El Bolsón (ANPP).- El
capitalismo, sistema de dominación política y económica en el cual
habitamos, pensamos, reproducimos, siempre busca apropiarse de los conceptos e ideas de
quienes buscamos transformarlo (y luchamos para cambiarlo) mercantilizando, quitándole contenido, y acomodándolo al pensamiento hegemónico. El feminismo no está
excento de esto, y aquí tenemos el ejemplo de los tan expandidos
-últimamente en nuestra comarca- grupos de mujeres de “economía
solidaria”, que usando palabras como “sororidad”, “empoderamiento”, e
incluso “luchar contra el patriarcado” son una de estas herramientas de engaño.
En
los últimos días, ha circulado por los medios nacionales, la noticia
acerca de que ha surgido una nueva forma de estafa conocida como “Telar
de la abundancia” o “de los sueños”. En realidad, como se explicó en
muchos lugares es una forma de estafa ya vieja, y que a lo largo de la
historia ha cambiado de nombre. Se puede decir, que su inventor fue un
tal Carlo Ponzi, quien hace un siglo se enriqueció vílmente con este
tipo de estructuras piramidales donde muchos ponen plata y se les
promete que lo multiplicarán, para que unos pocos cobren verdaderamente.
Esta misma forma, se expande en la Comarca Andina, siendo en realidad
una nueva forma de cooptar y estafar gente bajo un manto de “economía
solidaria”, amistad, sororidad, usando y sacando de contexto conceptos
construidos y apropiados por el feminismo. No sólo se están cooptando
mujeres adultas, sino también adolescentes a las que se les invita a
participar de mandalas de menos dinero, y a volver a invertir lo que
ganaron para ganar más dinero.
Se
ofrece como una invitación a participar de un grupo o movimiento
económico solidario de mujeres, para cumplir sueños o realizar
proyectos, donde las que participan son un círculo de mujeres
superpoderosas, de suma confianza, quienes se organizan (tejen), en una
estructura de mandala, que se puede explicar de la siguiente manera: 8 a 1, dónde 8 pagan para que 1 cobre. Es decir, se trata de un beneficio para el 7% de las participantes, sosteniendo un 93% de participantes que están en tránsito de cobrar. 8 ponen, 1 saca. En
realidad, como se dijo más arriba el mandala, es un esquema
piramidal en dónde hay cuatro niveles: agua sería la punta de la
pirámide (x1), quien recibe el “regalo”, tierra (x2), quien apoya,
aire(x4), quienes atraen a los fuegos que son 8 y son quienes ponen el
dinero (requisito indispensable para entrar). Para que cada fuego llegue alguna vez a cobrar (es decir, a transformarse en agua y recibir "el regalo"), se necesita involucrar a 512 mujeres en el esquema, porque se necesita 8
mujeres por cada nivel (8x8x8=512). Es decir, cuando un “agua”, recibe
su “regalo” (término nada inocente) se crea una nueva fase del esquema
que crece exponencialmente (un mandala se convierte en 2). Por cada
nueva fase que se crea en este esquema sólo el 7% de las participantes
logran recibir su dinero. Este porcentaje se mantiene independientemente
de la cantidad de mujeres que entren en el esquema.
Queda
claro, que un esquema en dónde sólo cobra el 7%, dejando al 93% fuera
no tiene nada que ver con “sororidad”, y menos con “economía
solidaria”. El telar de mujeres o cualquier círculo de la abundancia
similar recauda dinero que no se reparte equitativamente. No hay forma
de que el dinero que se deposite en el telar se multiplique para así
poder pagarle lo prometido a todas las involucradas.
Quienes
han sido beneficiadas con "el regalo", consciente o inconscientemente
están poniendo en riesgo a otras mujeres, haciéndoles creer que algún
día van a cobrar, proponiéndoles invertir sus ahorros, y peor aún
creando una falsa hermandad cuyo único objetivo es conseguir dinero para
satisfacer necesidades individuales, ¿qué tiene esto que ver con
sororidad, empoderamiento, etc etc?. Todo lo contrario, es un “juego”
que reproduce y profundiza (porque empobrece a quien pone y no cobra) la
desigualdad económica, el capitalismo más salvaje, y el neoliberalismo
que pregona el individualismo y la meritocracia.
Es
necesario, destejer estos falsos círculos e invitar a quienes están
allí a salir, y a quienes están por entrar a que no lo hagan.