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martes, 4 de mayo de 2010

PERIODISMO Y DICTADURA: JUICIO ÉTICO

Buenos Aires (La Vaca).- Pese a las presiones y falsificaciones por parte de la corporación periodística, a 33 años del nacimiento de Madres de Plaza de Mayo, se realizó en la Plaza este jueves uno de sus característicos juicios éticos, que provocó especial agresividad por parte de sectores de la prensa debido a que el acto esta vez puso en cuestión, justamente, el rol de los medios y algunos periodistas durante la dictadura.
Tres de los testigos invitados (Carlos Del Frade, Edgardo Esteban y Pedro Brieger) se bajaron finalmente del evento, en medio de las presiones que incluyeron obviamente a lavaca y a los otros periodistas convocados.

Juicio a periodistas
El juicio resultó altamente informativo, por momentos conmovedor, con datos que siguen asombrando incluso a quienes ya los conocen, con respecto no sólo a la censura cometida por los militares, sino al servilismo y apoyo de la llamada gran prensa hacia régimen. Las intervenciones sucesivas de Claudia Acuña (de www.lavaca.org y revista Mu), Carlos Rodríguez (docente y periodista de Página/12), Néstor Busso (de Radio Encuentro de Viedma y el Foro Argentino de Radios Comunitarias), Pablo Llonto (periodista y autor de La Noble Ernestina), resultaron básicamente un ejercicio de memoria complementado con audios y material documental de la prensa gráfica y denuncias internacionales, que demuestran el modo sistemático en que “se silenció el horror”, tal como lo planteó Hebe Bonafini.
La reacción de las empresas periodísticas ha consistido en ignorar el contenido de lo dicho y mezclarlo con la cuestión de los afiches anónimos dirigidos a periodistas del Grupo Clarín (por su mudez respecto al caso de los hijos adoptados por la directora de dicho holding). Pero la propuesta convocada por las Madres apuntó públicamente a un espectro mayor aún, y a una situación que se mantiene abierta: el silencio y la connivencia de los medios frente al terrorismo de Estado. En una frase del periodista Robert Cox, recordada durante el juicio: “Si sólo hubiésemos tenido una prensa decente, no podría haber pasado lo que pasó”, hipótesis que, vistas las reacciones actuales ante este tipo de actos, sigue vigente.
La televisión mostró imágenes, pero en casi todos los casos sin audios. La paradoja quedó potenciada: se volvió a enmudecer literalmente el tema, mostrando cómo los ataques a la libertad de expresión pueden provenir de las propias empresas periodísticas.