“Los problemas filosóficos vuelven a presentar hoy en casi todas las obras la misma forma que hace dos mil años: ¿cómo una cosa puede nacer de su contraria, por ejemplo, lo racional de lo irracional, lo vivo de lo muerto, la lógica del ilogismo, la contemplación desinteresada del desear ávido, el vivir para el prójimo del egoísmo, la verdad del error?...”
Federico Nietzsche (1844-1900)
Ay Laderas, Laderas, ¡como me hiciste estudiar!, y yo que a mis 50 pensé que nunca mas sería presa de propias contradicciones internas, de luchas eternas, de esa antipatía extrema por los libros interminables. Me encuentra hoy la vida siendo esclavo de un bodoque de casi 500 páginas de datos, y es la sed, pero no la de sabiduría, sino la otra, la del agua que hoy tengo y mañana no tendré, una sed a futuro, sed de mis hijos y nietos, un plan rombo de sed último modelo que heredarán otros.
Ay Laderas, que hiciste de mi un inculto labrador en tierras yermas de leyes escondidas en cajones tramposos y lejanos. Dedico mas tiempo arando tus entreverados renglones que disfrutando el trabajo en la tierra regadas por las aguas que aún tengo. Endemoniado bodoque concebido por trasnochados adictos a hierbas que son de otro planeta, ¡¡¡barrilete cósmico de los proyectos delirantes!!! , ¿Qué vientos te arrastran entre nubes de cenizas resultantes de eruptivos arreglos políticos arrasados por la decisión de los hijos de la inclusión?, la mano de Dios quiso despeinarte y te sacó el peluquín.
Ay Laderas, ladino artífice de ilusiones para un pueblo ávido de mentiras transcontinentales, de tesoros escondidos en el abierto bolsillo de piratescos millonarios bonachones y benefactores, virtudes tales que les impedirían ser auténticos millonarios. Genio proyectista, envidia de creadores de estratosféricas aeroislas riojanas, ¡¡¡superhijitus de mil trulalás!!! , ni el profesor Neurus podría ser tan malo y nabo al mismo tiempo.
Ay Laderas, que me trataste de hippie mugriento, bruto y mentiroso, que me rebajaste a lo que para vos es inhumano, tu ambición te ciega a la posibilidad de otras realidades, ojalá bajara el Capitán Piluso de la nube traidora que se lo llevó y con el chupete abriera tu ojo caudal, para que por él veas la suciedad que dejás atrás.
Ay Laderas, tan humano, demasiado humano para entender a los brutos e ignorantes que no piensan y ambicionan como vos, lumbrera de la humanidad. Errar es humano, errar mucho es demasiado humano, si la verdad nace del error, cuanto más erres Laderas, más cerca estará la verdad.
Editoriales ANP
