(de Javier Garin)
Amarga fecha, en que murió mi viejo,
Duplica la orfandad con tu partida.
No es breve el sol del pobre en esta vida
Si en clara juventud arde el reflejo.
La mano de mi viejo encallecida
De honesto laburar me dio su orgullo.
Y vos me diste, hermano, un sueño tuyo.
Por eso está mi lámpara encendida.
La plaza, que es de madres, no de ruines,
Te dio un casco de obrero y un pañuelo.
Te vas entre las lágrimas del cielo
Al reino luminoso donde viven
Los hijos de la Patria y su consuelo.
Treinta mil corazones te reciben.
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