Río Negro, 30 de mayo de 2013 (Partido Comunista de Río Negro y Federación Juvenil Comunista de Río Negro).- Durante la última dictadura genocida, la tortura, las ejecuciones y las desapariciones físicas de personas fueron parte de un mecanismo político-represivo con el objetivo de instalar un nuevo orden político-económico.
El discurso justificador fue el de la contrainsurgencia y el del combate a la subversión marxista.
Lugares como la escuelita en Neuquén, la 4º en Cipolletti y la 14º en Cutral Co, fueron necesarios como parte fundamental de la estructura montada para que, a base de la sangre de nuestro pueblo, se comenzara a implantar el neoliberalismo en el país.
Hoy nos encontramos para recordar, para festejar, para insistir y dejar en claro que en el terreno del debate sobre los Derechos Humanos se viene ganando la discusión sobre la memoria contra los defensores del olvido y la impunidad más rigurosa sobre lo que fue el terrorismo de estado, logrando condenas, recuperando espacios para la vida y la cultura como la ex ESMA, y marcando sitios como la 4º, necesarios para continuar fortaleciendo la memoria colectiva.
Pero lamentablemente estamos perdiendo la batalla cultural sobre el significado de la cuestión de los Derechos Humanos en el presente.
Es repudiable escuchar cómo en el discurso del gobernador Weretilneck sobrevive la lógica de la dictadura, estigmatizando y descalificando a la juventud e instalando a las y los jóvenes pobres como los nuevos enemigos de la “policía” y de la sociedad. Discurso que no solo reclama mano dura si no que además es legimitador de toda exclusión.
El Gobernador al decir que “Si (un joven) es capaz de matar significa que es un peligro para la policía y la sociedad" no solo dice, sino que ordena y acciona creando las condiciones necesarias para el accionar del gatillo fácil, utilizado como represión preventiva e indiscriminada contra opositores potenciales.
No hay matices en este tema, frente a ampliar cada vez mas derechos, frente a mayor democratización de la democracia, frente a la necesaria profundización del rumbo, o las fuerzas populares aceptamos y justificamos estos dichos y posicionamientos, que son propios de la agenda de la agenda de la derecha nostálgica del terrorismo de estado y lo dejamos pasar como si nada hubiese sucedido o continuamos en la dirección que se comenzara en 2003, la de unir todas las fuerzas que podamos para instalar la nuestra: la agenda de la memoria y la justicia, la del hambre cero y la educación para todas y todos, la de más y más derechos para todas y para todos, incluyendo a los niños y las niñas.
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