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lunes, 5 de noviembre de 2012

LO QUE HUELEN LOS MEDIOS DE LA "CORPO".

Buenos Aires (Marcha).-

Lo que huelen los medios de la “corpo”Por Patricio Klimezuk. Con apenas unos días de diferencia, dos de los principales escribas de los diarios más importantes de circulación nacional, publicaron sendas notas de análisis en las que resaltan diversos flancos débiles de la situación actual del Gobierno nacional. ¿Qué está oliendo la derecha vernácula?

Los hombres en cuestión son Eduardo Van der Kooy del diario Clarín con su nota “Los dos años de Cristina sin Kirchner” y Carlos Pagni de La Nación con su nota "El dilema de un gobierno peronista que no tiene base sindical”.

Respecto del paro y movilización realizado el 10 de octubre por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que dirige Pablo Micheli y la Confederación General del Trabajo (CGT) que lidera Hugo Moyano, Pagni decía en su columna del día siguiente: “La disidencia de la CTA es un aspecto de un fenómeno más amplio e inesperado: el de un gobierno peronista que, a un año de haber arrasado en las elecciones, carece casi por completo de base sindical. El dato es muy relevante cuando la economía ha perdido su dinamismo y la inflación sigue acelerándose”.
Pagni no sólo resalta la apuesta de ambos medios y de sus voceros “ante la aproximación de un tiempo de mayor conflictividad” provocados por mayores complicaciones económicas para el país, sino también “que el cristinismo no podría disponer del control de la calle que siempre tuvo el kirchnerismo. La calle era una obsesión del ex presidente”.
Por su parte, el último domingo, el periodista de Clarín señaló que “el sindicalismo, como el peronismo, ha sido desplazado del corazón del esquema oficial. Cristina tampoco está cómoda con la CGT de Antonio Caló… Al paladar presidencial sólo le cae bien la pequeña tajada gremial de la CTA de Hugo Yasky. Pero ese grupo no paliaría una deficiencia estructural del Gobierno, en un momento en que la economía desnuda muchos flancos vulnerables”.
Una similitud impresionante, más allá de la profundidad de la observación que antes y después se ha reiterado en innumerables ocasiones. Lo importante de las citas es que representan la mirada de un sector que hegemoniza no sólo las formas de ver y entender el mundo de una parte de la población, sino que además produce y reproduce las posibles alianzas, estrategias y tácticas de lo que ellos entienden que debe enfrentar al kirchnerismo.
La forma amplia que utilizamos para denominar a las organizaciones y personajes ejemplifica que si bien son diarios que pueden vincularse con opciones de derecha al Ejecutivo nacional, eso no excluye que ellos intenten incluir a algunos actores cuyas opciones políticas disten bastante de su particular visión del mundo.
Ahora bien, el acuerdo en sus análisis excede la cuestión de la base sindical del gobierno y se proyecta a otros planos, uno de ellos, el particular rol que le asignan a Hugo Moyano como hombre fuerte de la oposición. Es cierto que reconocen que su poder se basa justamente en su base sindical, es decir, en la fortaleza creada en la Federación de Camioneros, pero lo que les interesa remarcar es su nuevo rol como una de las cabezas del antikirchnerismo.
“Moyano es hoy la representación de poder más visible que dispone la oposición”, señala Van der Kooy y Pagni aclara: “Moyano desbordó la arena sindical y pasó a la política”. Uno podría hurgar en las exclamaciones que producía el mismo personaje cuando estaba en la vereda de enfrente, pero dejemos eso para otra ocasión y concentrémonos en el lugar destacado que le encuentran hoy como un posible articulador de opciones dentro del peronismo no K e, incluso, como aglutinador de espacios que exceden ese marco.
En ese sentido es que el periodista de Clarín comentando la interna peronista y las opciones del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y del intendente de Tigre, Sergio Massa, asegura que “sin algunos de esos dirigentes en acción”, se vaticinan “dificultades para armar una alternativa al cristinismo en Buenos Aires” y que “en ese vacío peronista Moyano hace y deshace”.
Son interesantes adicionalmente otras dos operaciones que aparecen en reiteradas ocasiones en estos medios y también en las columnas que aquí traemos al análisis: en ambas se marca la diferencia entre lo que hace Cristina Fernández y lo que hizo -y por qué no, hubiera hecho- el fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
La primera de ellas tiene que ver con el peronismo. Aquí, independientemente de que reconocemos que la opinión en sí misma pueda ser cierta, el intento de los escribas es diferenciar el armado de la actual presidenta del que había construido el ex mandatario. Según Van der Kooy, Cristina “respetó de Kirchner la arquitectura del aparato político que heredó. Pero reemplazó, por lo visto, varias de sus vigas. El ex presidente estimaba insustituible al peronismo, en casi todas sus versiones”.
¿Qué se busca con esto? Básicamente, dos cosas. En primer lugar, sin dejar de aceptar la gestión del ex presidente, el despegue de ambas figuras permite golpear a la que hoy los incomoda. En segundo lugar, admite que algunos de los seguidores del ex mandatario puedan reciclarse (como Moyano, que según Van der Kooy prepara una reivindicación de su figura) y convertirse en anti-cristinistas.
A partir de la similitud acerca de la toma de decisiones centrada en una persona, aparece la segunda diferencia: “Kirchner siempre tuvo a mano un abanico de consultas, aunque resolvía a su antojo; Cristina gobierna ensimismada”. De esta frase a la famosa tapa de Noticias, (Ver “Sexo, política y patriarcado”) hay un solo paso.
A raíz de todos estos elementos, es que se puede coincidir en parte con el análisis de un periodista afín al gobierno: Eduardo Aliverti. En su columna del lunes en Página/12 explica que “la derecha está aburrida” y que “no sabe por dónde entrar”, asignando el hecho a que no tienen una alternativa capitalista mejor que la existente.
Es posible que sea la mejor alternativa capitalista, aclarando que eso debe enmarcarse en un país con una inserción dependiente en el mercado internacional, lo que desmiente que vayamos a arribar a la independencia económica como sugieren algunos voceros oficiales.
Y aclarando que no es que la derecha está aburrida sino que, como analizamos, puede costarle articular una opción para competir electoralmente (lo que Aliverti define como no saber por dónde entrar) pero hay elementos de la realidad que sus escribas y sus medios observan y que tienen asidero: la pérdida de una sólida base sindical que sustente al Gobierno, acompañada de la existencia de otros que le disputan la calle y la búsqueda que enmarca esos fenómenos de un armado más propio (“Unidos y Organizados” como dieron en llamarse) que el que había construido Néstor Kirchner y quizás más similar a lo que había pretendido en un primer momento con la famosa transversalidad. Todo esto comprendido en una realidad económica más compleja que años anteriores.