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miércoles, 5 de septiembre de 2012

SÍNTESIS DEL JUICIO POR MARIANO FERREYRA


Buenos Aires, 30 de agosto de 2012 (Anred).- El juicio continúa y los testimonios de dos testigos claves, María Villalba y José Ortigoza aclaran dudas, confirman hipótesis y comprometen a los acusados. Emboscadas, complicidad y zonas liberadas.

Mientras continúa el juicio por la causa de Mariano Ferreyra, militante del PO asesinado el 20 de octubre de 2010, los testimonios complican aún más a los acusados. María Villalba testificó ante el Tribunal Oral 21 describiendo los últimos momentos con vida del militante de 23 años.
Además, Villalba asistió a Elsa Rodríguez, uruguaya e integrante del polo obrero desde la crisis de 2001, herida de bala durante la agresión. La misma estuvo en coma farmacológico y se debatió entre la vida y la muerte a lo largo de una difícil recuperación. Las secuelas: hemiplejia y dificultades en el habla. Elsa fue baleada a metros de Mariano. "Mariano tenía una pierna arrollada, otra estaba estirada, se había hecho pis, trate de bajarle la cabeza, pero él no hablaba".
Estas fueron las palabras de Villalba, de 60 años, a la hora de atestiguar en la causa que tiene por acusados a José Pedraza, número uno de la Unión Ferroviaria su segundo al mando Juan Carlos Fernández y tres integrantes de una de sus patotas Claudio Gustavo Alcorcel, Guillermo Armando Uño y Gabriel Fernando Sánchez.
Pedraza y Fernández se encuentran señalados como los instigadores del crimen mientras que los demás se encuentran acusados de ser los autores materiales junto al barrabrava Cristian Favale.
Además, se acusa a siete policías de “liberar” la zona facilitando las agresiones de las patotas sindicales dejando desprotegidos a los civiles que se encontraban manifestando. Entre los acusados de la policía se encuentran los comisarios Luis Mansilla y Hugo Lompizano, Jorge Ferreyra (de la División Roca de la policía Federal) y el subcomisario Rolando Garay (de la Comisaría 30).
Por otro lado, el sargento José Alberto Ortigoza remarcó que el número de ferroviarios que esperaba en las vías era “muy superior” a los manifestantes del PO y los empleados tercerizados que estaban en las inmediaciones del Puente Bosch, en el límite entre Avellaneda y el barrio de Barracas, en la Capital Federal.
Ortigoza también confirmó los testimonios de varios manifestantes que sostenían que hubo una maniobra de emboscada.
El sargento (que iba de civil en medio de esa marcha) tenía como tarea encomendada por el subcomisario Garay el averiguar que iban a hacer los manifestantes cuando se terminaran de reunir. Dijo también que en la embestida integrantes de la patota quisieron atacar a otros policías de civil creyéndolos “zurdos”, pero los efectivos se identificaron y alguien de la patota confirmó que eran policías.
La abogada María del Carmen Verdú, querellante en la causa, sostuvo al respecto que “este es el primer policía que dice que cuando él llegó los móviles de la comisaría 30 estaban trompa contra trompa cruzados cortando el transito, mientras que a la hora de los incidentes los móviles estaban a 45 grados sin impedir el tránsito” de la patota.
Dicha declaración debilita el planteo de la defensa sobre que la situación devino en un enfrentamiento más que en una acción unilateral.
Hace unos días, el 24 de agosto de 2012, se rechazó el pedido de excarcelación de Pedraza así como los de Guillermo Uño, Claudio Alcorcel Gabriel Sanchez y Juan Carlos Fernandez. Sus defensores ayer habían solicitado la nulidad del juicio y la excarcelación de algunos de los 17 acusados el día anterior.
Los testimonios complican a los acusados cuya estrategia de defensa se debilita tras aclararse las circunstancias del suceso, cambiadas en sus testimonios y en las declaraciones de su defensor. Mientras tanto, el juicio continúa.