Por Belisario Sangiorgio. A seis años del asesinato de Otoño Uriarte en Río Negro, su padre, Roberto Uriarte, dialogó con Marcha: “Hay una corporación político-judicial que permite que esto suceda”. Un testimonio clave para entender la violencia institucional en la Patagonia.
"Ante la evidente inoperancia, negligencia, indiferencia y despreocupación demostrada en la causa de Otoño Uriarte por parte de la jueza María del Carmen García García, el fiscal Oscar Cid y la asesora de menores Susana Merino, exigimos el enjuiciamiento, destitución e inhabilitación inmediata de los mismos", decía el documento entregado hace seis años al Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, al Consejo de la Magistratura y a la Procuraduría General de la Provincia tras la aparición del cuerpo sin vida de la joven adolescente secuestrada y asesinada en Cipolletti, Río Negro, el 23 de octubre de 2006.
La investigación, finalmente, cambió de manos. Hoy, está a cargo de la jueza Sonia Martín. Pero poco ha avanzado, pese a que el expediente del caso llegó hasta el despacho de Aníbal Fernández, por entonces ministro del Interior. El peritaje completo de los restos genéticos hallados en el cuerpo de Otoño debía estar listo para el 13 de mayo de 2007. Aún hoy, la familia espera los resultados. Las muestras ya están en un laboratorio inaugurado hace poco más de un mes por el Estado en San Carlos de Bariloche. Y, respecto a la parálisis de la causa, el padre de la joven, Roberto Uriarte, fue muy claro durante una conferencia de prensa realizada el mes pasado en el hotel Bauen, a la que asistieron referentes del movimiento de familiares de víctimas y crímenes impunes de la Patagonia.
“Hubo una desidia total por parte de la asesoría de menores, la fiscalía, del juzgado de turno y obviamente de la policía. La policía lo único que hizo fue tomarle declaraciones a los compañeros de Otoño, luego la investigación se enfocó en la familia. Hubo un operativo gubernamental para minimizar la situación, y el periodismo alimentó estas versiones. Dijeron que Otoño se había ido por sus propios medios, porque tenía problemas familiares. Esto lo dijo el comisario Víctor Cufré, por entonces subjefe de la policía (luego secretario de Seguridad provincial), que es un personaje bastante siniestro en nuestra provincia, uno de los que maneja la corrupción en el Valle”, aseguró Roberto Uriarte.
El tiempo pasa y la verdad se escapa
“Seguimos esperando -continuó- el análisis de ADN de los vellos púbicos que estaban en la bombacha de Otoño. Vellos de los que se analizó una pequeña parte y con eso se valieron para inculpar a 4 o 5 personas, que rápidamente fueron liberadas. Hasta el día de hoy esperamos el peritaje de los vellos restantes. Hay una recompensa de 200 mil pesos para quien aporte datos a la investigación, pero no se aporta el dinero para terminar con las pericias. Si en algún momento hubo orientación para saber lo que había sucedido, no se siguió adelante”.
Al momento de la desaparición de Otoño, la familia insistió en radicar la denuncia como “desaparición forzada de persona”, pero la Policía de Río Negro también insistió. La causa fue caratulada, inicialmente, como “averiguación de paradero”. Sobran los casos en las comisarías a lo largo y ancho del país donde los agentes de la fuerza intentaron disuadir a los familiares de mujeres cooptadas por redes de trata o de hombres asesinados por las policías provinciales para que ni siquiera planten las denuncias.
Los medios de comunicación de mayor cercanía a los grupos de poder y los voceros de la Policía de Río Negro insistieron en instalar la versión de la fuga. Leandro Uriarte, hermano de la joven, declaraba a la prensa por aquel entonces: “Nosotros que la conocemos sabemos que ella no es de manejarse así, si hubiera tenido la voluntad de irse lo hubiera dicho durante el transcurso del día y ya se hubiera comunicado con nosotros, por la relación que tenemos con ella. No cierra para nada esa hipótesis, nunca se nos cruzó por la cabeza”.
Seis años después
Frente a la falta de avances en la investigación, a seis años del asesinato de Otoño, su padre, Roberto Uriarte, dijo a Marcha: “Acá hay algo, una corporación político-judicial que ampara o de alguna manera permite que esto suceda. Acá no hubo voluntad. Hay mafias amparadas por el poder. ¿Cómo puede ser que los casos no se resuelvan? Es necesario realizar un cambio social de fondo, que no se realiza. Luego de seis años, el reclamo es más contundente, los vecinos van entendiendo que hay algunos pocos que manejan a toda la comunidad. Pero hay cosas que fueron quedando en el olvido. El comisario Víctor Cufré fue premiado sistemáticamente, fue el que manejo todas las situaciones parecidas en Río Negro. Hubo declaraciones de movimientos populares y organizaciones sociales pero siguió en la fuerza sin ningún tipo de sanción. Hoy ya está retirado y nadie se hizo eco de aquellas denuncias”.
Por el sexto aniversario del asesinato de Otoño, la comisión de familiares de crímenes impunes y victimas de violencia institucional organizó un cronograma de actividades que comenzó ayer y comprende charlas y debates sobre trata de personas en colegios de la zona, una conferencia de prensa prevista para hoy a las 14 y un festival popular que tendrá lugar el sábado a las 17 en la plaza de Fernández Oro. Cabe destacar que, junto al caso de Otoño, descansan las investigaciones truncas por la muerte de Atahualpa Martínez, por el asesinato de los pibes de Bariloche, Bonefoi, Carrasco y Cárdenas, muertos en 2010 a manos de la Policía de Río Negro; se encuentra parada, también, la investigación de Coco Garrido, asesinado en la comisaría de El Bolsón en enero 2011 y la de Daniel Solano, desaparecido en Choele Choel hace un año.
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