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Mali QuintillánEl miércoles 8 de abril después de casi 50 días de paro por tiempo indeterminado, el congreso de Unter resolvió suspender las medidas de fuerza y aceptar la escasa propuesta del gobierno.
Cien pesos no incluidos en el básico y la retención del sueldo de marzo para ser devuelto en diciembre según se cumpla o no con la recuperación de las clases, previo adelanto en abril del 75 % de diciembre.
A lo largo del conflicto se sucedieron intentos de todo tipo para desmovilizar y que se vuelva a las aulas con las manos vacías.
Intervención del P.J., arbitraje de la iglesia, discursos llenos de provocaciones, intentos de organizar a los punteros en contra de la huelga, un fallo del S.T.J. para levantar la medida y por sobre todo la permanente afirmación del gobierno sobre el descuento de los días de paro.
La oferta que finalmente se aceptó es por demás escasa y nada tiene que ver con el esfuerzo que cada docente hizo en esta lucha, sin embargo fue la que le sirvió a la directiva para considerar que no había descuentos, llamar a congreso, promocionar la aceptación, suspender y luego levantar los cortes previstos para semana santa y finalmente levantar el paro.
La prolongación en el tiempo no fue en absoluto motivo de desgranamiento del acatamiento del paro que rozaba aun el 50 % cuando se realizó el último congreso. La base docente fue rechazando uno a uno todos los intentos de desmovilización y reafirmando su voluntad de no ceder ante las amenazas y hasta el efectivo descuento de abril.
Fue justamente la permanencia de la movilización docente lo que permitió arrancarle al gobierno la oferta aceptada derrotando la estrategia de congelamiento salarial para los estatales y todo tipo de apriete y amenaza contra quienes salen a luchar.
El gobierno tuvo al inicio del conflicto una actitud de indiferencia, pasando luego a la provocación con discursos y ofertas que no consideraban lo salarial hasta el anuncio de la coparticipación de la soja.
Cuando el diálogo estaba empantanado en los $200 en negro apareció el mandamus intimidatorio.
Este devenir de acontecimientos permitió ver a la par de una enorme voluntad de lucha y organización de la base docente, la gran crisis política de Río Negro al punto que el ministro de educación amenazó con renunciar, el resto de los jueces del S.T.J. se despegaron de quien firmara el mandamus y no pudieron imponer aun con policías y punteros los ofrecimientos de cargos en El Bolsón, donde además tres días después del intento, una movilización de mil trabajadores repudió el patoterismo y las amenazas.
La directiva sindical por su parte estuvo todo el tiempo condicionada por la intervención cada vez más organizada del activismo y una gran base docente que salió a esta lucha de modo activo y dispuesta a luchar lo que obligó a esperar 40 días para poder levantar Chichinales y 6 más para levantar el paro.
Repudiada en tres oportunidades en Río Negro, la Ctera jugó el rol que ha desempeñadao en todo el país: NO NACIONALIZAR EL CONFLICTO, respetando acuerdos con el gobierno nacional y tratando de apaciguar los ánimos de lucha.
El lunes 13 de abril no será un inicio normal de clases, sobrarán las irregularidades, las contradicciones, las anomalías del C.P.E.
Todo dando cuenta de la derrota del gobierno nacional y provincial de iniciar el año lectivo sin problemas.
Queda en Río Negro una oposición heterogénea comunicada en toda la provincia y con importante debate y disposición de continuar.
Una oposición alerta tanto de lo que hará el gobierno como su directiva , dispuesta a dar batalla a la reforma de media, a la reforma del estatuto docente y hasta a la reforma del estatuto sindical que se viene.
Una oposición que tendrá que hacer un acertado balance y dotarse de un programa clasista capaz de concentrar en sus filas a todo el activismo que se sumó a este conflicto.
Esa es la tarea, esta lucha continúa.