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martes, 28 de julio de 2009

HISTÓRICO ESCRACHE A LEDESMA

(AW) La décima Unión de Asambnleas ciudadanas cerró con un repudio general, materializado en una manifestación en las instalaciones mismas del ingenio azucarero más grande de Sudamérica, quien, además, es co-responsable del secuestro de 400 personas en el año 1976, 32 de las cuales siguen sin aparecer.

Libertador San Martín, domingo 26 de julio (UAC-Contrapunto-Indymedia Córdoba).- Al término de la segunda jornada de la 10º UAC, la energía colectiva nos encontró saliendo a la calle. Marchamos por la Avenida Libertador, los vecinos escucharon cantos de protesta y sapucais. “Blaquier asesino, Ledesma mata”, se decía con bramidos que nos abarcaron con vibrante emoción. Producción colectiva de asambleístas de la Unión de Asambleas Ciudadanas.
Las banderas por docenas, las consignas muy diversas, pero todo englobado por el mismo espíritu de repudio al saqueo, a la contaminación y al atropello de los pueblos por parte de este modelo.
Libertador General San Martín no acostumbra a ver sus calles colmadas de gente. Además de la “Marcha de los Apagones” y algunas otras durante el año o algún corte de ruta, la administración del Ingenio Ledesma (en el Barrio Ledesma) sólo había vivido un escrache en el 2001 con la “Marcha de los Apagones”.

Ahora estamos frente al portón de la enorme casa rosa, llamada “La Rosadita”. Un caserón repleto de mitos, que se remontan desde la época en que se esclavizaba a los pueblos aborígenes para trabajar en el ingenio, hasta la última dictadura, donde los mayores nos cuentan que Blaquier se reunía con el diablo en las habitaciones de “La Rosadita”.



Los clamores de lucha hacen eco en las frías paredes, tiemblan seguramente los vidrios por el brotar de sonidos.



Quedó la entrada, junto al portón, repleta de velas. Cálida luminosidad que nos envolvía de memoria, pero también nos proyectaba a la lucha presente y futura que se plasma en la UAC. Extendiendo sus brazos hasta estas calles oscuras, a este pueblo castigado, azotado por el terror que ahora se para frente a sus miedos con saltos, gritos y bocinazos. Estos últimos, expresados desde el reclamo de las más de 350 familias sin tierra asentadas hace un mes en terrenos de Ledesma, que también se unieron al escrache. “No tenemos donde vivir, y todo es de Ledesma…queremos tierra!”, gritaban, víctimas del mismo modelo, pero sin achicarse ante el gigante.



Salimos del lugar, volvemos por donde vinimos. Dejamos encendidos todos esos puntos anaranjados y nos vamos sin irnos; llenos de esa sensación de estar haciendo una nueva historia en la lucha de los pueblos.