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martes, 28 de febrero de 2012

OPINIÓN: HABLEMOS DE MEGAMINERÍA, NO DE CIANURO

Por Alejandro Romero

La discusión que debemos generar en torno a la mega minería, no está vinculada al cianuro. Este veneno es solo “uno” de los utilizados en este proceso extractivo, ya que se emplean detergentes no biodegradables, xanatos entre otros más letales que el cianuro. La contaminación generada por estas corporaciones, obedece a un conjunto de factores. Tenemos la contaminación inmediata, adonde el polvillo de roca es transportado por los vientos hacia las zonas pobladas o a territorios lejanos de la explotación. Muchas veces en provincias vecinas se pueden apreciar en techos o parabrisas polvos blancos que están relacionados con la mega minería a cielo abierto, pero la gente no lo sabe. La contaminación de tierras y ríos por el proceso de lixiviación es parte de la contaminación inmediata. El filtrado de diques de cola o evaporación y transporte producida por los altos vientos cordilleranos. Los vertidos tóxicos a ríos por falta de control, y un trato irresponsable como lo sucedido en San Juan en enero pasado. El accidente es producto de la rotura de un caño que transporta agua, cianuro y otros tóxicos. Esto generó que colapsara el denominado “Valle de Filtrado”, generando una mancha de hasta un metro de contaminación. Fue en Jáchal, adonde se encuentra el yacimiento gualcamayo que explota la empresa minera “Minas Argentinas S.A.” subsidiaria de la canadiense Yamana Gold (parte de la Barrick Gold). Estos informes no salen a la luz porque es el mismo gobierno sanjuanino, quien se encarga de silenciar la noticia (http://www.noalamina.org/mineria-argentina/mineria-san-juan/colapso-en-pila-de-cianuracion-de-gualcamayo ). Otro componente de contaminación inmediata son las explosiones de magnitud y no tan solo por el polvillo generado, sino por los residuos tóxicos del explosivo que es transportado por las corrientes de aire. En San Juan solamente, ingresan 35 mil toneladas de nitrato de amonio. La ONU lo clasifica como “clase 5” adonde los radiactivos son clase 7 en un indicador del 1 al 9.
La contaminación a largo plazo encuadra la gran cantidad de tóxicos vertidos en los diques de cola ¿Quién podrá controlar estos diques tóxicos, cuando la empresa se retire al agotar los minerales del yacimiento? En el caso de La Alumbrera tenemos un ejemplo práctico a pesar de que el gobierno y las corporaciones tratan de hacernos creer que no contamina. La empresa ubica 15 bombas debido a la fisura del dique de cola que genera pérdidas constantes. De esta manera logra recuperar y re bombear al dique de cola, la perdida de estos líquidos tóxicos. Funcionan las 24 horas pero… ¿Y cuándo se retiren de la explotación que pasará con esas bombas? Existen gran cantidad de minas abandonadas y agotadas con alto contenido contaminante. Las minas de Uranio, Torio y Cesio abandonadas hoy contaminan silenciosamente. ¿Es que a esto no lo saben los gobernantes nacionales y provinciales? Es más fácil acusarnos de tremendistas, exagerados o terroristas que hacerse cargo del gran daño ambiental producido y a producir por estas corporaciones mineras avaladas por los gobiernos de turno.
La Alumbrera está seriamente sospechada de explotar minerales estratégicos no declarados como el uranio, el cesio y el Niobio entre otros. ¿Quién los controla? nadie. Ellos saben de nuestra ignorancia y les damos ventaja. Entre el silencio de Universidades, científicos y académicos por temor a perder subsidios de estas mineras, la complicidad de técnicos y políticos, más el autoritarismo y las ventajas legales de las corporaciones, jamás podremos acceder a un panorama cierto del daño ambiental y el saqueo de minerales del que somos víctimas los argentinos.

Por eso no hay que discutir sobre el cianuro, sino sobre el agotamiento de recursos minerales, acuíferos, destrucción de glaciares (en San Juan hay más de diez mil, en La Rioja más de trescientos según el CEDHA), la contaminación de ríos subterráneos, destrucción de aparatos productivos regionales, envenenamiento de poblaciones enteras, diques de cola del tamaño del dique San Roque, que perdurarán por miles de años con su consecuente daño ambiental irreparable. Y lo más triste, estos diques de cola están ubicado en fallas sísmicas como La Alumbrera, o en zonas altamente sísmicas de nuestra cordillera.
Aquí radica la indignación de los lugareños que se alzaron en lucha. Y estas son las causas reales por las que nosotros, ambientalistas, denunciamos este genocidio, necesitamos dejar asentadas las pruebas, para que los técnicos actuantes y políticos sean juzgados por violación a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad en un futuro no muy lejano.


Video
http://www.youtube.com/watch?v=UkJI7RqI6sU&feature=youtu.be