Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com

jueves, 6 de abril de 2017

IDENTIDAD RURAL, A PESAR DE TODO.

Nota de opinión:
IDENTIDAD RURAL, A PESAR DE TODO.

  El día martes 28 de abril, la directora del nivel primario de la provincia Alicia Mónica Valverde, se dignó a llegar a nuestra escuela (luego de reiteradas solicitudes para que se acercara a conocer nuestra institución, las actividades que en ella se desarrollan y la propuesta pedagógica vinculada con la ruralidad que nuestra escuela sostiene).
 Como era de suponer no se acercó para ofrecer soluciones, por el contario vino para intentar justificar lo injustificable: frente al requerimiento por parte de algunos docentes y estudiantes del motivo del cierre del cargo de huerta, la señora (que avaló la medida) intentó deslindarse de responsabilidades arguyendo que la decisión corrió por cuenta de la ministra de educación Mónica Silva. También aclaró que si bien el cargo de huerta fue cerrado esto no necesariamente significaba el fin de las actividades de huerta, ya que las mismas podían llevarse a cabo con los docentes a cargo de grados. Contradiciendo con esto sus dichos anteriores, los cuales sostenían que el cargo se cerraba porque la hora de huerta le quitaba tiempo y espacio a las materias curriculares (lengua, matemática, sociales y naturales). Desconociendo, a la vez,  que el mismo diseño curricular en uno de sus apartados propone trabajar con áreas integradas o curriculum integrado, donde todas las materias y saberes se interrelacionan. Y, fundamentalmente, en sus páginas, habla de los ejes transversales los cuales habilitan a las escuelas a que formen parte del curriculum aquellas problemáticas o saberes propios de la idiosincrasia del lugar y de la comunidad donde la escuela se asienta y construye lazos solidarios. Ejes que organizan la tarea cotidiana y que constantemente atraviesan a las materias curriculares.
  Como estamos acostumbrados desde siempre, los políticos (porque la señora Valverde cubre un cargo político) cambian sus discursos y argumentos según más les convenga, diciendo hoy aquello que mañana negaran o tergiversarán con otros dichos. Pero la visita no finalizó ahí. Al ser cuestionada sobre la quita del transporte escolar (medida que no solo complicó la asistencia regular de muchos chicos sino, también la organización de muchas familias) la señora le explicó al docente y a los chicos que “el estado garantiza la educación para todos, pero lo que no garantiza es el transporte”, aclarando también que “las familias pueden elegir a que escuela enviar a sus hijos, pero se tienen que hacer responsables de llevarlos y traerlos”. Se le olvidó decir también que el estado tampoco garantiza el agua potable, ni las condiciones estructurales dignas y seguras de las instalaciones, (siquiera la pintura de las paredes descascaradas y machadas de nuestra aula),  por citar algunos ejemplos.
  Es de destacar la dulzura con que en todo momento se manifestó, la paciencia que demostró frente a las constantes interpelaciones que este docente le realizó y lo mejor, la cantidad de veces que nombró la palabra “amor”. Sin duda todos resabios de su pasado como docente, actitudes y palabras hueras porque se contradicen (una vez más) con las medidas que avala o bien intenta implementar que solo tiende al vaciamiento de la educación pública y a cercenar, de forma autoritaria  e infundamentada, el derecho social a la educación que poseen todos nuestros niños.
  Aun así ese día fue hermoso. Junto con mis estudiantes y familias preparamos la tierra para la siembra de otoño, aprendimos a encender y manejar un motocultivador y hablamos sobre la importancia de producir nuestros propios alimentos (soberanía alimentaria). Con palas, rastrillos y azadas sacamos las champas y preparamos la compostera. Al tiempo que otro grupo cosechaba las papas (ese día cada uno se llevó un puñado y guardamos otro tanto para cocinarlas en el horno de barro y compartirlas). En fin, como decía el poeta Mario Benedetti “a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente” nos entendimos con la naturaleza, tendimos manos que ayudan, abrimos puertas entre el corazón propio y el ajeno y construimos futuro. Porque recuperar la cultura del trabajo, aprender a valorar el trabajo colectivo y el fruto de nuestros esfuerzos mancomunados es vital para construir un mundo más justo y solidario.

Adrián Estévez (Trabajador de la educación en la “Escuela N° 103”).
DNI: 24.870.509