Los efectos de la contaminación por radiactividad son sumamente graves para prácticamente todas las especies vivientes, como la experiencia histórica ya lo ha demostrado: el ataque terrorista de Estados Unidos a Japón con bombas atómicas (1945) y accidentes nucleares como los de Three Mile Island, EEUU (1979) y Chernobyl, Ucrania (1986).
La radiación es una combinación de ondas y rayos de enorme energía (rayos alfa, beta, gamma, entre otros), capaces de atravesar los tejidos celulares de plantas y animales, quemándolos (en el mejor de los casos) o produciendo graves mutaciones en el material genético (ADN) que pueden derivar en cáncer o la muerte.
La contaminación de este tipo, para peor, es de largo alcance en el tiempo, por lo que las zonas afectadas pueden mantener su peligrosidad por siglos e incluso decenas de miles de años.
En Argentina, el actual gobierno nacional anunció recientemente la reactivación del área nuclear, lo que valió en su momento la réplica de organizaciones ambientalistas advirtiendo una vez sobre los efectos negativos que esta actividad trae inevitablemente aparejados.
En nuestro país hay dos centrales nucleares generadores de energía en funcionamiento y una tercera en construcción (Río Tercero, Córdoba y Atucha, provincia de Buenos Aires).
Instalaciones de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) como centros de experimentación también se encuentran en esta zona (Bariloche y Pilcaniyeu). Incluso, años atrás, estuvo a punto de instalarse un basurero nuclear en Gastre, localidad de la meseta chubutense, proyecto que retrocedió gracias a la reacción del pueblo.
Difundimos a continuación la carta:
Carta abierta enviada a la Señora Presidente de la Nación Argentina
"Nosotros, los ciudadanos del mundo, poseemos el derecho inviolable a la vida. Cualquiera que ponga en peligro ese derecho es un demonio, un monstruo." Josei Toda, 8 septiembre 1957
Sra. Presidenta: Las situación de Japón tras el terremoto, el tsunami y fallo de las centrales nucleares me alarman y preocupan. En primer lugar expreso mi profunda solidaridad con las víctimas.
Considero que este evento catastrófico debe marcar el fin de la energía nuclear, no sólo en Japón sino en el mundo y en Argentina. Se ha puesto de relieve la incapacidad de reacción por parte de las centrales nucleares en caso de un accidentes imprevisibles. El desastre nuclear ha desviado recursos de otros trabajos más necesarios para ayudar a las más de cien mil víctimas. Las noticias acerca de la crisis nuclear indican que ha afectado a varios reactores y la situación es muy grave. Aunque esperamos que esto no llegue a suceder, la situación puede empeorar aún más y no se puede excluir la posibilidad de que ocurra un vertido de radiactividad aún mayor.
Lo que está ocurriendo en Japón representa lo que la industria nuclear afirmó era imposible y, sin embargo, el mundo es testigo de lo que ocurre en uno de los países más avanzados, más modernos, mas ricos y más preparados frente a terremotos.
En Alemania, Austria y Suiza ya los gobiernos han reaccionado para replantearse la oportunidad de apoyar la energía nuclear.
Sra. Presidente, le pido el compromiso de su Gobierno, para poner en marcha inmediatamente el cierre de las plantas nucleares existentes y detener los planes de construccion de otras nuevas.
No entiendo que como sociedad asumamos unos riesgos inaceptables al mantener unas instalaciones inseguras en nuestro territorio cuando tenemos acceso a alternativas más sostenibles, más baratas, más asequibles, menos contaminantes y, sobretodo, mucho más seguras.
Me despido atentamente de Ud, con la esperanza de conocer el plan de cierre y la no construccion de centrales nucleares.
Contacto: difundiresluchar@groups.facebook.com
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