La Plata, 20 de agosto 2013 (Tinta Verde).- La fractura hidráulica o fracking es un método no convencional de extracción de gas y petróleo que ya fue prohibido en numerosos países por la contaminación que produce, las enfermedades que trae aparejadas y la inmensa cantidad de agua que insume. En la Argentina, siete ciudades se declararon libres de fracking, mientras el Gobierno Nacional hace negocios con Chevron, una empresa multinacional condenada por la Justicia ecuatoriana por terribles daños ambientales y sociales, que pretende instalarse en territorio mapuche.
Publicado en Revista Otro Viento.
La matriz energética nacional estuvo ligada históricamente a la explotación y el consumo de combustibles fósiles. A partir de que comenzó a mermar la cantidad de combustible existente en los yacimientos concentrados, surgió un nuevo tipo de exploración y explotación de hidrocarburos, llamada fractura hidráulica o fracking, caracterizada por ser un método no convencional de extracción de gas y petróleo.
“Lo que se hace es perforar y fracturar el terreno, en formaciones de baja permeabilidad y densidad (que en nuestro país se destaca el shale gas o el gas de esquisto, conocidos como yacimientos no convencionales), para luego inyectarles masivamente una sopa química en una cantidad de agua que amplía las fracturas existentes.”, explica Diego Di Risio, integrante del Observatorio Petrolero Sur (OPS), un colectivo que surgió en 2008 como respuesta a las agresivas políticas de promoción de la actividad hidrocarburífera en la Argentina.
“Es la megaminería de los hidrocarburos. Como los hidrocarburos que se extraen son aquellos que alcanza el líquido de fractura, es necesario que se hagan nuevos pozos constantemente, entonces ya no se realiza únicamente un pozo vertical, sino plataformas de pozos donde pueden encontrarse de seis a diez perforaciones, que en cierto momento se horizontalizan”, detalla Di Risio, y agrega que uno de los mayores riesgos es la contaminación de los acuíferos.
Además, señala que “los primeros 500 metros tienen que ser cementados para una mayor protección, y en algunos casos pueden fallar, por ejemplo cuando se rompen estas formaciones (de 3000 a 4000 metros) y la fractura puede alcanzar formaciones permeables, entonces esta sopa química, puede subir muy lentamente a la superficie y contaminar algún acuífero”.
Fracking Nacional y Popular
Desde 2008, en la Argentina se empezaron a realizar exploraciones para fracking que se intensificaron a partir del incremento del déficit energético en los últimos años y de la nacionalización parcial de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Esta técnica ya había sido prohibida en países como Francia y Bélgica, y en estados de Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos, Australia y Suiza. En la Argentina, las ciudades que se declararon libres de fracking son: Cinco Saltos de la Provincia de Río Negro; San Carlos, Tunuyán y Tupungato de Mendoza; Concepción del Uruguay, Colón y Los Conquistadores de Entre Ríos.
Tras la nacionalización del 51 por ciento de las acciones de YPF, comenzó un proceso de exploración del territorio nacional, en búsqueda de nuevos yacimientos de combustibles fósiles. Para ello, desde el año pasado, YPF y el Gobierno Nacional comenzaron a participar de reuniones de negocios con la empresa petrolera multinacional estadounidense Chevron, altamente cuestionada por los daños que generó en Ecuador.
De esta forma, desde YPF se busca avanzar en las exploraciones de hidrocarburos no convencionales con el objetivo de saldar la demanda nacional e internacional de petróleo, sin plantear un debate profundo en torno a la matriz energética existente en el país y sin reconocer los impactos ambientales y sociosanitarios que puede producir este tipo de explotación.
El acuerdo con Chevron
Chevron es una empresa petrolera trasnacional que dispone de importantes yacimientos petrolíferos y de gas natural, refinerías de petróleo y buques petroleros en distintas partes del mundo. En Ecuador, bajo el nombre de Texaco Petroleum Company, Chevron fue condenada por la Justicia por el derrame de 103 millones de litros de petróleo, que contaminaron ríos y alrededor de dos millones de hectáreas en las cuales estaban emplazadas comunidades indígenas.
Si bien la Justicia ecuatoriana condenó a la empresa a pagar un monto de 19 mil millones de dólares, por lo cual se embargaron todos los bienes de la compañía, el 16 de julio de este año en la Argentina se firmó un polémico convenio entre YPF, el Gobierno Nacional y dicha petrolera. El decreto 929/13 instrumenta el Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos, mediante el cual se crea la figura de Concesión de Explotación No Convencional de Hidrocarburos, habilitándose la creación de nuevas áreas. Los ojos están puestos en la Patagonia, el litoral y Buenos Aires.
“El primer plazo del acuerdo implicaría una inversión de 1.500 millones de dólares, aportados por parte de Chevron, destinados a dos cuestiones: la construcción del cluster (factores que permiten a una industria específica incorporar nuevos eslabones en su cadena productiva) en Loma La Lata, Neuquén, con el objetivo de determinar la cantidad de reservas existentes, y por otro lado, avanzar en exploraciones en el yacimiento de Vaca Muerta, y en otra formación ubicada en Mendoza, llamada Cacheuta”, explica Di Risio, del OPS.
“La política de YPF está orientada a la expansión de la frontera, por eso es que se han realizado nuevas perforaciones en Comodoro Rivadavia, en el norte de Santa Cruz, en Entre Ríos y en Buenos Aires, entre otros, como posibles escenarios de búsqueda de hidrocarburos”, continúa.
En el mismo momento que se firmó el cuestionado acuerdo, numerosas organizaciones se manifestaron en las afueras del edificio de YPF en Buenos Aires, mientras que en Vaca Muerta, Neuquén, comunidades mapuche tomaron cuatro pozos en protesta y en rechazo al convenio. “La acción de parar cuatro pozos de perforación respondió a la decisión de generar un acto de resistencia pacífica en nuestro territorio y llamar la atención del mundo sobre algo que se está haciendo a nuestras espaldas que pone en riesgo de muerte la vida física y cultural del pueblo Mapuche”, expresa Jorge Nahuel, representante de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Vaca muerta, cordero atado
El área de Vaca Muerta, que ha sido pensada como zona de reserva de yacimientos petroleros y gasíferos, está a 100 kilómetros de la ciudad de Neuquén, a la vera del Río Neuquén y atravesada por dos lagos: Mari Menuco y Los barreales.
Se trata de una zona que se viene explotando hace más de 40 años y que está emplazada sobre el territorio de las comunidades mapuche Kaxipayiñ y Paynemil, que han denunciado sistemáticamente casos de contaminación y de altos índices de enfermedades oncológicas, el fuerte impacto en las economías regionales y en la ocupación territorial.
“La situación en Vaca Muerta es de una preocupación igual momento previo al anuncio del convenio, porque se trata de un territorio amenazado con Chevron o sin Chevron. Hoy está trabajando YPF y múltiples contratistas en territorio mapuche, destrozando los campos de uso económico de la comunidad, sin ningún tipo de consulta previa ni participación de las comunidades”, remarca Jorge Nahuel, de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Con respecto al acuerdo firmado Nahuel expresa: “Cuando se anunció la firma del convenio con Chevron, la alarma fue más dramática, porque sabemos lo que implica esta multinacional criminal y lo que ha dejado a su paso en otras regiones y a partir de eso es que nos comenzamos a organizar y a plantear el alerta”.
Nahuel denuncia que se trata de un pacto “que se firmó totalmente a espaldas de la población, respondiendo a una necesidad preelectoral que tiene el gobierno y a negociados económicos, en donde el impacto mayor va a ser sobre el pueblo mapuche”.
En relación a la ocupación simbólica de los pozos petroleros, explica: “La toma fue simbólica y ya se levantó. Ahora estamos revisando y analizando las medidas que vamos a realizar para no dejar ingresar a Chevron y no permitir que se aplique la fractura hidráulica en territorio comunitario. Nos parece que cambiar petróleo por vida humana no es algo que podemos admitir”.
Matriz alternativa
De la matriz energética de la Argentina, alrededor del 90 por ciento depende de hidrocarburos: petróleo, gas y en menor medida carbón. Sin embargo, es de público conocimiento que se trata de reservas limitadas que tardaron millones de años en formarse y se están agotando. De esta manera, la plantilla energética actual dejará de ser viable en un futuro no muy lejano, debido a la escasez de estos recursos, que además son causantes de los gases de efecto invernadero y por lo tanto contribuyen al calentamiento global.
Ante esta realidad, se plantea la necesidad de introducir nuevas tecnologías basadas en energías renovables, que reemplacen a las fuentes fósiles. Diego Di Risio, del Observatorio Petrolero Sur comenta que los programas orientados a la diversificación de la matriz energética, no han sido prioritarios y eso se ve reflejado en la poca inversión que han tenido las energías renovables. “Se sigue apostando a una matriz energética basada en los hidrocarburos; esta preponderancia de los no convencionales debería ser más debatida y cuestionada, teniendo en cuenta factores ambientales, sanitarios, económicos y productivos”, manifiesta.
“La energía es un tema político y que se tiene que discutir, no puede pensarse como una cuestión técnica o limitada a ciertos ‘especialistas’; el rumbo que va a tomar el país en cuestiones energéticas debería ser de debate público”, concluye.
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