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martes, 6 de octubre de 2009

OPINIÓN: "BASTA DE ODIOS"

¡Basta de odios!
Eso es.

¡Basta de odios!

No podemos vivir resentidos con el pasado.

Son errores de la historia, y hay que avanzar en la creación de una sociedad moderna.

Ya quedaron atrás las épocas en que nos enfrentaban ideologías.

Es la hora de la concordia.

¿Para que juzgar a represores, a cómplices de un genocidio de hace treinta años atrás?

Los muertos ya están muertos.

Y los desaparecidos, si aparecen, aparecen muertos.

¡Basta de odios!

Si hace treinta años se entregó a toda una generación, se la masacró, se la torturó, se secuestraron a sus hijos, se los envió al exilio… ¿cómo podemos ser tan rencorosos y acordarnos de eso?

No necesitamos la memoria.

¿Y que importan los resultados que esto ha tenido en las generaciones siguientes?

Miedo, consumismo, desnutrición, esclavitud, desmantelamiento de los servicios públicos básicos, como salud, educación. Propagación de la pobreza, de la exclusión. Concentración de la riqueza en el 10% más rico de la sociedad.

¡Basta de odios!

Necesitamos olvidar el pasado.

Si logramos olvidar que se exterminó a la clase dirigente obrera y estudiantil que se oponía a la entrega del país y que luchaba por una sociedad sin oprimidos ni opresores, entonces podremos evitar que alguien diga que la militarización y la represión en terrabusi es un método similar al que se usó en los 70, cuando en la vereda de enfrente (en la Mercedes Benz) se desaparecía a toda la comisión interna.

Quien tenga memoria podrá pensar que los 3 mil asesinados en democracia en casos de gatillo fácil son la continuación de aquel terror que recuerda.

Tenemos que olvidar.

¡Basta de odios!

Cuando logremos olvidar que el secuestro y la desaparición fue el método para callar a toda una generación, entonces podremos decir que Julio López está perdido por ahí.

Y si el odio se acaba y se pierde la memoria, nadie notará que la educación y la salud pueden ser para todos, y se creerá que la desnutrición, la ignorancia, y el bienestar son palabras de ciencia ficción, o la realidad obligatoria y natural.

El momento en que la memoria se extinga, será cuando festejemos que los trabajadores de hoy habrán perdido la posibilidad de saber que antes tenían derechos, y podían pelear por que sean respetados.

También olvidarán que por eso fueron asesinados, torturados, desaparecidos otros como ellos.
Entonces, cuando todo esto se olvide, y haya triunfado el lema ¡Basta de odios!, se podrá repetir la historia, desapareciendo a los trabajadores de Terrabusi, que luchan por sus derechos; torturando a los estudiantes secundarios, que se solidarizan con ellos, concentrando la riqueza a niveles impensados, para que el 10% mas rico (empresarios, políticos, terratenientes) se queden con todo, mientras el resto pasan a ser sus esclavos, acostumbrándose a que las migajas son lo que les toca por obligación de ser ese ser.

Cuando el ¡Basta de odios! triunfe, entonces habrá triunfado el terror, y el horror será la vida.

Pero algo aún nos diferencia y nos mantiene vivos.

No es el odio ni el rencor lo que nos mueve a exigir justicia.

No es odio ni rencor lo que nos hace ser solidarios con nuestros hermanos.

Es el pleno amor a la vida, a los hombres y mujeres, a la humanidad en peligro, el que nos hace movilizarnos en contra de los que se creen con el poder de decidir quien vive y quien muere, en pos de quedarse con el poder y las comodidades, los lujos de unos pocos en detrimento de la sumisión de todos.

Es por amor que luchamos por un mundo sin oprimidos ni opresores.

Y es también por amor que estamos dispuestos, como nuestros hermanos y hermanas lo hicieron en los 70’, a dar la vida en la búsqueda del fin del sometimiento de los trabajadores, de los pobres, de los marginados, de los perseguidos.

Lucas Vadura
Fuente: Agencia Walsh