemaron una casilla y el “rewe” – espacio ceremonial que los mapuches utilizamos para realizar nuestros kamarucos-. Por la tarde, cuando el longko Abelardo Sepúlveda y su hijo se acercaron a ver qué sucedía, les realizaron varios disparos a quemarropa. “…con decirte que una bala me quemó el cuero cabelludo… y después me tuvieron todo un día internado, en observación…”, dijo el longko. “…ahora quiero que la abogada me diga cómo vamos a seguir, porque en la comunidad ya hace bastante tiempo tenemos hecho el Relevamiento Territorial, por los propios técnicos del INAI y los terratenientes no respetan nada”, agregó.
La Comunidad de Sierra de Tecka se encuentra a unos 70 kilómetros al sudeste de la ciudad de Esquel, cerca de la localidad de Colan Conhue. Allí conviven, en su domicilio, Ricardo y Gustavo Pallalef, ambos hermanos, y Sandra, esposa del primero.
Sandra nos contó que “… el martes 26 de octubre, alrededor de las once de la mañana , se hacen presentes en la comunidad varios efectivos policiales, uniformados y portando armas largas – metralletas y escopetas-“. Los efectivos se hicieron presentes en su domicilio y dicen que van a realizar un allanamiento en busca de unas chapas, pero en ningún momento mostraron ninguna orden judicial, por lo cual ella y Ricardo - su pareja-, se niegan a darles permiso para revisar la finca.
“Las chapas estaban ahí tiradas y nosotros las usamos para arreglar el techo, porque cada vez que llueve se nos mojan todas las cosas”, relata Sandra y agrega: “y les digo a los policías que si quieren se las damos, pero que bajen las armas, que no son necesarias”.
Al llegar a su casa, Gustavo Pallalef nota que a su hermano lo tienen rodeado varios policías, arrinconado junto a la camioneta policial y observa cómo su cuñada les pide a los agentes que dejen tranquilo a su marido, por lo cual uno de los uniformados le grita: “… vos no te metas porque te vuelo la cabeza…”, nos contó la joven.
Ante esto, Gustavo se pone entre la joven y el efectivo policial y le grita: “¡Pará! ¡No te das cuenta que es una mujer! ¡Eso es cobardía! ¡Sólo los cobardes amenazan y le pegan a una mujer!….”. La respuesta del policía fue automática, apuntó con la escopeta a Gustavo y le disparó a las piernas, mientras le ordenaba: “¡Tirate al piso! Tirate al piso te dije!” . Ante la negativa de Gustavo, vuelven a sonar varios disparos; mientras los policías le gritan todo tipo de insultos y amenazas, varios perdigones y algunas balas de plomo impactan en sus extremidades inferiores.
Tras unos momentos de discusión, un policía se acerca por detrás del joven y le pega en la parte posterior de las rodillas y logra tirarlo al piso boca abajo. Tras lo cual es esposado y, al ver que la sangre iba manchando todo el pantalón de Gustavo, les dicen a Sandra y a su marido que van a trasladar al joven al Centro de Salud de Colan Conhue. Cuando Sandra va a buscar una campera para acompañar a su cuñado, la camioneta arrancó y se fue.
A Gustavo lo trasladan al Hospital de Esquel, debido a la gravedad de las heridas. Allí, quienes lo atendieron en la guardia, le dijeron que no podían atenderlo, ya que correspondía que lo atendieran en el Hospital de Tecka. Ante esto la policía le ofrece a Gustavo volver a llevarlo a su casa. “Cómo me van a llevar mi casa si no tengo nada para curarme”, replicó él. Ante esto la policía se ofrece a llevarlo a la comisaría local, lo cual él aceptó… y desde allí llamó a unos familiares que tiene en Esquel.
Desde ese domicilio se traslada todos los días, en taxi o remise, al Hospital -ya que la ambulancia no quiere ir a buscarlo- para realizarse las curaciones. “Ahora le están echando azúcar en las heridas y le sacan los pedazos de carne muerta y la pus con una jeringa…”, nos contó Sandra.
“Hace unos días lo atendió una médica, en la salita del barrio… y por suerte ella pidió las radiografías y le mando a hacer algunos análisis…”, relató Sandra.
“Ahora, vamos haber cómo seguimos. Ayer nos reunimos hasta tarde en la Comunidad a charlar entre todos, porque a estos milicos se le fue la mano… y no era necesario que le metieran tantos tiros, así, como si fuese peor que un perro. Si él solo quería que no le pegaran a su cuñada…”, nos relató la madre de Gustavo.
Casos como los de la Comunidad Sepúlveda y de la Comunidad de Tecka, no son aislados, ni los únicos. La policía del Chubut tiene sobrados antecedentes de abusos de poder, incluso algunos de los cuales han llevado a la muerte y a la desaparición de personas.

Fuente: Puerta E.