El Bolsón (ANPP).- Las empresas mineras junto con sus aliados locales en el mundo político y social han emprendido, como denunciara la organización No a la Mina, una impresionante campaña propagandística que incluye la captación de maestros, pastores evangelistas y la compra de comunicadores con el fin de convencer a la población de la Meseta chubutense de “los beneficios” que significaría quedarse sin agua y con los suelos irreversiblemente contaminados.
En varios puntos de la provincia de Chubut se está distribuyendo en forma gratuita un quincenario llamado “Correo del Sur” (se puede conseguir en la terminal de micros de Esquel, por ejemplo), que se autodefine “de interés general”.
En su 3ra edición, correspondiente a la primera quincena de octubre, contiene 16 notas, de las cuales 12 (75 por ciento), a pesar de la aparente diversidad que muestran sus títulos, toman como ejes recurrentes el desastre causado por las cenizas y la sequía en la estepa y la “necesidad” de complementar la ganadería con proyectos mineros. A esas notas hay que agregar una que reseña la erupción del volcán Hudson en 1991, lo que, en este contexto, no hace sino reforzar la falaz y absurda argumentación de que perdido por perdido la minería tóxica sería la salvación. Como si un herido de bala pudiera curarse con una ráfaga de ametralladora.
La primera de estas notas panfletarias es una entrevista con el dirigente radical Aldo Cortés sobre peleas internas en la UCR de Comodoro Rivadavia. Pero avanzando en la lectura aparece el verdadero motivo del texto: la filiación prominera del político.
Otras dos notas hacen referencia a las reuniones que mantuvieron el gobernador Mario Das Neves y el jefe de Gabinete, Pablo Korn, con las autoridades comunales de la Meseta. Nuevamente aparecen los argumentos a favor de la minería a cielo abierto y la mención a “estudios” que no tienen otro fin que el de engañar a la gente, vía discursos tecnicistas, y hacerles creer que no tienen nada que temer.
Por su parte, los intendentes dieron a conocer un documento llamado “Declaración de Gastre” (nota de página 6) en el que, si bien nunca menciona abiertamente a la minería, recalca que la ganadería está arruinada y que es necesario “revertir la situación”, ya que el territorio “posee recursos suficientes”.
En la página siguiente, la diputada electa del Frente para la Victoria Alejandra Johnson Táccari sonríe amigablemente en tanto nos dice que “se puede trabajar conjuntamente la producción ganadera y la minería”.
Otro título: “Hay que adaptarse y cambiar”. Las palabras son de Eduardo Varela, técnico del Programa de Desarrollo Rural de la Patagonia. Dice que “los campos están muy deteriorados” y que la situación no mejorará aunque “el próximo invierno venga muy llovedor o nevador”. Los campesinos ya pueden sacar sus conclusiones: todo está perdido.
Pero la minería es “una esperanza”, y por eso el Correo incluyó “un testimonio” de una empleada del Proyecto Navidad, de la empresa minera Argenta. El recurso a los testimonios tiene probada efectividad, de hecho en publicidad se utiliza con frecuencia (tal es el caso de algunos de los inservibles productos que promocionan desde Tevecompras). En esta nota (página 10) Silvia Lefimí, de Gastre, relata cómo hace 15 años cambió su vida de miseria por un “trabajo decente”. Empezó limpiando la casa de los técnicos e ingenieros de la empresa, luego la nombraron coordinadora del grupo de limpieza y ahora los vampiros mineros le encontraron una tarea mejor: hacer “relaciones comunitarias”.
Hay dos notas que llegan al límite de la perversidad. Se trata de entrevistas a referentes de comunidades originarias (página 11 y contratapa), notas que aprovechan el discurso reivindicatorio para propalar la idea de que la minería es la “última oportunidad”. Una de estas entrevistas fue realizada luego de que los representantes originarios asistieran a un “seminario sobre minería y desarrollo sustentable” (!) realizado en la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires.
Lo que causa mayor indignación es que se esgrimen con fines ladinos argumentos que son reclamos históricos de la población de la meseta: apoyo a las economías locales, estrategias para el arraigo de los jóvenes, la diversificación de la producción, el desarrollo sustentable. Todo lo que justamente la explotación minera arruinará cuando ya no haya más que sacar de nuestra tierra.
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com