
Los compañeros organizaron una asamblea mientras esperaban la llegada de contingentes provenientes de la ciudad de San Juan, jachaleros, iglesianos y también miembros de la UAC que venían desde Buenos Aires.
Con la llegada de todos ellos y los ansiosamente esperados hermanos chilenos, (se juntaron cerca de 100 compañeros) se instalaron en la Plaza de Villa Iglesia, donde repartieron volantes informativos y mantuvieron largas charlas con los automovilistas que pasaban y se mostraban muy interesados en la movida.
Efectivos de Gendarmería Nacional “custodiaban” atentamente a los compañeros de Argentina y de Chile.
La anécdota fue las incontables excusas que le pusieron a los compañeros chilenos para demorar su entrada a la Argentina. A pesar de todo, los cumpas pasaron y los contingentes llegados de Copiapó, Vallenar, Alto del Carmen, Chiguinto, etc. pudieron lograr el abrazo con mucho éxito y repercusión.
Luego de la asamblea, marcharon hacia las oficinas de Barrick.
A pesar de los obstáculos que puso el gobierno de la provincia de San Juan, los hermanos argentinos y chilenos lograron cumplir con lo propuesto.
Este abrazo en la lucha contra la megaminería y en defensa de los glaciares significó el comienzo de movidas que se sucederán en el futuro con igual o mayor intensidad.
Los hermanos chilenos hicieron noche en Iglesia y partieron el domingo hacia sus hogares en Chile.
La experiencia sirvió además para aumentar y fortalecer los lazos de amistad en la lucha en común de ambos lados de la cordillera de los Andes.