Carlos Fuentealba dejó de ser un docente sólo conocido para un sector íntimo de familiares, amigos, estudiantes, compañeras y compañeros maestros y su nombre empezó a recorrer lugares lejanos a raíz de su muerte prematura.
Sin embargo no queremos que esa tragedia lo marque y lo reduzca a ser un mártir de una causa justa. Él no eligió esa forma de morir, tampoco hacerlo en una época existencial de plenitud.
Por eso consideramos mezquino pensarlo a él ligado a un 4 de abril en medio de la locura que sacó de control un conflicto que no debería haber sumado semejante desenlace. Locura que se volvió a vivir en Neuquén hace unos días, dejando heridos y violencia una vez más.
Durante la tarde del sábado 31 y en la localidad de Lago Puelo se descubrió una placa con el nombre Carlos Fuentealba en el Salón de Usos Múltiples de la escuela primaria n° 108 y el Instituto de Formación Docente n° 813. Se realizaron actividades artísticas y se compartieron reflexiones haciendo visible un compromiso que nos captura en las palabras y en las acciones.
Desde este lugar lo recordamos. Para vencer al tiempo que nos envejece mientras su imagen sigue joven y sonriente. Con su fuerza y compromiso que se encuentra con el nuestro retomamos el valor y el sentido de la vida que hemos elegido. Porque quienes entendemos a la educación como el campo fértil de construcción con otros los significados que permitan una sociedad más justa, donde cada sujeto sea reconocido y valorado por lo que es y ayudado para lograr lo que quiere ser, necesitamos tenerlo cerca del corazón, del pensamiento y de la lucha.
Fuente: Puerta E.
Editoriales ANP
