El Bolsón.-(ANPP). En su
paso por El Bolsón nos cruzamos con la Colectiva Feminista “La Revuelta”.
Dos de sus miembros, Ruth Zurbriggen y
Belén Revuelta, nos cuentan las actividades que llevarán a cabo, informan sobre
la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”
y difunden los propósitos y servicios solidarios que brinda la red “Socorristas
en Red- Feministas que Abortamos”.
-Estamos con Ruth y
Belén, compañeras de La Revuelta, quienes se encuentran en nuestro territorio
en el marco de una serie de jornadas de difusión. ¿Qué es concretamente lo que
han venido a hacer?
-Vinimos convocadas por activistas
feministas, pero principalmente por las compañeras de “Conjuros a Viva Vos”.
Nos invitaron a la presentación de la película “Yo aborto, tu abortas, todes
callamos”, dirigida por Carolina Reynoso. Una película muy interesante que
rescata la experiencia de abortar de mujeres pertenecientes a distintas épocas
pero, en particular, de mujeres que en este tiempo se animan a dar testimonio
sobre esas prácticas y que continúan exigiendo que el aborto sea legal, seguro y gratuito. La película, además, trae al
escenario político algo novedoso: mujeres poniendo su cara, su cuerpo y su
subjetividad para contar sus historias, para hablar de algo que todos sabemos
que existe pero que en general, por tabú, no se suele nombrar. Además este
arribo nos sirve como excusa para extender nuestros lazos con mujeres y varones
de otros lugares. Así que también tenemos pensado llevar a cabo reuniones con
compañeras de algunos grupos con los cuales nos interesa articular.
- ¿Se está lanzando
“Socorro Rosa” aquí en el Bolsón?.
-Sí, “Socorro Rosa” son
servicios de información y acompañamiento a mujeres que deciden abortar. Lo que
permite el “Socorro Rosa” es que esa mujer que decide abortar puede hacerlo en
su casa, con un medicamento que se llama misoprostol, medicamento recomendado
por la Organización Mundial de la Salud para que las mujeres que van a abortar
no lo hagan de manera riesgosa. Si bien el Estado a través de sus leyes nos
niega la posibilidad de decidir, las mujeres imponemos otra ley que es la ley
de nuestra decisión cuando llevamos adelante la práctica. Estamos muy contentas
de que esta red se extienda cada vez más y esto habla muy bien del movimiento
feminista. Y a la vez, porque estamos
desarrollando una práctica casi ancestral entre las mujeres que es pasarse la
voz, pasarse el dato de boca en boca para compartir saberes.
-Detrás de los abortos
clandestinos hay un gigantesco negocio ¿será esta la causa que frena en el
Congreso la habilitación del aborto? ¿O es una cuestión de falsa moral?
-Creemos que la presión
más fuerte la están ejerciendo los laboratorios que, en el mercado ilegal, te
venden el misoprostol aun precio sumamente elevado. Si bien hoy en día
cada vez mas mujeres abortan con
misoprostol, la inmensa mayoría aun
no lo hace por falta de difusión y porque cada vez es más difícil el acceso,
pues la burocracia para conseguirlo se hace más compleja y el costo sigue
siendo elevado. El libre acceso a través de una receta y la venta en farmacias
pondría el producto a un precio razonable. Razonable en comparación con lo que
esta cobrando un médico en una clínica privada; hablamos de hasta 15.000 pesos
y donde muchas veces, además de cobrar, se maltrata a la paciente. Pareciera que una mujer que va a abortar
mereciera el maltrato por parte de esos mismos que hacen el negocio. Por un
lado son los laboratorios y la corporación médica, por otro, la corporación eclesiástica.
La iglesia católica y las iglesias en general se oponen a esta práctica porque
saben que pierden poder. Lo paradójico de esto es que la mayoría de las mujeres
que deciden abortar son creyentes o practicantes pertenecientes a distintas
iglesias y religiones. Esto deja en claro, también, que el poder de las
religiones ha perdido incidencia sobre las subjetividades de las mujeres. Y no se trata de algo nuevo, las prácticas
abortivas se han realizado a lo largo de la historia, entendidas como practicas naturales anticonceptivas. Nos guste
o no ,cuando una mujer ha decidido que ese embarazo es inviable para ese
momento de su vida, aborta; y en esa decisión si tiene que arriesgar su vida,
la arriesga. Por eso hay alrededor de 100 mujeres por año que mueren porque han
realizado prácticas riesgosas para su salud. Y hay aproximadamente 70.000
internaciones por año, a nivel nacional, en hospitales públicos, que se
relacionan con el aborto. Y hay miles y miles de personas que abortan y que no
tienen consecuencias porque lo hacen en consultorios de manera segura o con
misoprostol. También, una tercera causa
podría ser cierta moralidad de los diputados y diputadas que los lleva a
imponer su propia ideología o creencia a toda la sociedad.
-Hablaban recién del temor
a la perdida de poder que tienen estas instituciones, en contraposición
¿sienten ustedes que con esta organización que están generando se están
empoderando? Y si es así, ¿en qué cosas lo sienten?
-Las Revueltas tenemos
reuniones grupales con mujeres que deciden abortar en lugares públicos, nos
juntamos con tres o cuatro mujeres que nos llaman al celular que es un celular
público y parte de lo que va pasando ahí es esa sensación de fuerza. Encontrase
con otras, la que tiene 18 con la
de 40 y la de 51 juntarnos a compartir y esa circulación de experiencias
de vida ya es un empoderamiento. Después, desoír los mandatos sociales: “en
este momento digo no y es no”; desoír los controles de la pareja que muchas
veces dice “no podés abortar” y ellas, a escondidas, llevan adelante la
práctica. Creo que el empoderamiento principal está puesto en esa decisión que
ojalá sea siempre lo más autónoma posible y no tenga que ver con presiones
externas. Cuando articulamos con otras compañeras sentimos empoderamiento. El
feminismo no tiene presente ni futuro si no busca articulaciones con otros
movimientos. Esta es una practica que es genealógica, si vemos para atrás
encontramos mujeres feministas que a lo largo de la historia se organizaron en
servicios similares y que no lo hicieron de manera aislada. Entonces, todo eso
nos va encontrando en una historia que tiene puntos de articulación y que se
contextualizan con las nuevas técnicas. Todo eso se va conjugando para que
nosotras nos sintamos muy empoderadas. Decir la palabra aborto sin necesidad de
inventar otros nombres, sacar a la palabra del silencio al que estuvo sometida
durante tanto tiempo, eso también nos empodera.