El Bolsón (ANPP).- Esta no es una pregunta para nada nueva…
Todos los que somos docentes, seguramente, nos la hicimos más de una vez.
Pero en este mes en el que hacemos balances, en el que miramos lo que nos ha pasado a lo largo de este año tan especial y proyectamos el que viene, ¿cómo no volver a hacerla?
Llegamos al fin de un año que nos encontró, nuevamente, en conflicto.
Dimos la pelea, tomamos la palabra, la calle, la ruta… ¿y?
Otra vez nos encontramos frente a la traición, esa traición que viene siendo sistemática y que aparece tan bien orquestada como para que el próximo año sigamos en conflicto…
Traición tan bien armada que a los que la nombramos nos tildan de “tirabombas”.
Traición que nos perfora la energía a quienes sacamos el cuerpo de las aulas y lo pusimos en la ruta pensando que “esta la ganamos”, “esta vez no nos entregan”...
Y nos volvieron a desmovilizar y, además, doblemente…
Nos sacaron de la ruta. Nos sacaron de las aulas, nuestro lugar de lucha para quienes pensamos e intentamos dentro de un sistema que nos explota, una educación libertaria.
¿Y eso a quién le sirvió?
A los que se llenan los bolsillos con dádivas sindicales, a los que nos pretenden ignorantes para seguir siendo dominados, a los que aumentan su clientelismo político por los desgarros económicos que esto genera en las familias rionegrinas.
Nuestro desafío es urgente y muy claro…
Urgente porque es inconcebible que como trabajadores no podamos llegar a fin de mes, ni pensar en unas merecidas vacaciones, ni poder disfrutar en familia de un aguinaldo digno y pagado en el momento que lo necesitamos.
Muy claro porque no podemos bajar los brazos y dejar de luchar, dejar que este sindicato entregador nos aniquile, también, la conciencia de la dignidad de los trabajadores.
Al decir de Rodolfo Walsh: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas…”
Por eso en este balance, en este “evaluarnos” para avanzar, no dejemos de llamar a las cosas por su nombre. No olvidemos nuestra experiencia colectiva ni la lección que aprendimos en Chichinales…
No olvidemos nuestra historia ni nuestra condición de trabajadores de la educación.
ARRIBA LOS QUE LUCHAN
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