Ni olvido, ni perdón ni reconciliación
En los variados desfiles militares que se han realizado para conmemorar el bicentenario de la declaración de la Independencia, se ha podido observar la presencia, y como tal, el reconocimiento, de integrantes de las Fuerzas Armadas que participaron de la dictadura militar y que protagonizaron, también, la represión en democracia en las décadas siguientes. Así, en Tucumán desfilaron integrantes del “Operativo Independencia”, el plan genocida dispuesto por decreto presidencial en enero de 1975, profundizado y “profesionalizado” a partir de marzo de 1976 bajo el mando del general Antonio Bussi, que asoló la provincia con un enorme saldo de asesinatos, torturas y desapariciones, que afectó en un 75% a obreros de fábrica y surco de la industria azucarera, peones rurales y obreros de la construcción, además de combatientes de la guerrilla rural.
En la ciudad bonaerense de Junín se vio circular un automóvil Falcón verde oliva, símbolo indiscutible de los grupos de tareas, y en Palermo, Ciudad de Buenos Aires, la columna de “veteranos de Malvinas” incluyó a Aldo Rico, protagonista del primer alzamiento carapintada en 1988, indultado por el ex presidente Menem, y sucesivamente intendente de San Miguel (1997/1999); ministro de Seguridad bonaerense ese año, designado por el gobernador Carlos Ruckauf, junto al que promocionaba “meta bala por la espalda”, y reiterado candidato a diversos cargos con su partido, el MODIN, o integrando listas del PJ, alternativamente con Duhalde, Solá y Rodríguez Saá, y finalmente del Frente para la Victoria de los Kirchner.
Estos pocos y muy preocupantes ejemplos hacen visible un eje central de la actual gestión de gobierno de cambiemos: la reconciliación con las FFAA como parte de su política represiva.
CORREPI expresa a través de este comunicado su enfático repudio a estas novedosas, aunque no totalmente nuevas, reivindicaciones de protagonistas simbólicos del accionar represivo del Estado en el pasado, que aportan a una deliberada búsqueda de imponer la legitimación y naturalización de la represión actual.
Así como nos organizamos y luchamos a diario contra el gatillo fácil, la tortura y las desapariciones en democracia; con la misma fuerza que nos paramos junto a los trabajadores reprimidos, denunciamos la criminalización de la protesta y exigimos la libertad de los presos políticos, decimos, con el puño en alto en homenaje a todos los compañeros y compañeras caídos en las luchas populares, que: No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.