Buenos Aires, 2 de febrero de 2012 (UAC).- Ayer, en medio de un temporal, a las 19 horas, frente a la Casa de la Pcia. de Catamarca, un grupo decidido, firme, de algunas decenas, estimulado por los ecos de los gritos de lucha que recorren las rutas y resuenan a lo largo de la cordillera se plantó y expresó todo su apoyo y solidaridad a los que se están jugando por un camino distinto al del oro y la ganancia que priorizan los de arriba.
Con pocos paraguas pero mucha alegría aquí en el centro de la Capital también se gritó que Belén y Famatina son la misma causa y la misma batalla, y que esa batalla es también la nuestra, que rechazábamos la megaminería que gobernantes nacionales y provinciales quieren llevar adelante confundiendo los votos con la licencia social para dinamitar cerros y destruir acuíferos, que nos sentíamos parte de una Jornada Nacional contra la megaminería, que repudiamos la Ley Antiterrorista y que solo el pueblo de pie puede frenar estos mega-emprendimientos transnacionales.
La Avenida Córdoba cubierta de lluvia era testigo del grito ¡Fuera Alumbrera! ¡Ni una Mina más! Que nos enorgullecía saber que a pesar de la represión los camiones de los empresarios de la muerte seguían siendo bloqueados por los defensores de la vida, los de Andalgalá, Belén, Tinogasta, Santa María , Amaicha del Valle. Denunciamos al fiscal catamarqueño que recibiendo órdenes del poder político y del económico intenta judicializar la protesta, maltrata, reprime, ofende, repugna. El gobierno nacional es el responsable y lo hacemos cargo.
Repetimos que frente al bloqueo de la razón debíamos explicar las razones de los bloqueos. Que si en el Alto Carrizal se grita que el Famatina no se toca, en Catamarca y Tucumán se repite que el Aconquija tampoco. Se leyeron los mensajes de Esquel que ha vuelto a movilizarse y también el de Bariloche. Catamarca Capital, ASANOA y el movimiento de documentalistas, todos gritamos bajo el agua. Desde Jujuy llegó la protesta y el apoyo. La lluvia hizo pensar a la policía que no íbamos a hacer nada cuando se dieron cuenta ya les habíamos ganado la puerta y los 15 ó 20 que llegaron ya no pudieron impedir que colgáramos nuestras banderas, las de la UAC, cubriendo las rejas de la casa de la Provincia.
Cuando nos fuimos los ecos resonaban más cerca y ya estaban rebotando en otros lados.
Con orgullo sentimos que Buenos Aires también dijo y dice NO.
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