Buenos Aires (Revista Barcelona).- En un medio de comunicación, el qué y el cómo, la forma y el contenido, deben ser igualmente importantes. Nos molesta mucho cuando un medio supuestamente afín, con buenas intenciones y una línea editorial que podría acercarnos a su contenido, resulta un plomazo. Y, por el contrario, no podemos dejar de mirar y leer algunos medios que ideológicamente están a las antípodas de lo que pensamos, pero que tienen una forma de comunicar que los vuelve atrapantes.
La revista Barcelona es una sátira periodística. Y, como tal, copiamos el formato de un diario hasta los más mínimos detalles: las volantas, los títulos, los copetes, las fotos, los epígrafes, las infografías, las columnas de opinión, las entrevistas y, por supuesto, las publicidades. La publicidad suele ser lo más importante de un medio gráfico, pues un diario puede no tener lectores y sí publicidad, pero difícilmente sobreviva sin publicidad, aunque tenga muchos lectores.
Barcelona casi no tiene publicidad. Y sobrevive gracias a los lectores y a las ganas de quienes la hacemos. Pero como no tenemos publicidad, las inventamos, como inventamos las notas. Y hay en esa invención también una sátira a la publicidad. Es que, volviendo al tema de la forma y el contenido, la publicidad es uno de los medios más maravillosos para comunicar. Porque, desde la forma, es contundente: la publicidad es efectiva, concisa y de altísimo impacto. Pero también la publicidad es perversa, pues pretende vendernos algo que no es realmente como se muestra. Como el periodismo.
Las revistas suelen tener publicidad en sus contratapas. Como en Barcelona no las tenemos, las inventamos, como una manera de dar vuelta un contenido publicitario que aborrecemos, pero respetando una forma que nos seduce. Y lo damos a toda página, para que esa publicidad tenga el tamaño de un afiche. Se trata, pues, de una sátira que intenta desarticular los mecanismos de la publicidad. Advertir que cuando nos están mostrando una pareja feliz y hermosa, en realidad nos están queriendo vender los servicios de un banco. Y que, cuando nos están queriendo vender los servicios de un banco, nos están proponiendo que nos endeudemos, condicionando nuestra vida por las décadas siguientes.
Muchas veces nos imaginamos cómo convivirían esas publicidades en la ciudad o en una ruta, al lado de otros afiches publicitarios “reales”. Pero nunca nos dio el presupuesto como para intentarlo. A cambio, decidimos que podía estar bien hacer copias gigantes de algunas contratapas y armar una exposición. Fue así que surgió la muestra Contratapa’s de Barcelona.
Por eso las contratapas, y no las tapas. Nuestra idea no era hacer una muestra para dejar constancia de algo que pasó, sino hacer una exposición viva. Pretendemos darle una nueva dimensión a unos afiches creados para desnaturalizar aquello que nos parece natural en el paisaje urbano.
Algún día, tal vez, logremos colgar alguna de estas contratapas a un tamaño de alguna decena de metros, en la avenida 9 de Julio, en la terraza de uno de los edificios que rodean al Obelisco, en la ciudad de Buenos Aires. O en la ruta 2, a la altura de Chascomús. O en cualquier otra ciudad o ruta de la Argentina.
Por el momento, estamos muy contentos presentando en todo el país esta muestra de Contratapa’s de la revista Barcelona.
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com