Por Andrea Bello
El Bolsón .- Llevamos casi un mes sin clases en los edificios del CEM 30 y 48. ¿Por qué no incluyo al CEM 94 que es parte también del edificio? Porque su directora, que sostiene el discurso de “los de arriba” es parte de un entramado político –si se quiere- que apunta a menospreciar y a negar la realidad en la que nos encontramos. Realidad que va de la mano de la desidia de los funcionarios de educación.
Los especialistas –no el arquitecto de Delegación que ha demostrado ser tan inepto e inoperante como el resto de los que están ahí adentro- han determinado que el edificio no es apto por razones de seguridad, que “está colapsado”; Delegación –luego de tomarse su tiempo, quince días, para cambiar alambre por precintos, poner perillas a los calefactores, enduído a las rajaduras del techo- determinó que el edificio está en condiciones para retomar las actividades. ¿Quién da las garantías técnicas de que así sea? Nadie. ¿Quién garantiza que el edificio es seguro? Nadie. Sólo la voz cantante de Ramona Figueroa (quien dijo públicamente que renunciaba a su cargo luego de “consultar” y aún no lo ha hecho), subdelegada. ¡Guauuu!
Se han hecho sentadas, marchas y más marchas. Los estudiantes, quienes comenzaron la protesta, no piensan bajar los brazos. Los adultos, arrancados por la fuerza de nuestra pasividad propia de los “temores a represalias”, hemos acompañado. Pero no todos, nunca más que quince o veinte.
¿Qué pasa con el resto? Los chicos reclaman acompañamiento, que estemos con ellos. ¿Y yo en casa cómodo tomando mates? ¿O tal vez aprovecho estos días sin clases y organizo minivacaciones? ¿Qué pasa con esos adultos que en las jornadas se llenan la boca hablando de que hay que desarrollar un pensamiento crítico en los alumnos y bla bla bla? ¿Con qué cara los miras a los chicos que nos están dando cátedra de pensamiento crítico y defensa de ideales como la escuela pública en edificios con condiciones dignas? Perdón, ¿Pero no educamos también con el ejemplo? ¿Dónde están esos padres que se llenan la boca hablando de que sus hijos no pueden estar sin clases cuando las condiciones mínimas de seguridad no están garantizadas? ¿Acaso el reclamo no nos debería de convocar a todos? ¿O la consigna es clases sin importar en qué condiciones? ¿A eso hemos llegado?
Pienso en estos veinte días y se me viene inevitablemente a la cabeza la obra de Saramago, “Ensayos sobre la Ceguera” donde medianamente toma la idea de Thomas Hobbes de que “el hombre es malo por naturaleza” y la transforma en el aforismo “el hombre es cruel, despiadado y brutalmente egoísta por naturaleza ante situaciones extremas”.
¿Podemos seguir así? ¿Cuándo dejaremos de ver todo blanco y haremos TODOS causa común? ¿O será que la ceguera de los políticos contagió a la sociedad de El Bolsón toda?
Andrea Bello
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com