El Bolsón (ANPP).-Desde esta lejana ciudad, periferia de los centros políticos, vemos la guerra mediática de los candidatos y sus partidos que pugnan por un pedazo de la torta que no parece tener fin.
¿Qué se elige? ¿Qué votamos? ¿Para qué votamos?
Intentan con infinitas estrategias convencernos de que se eligen proyectos distintos, que hay buenos y malos, que hay bandos distintos.
Acá no hay ningún cambio, no hay bandos encontrados, todos responden a los mismos sectores de poder, todos los candidatos son patrocinados por grupos económicos que exigirán al ganador de turno que implemente las políticas que ellos necesiten para sus negocios.
Y así se agranda la desigualdad, la justicia no existe para los pobres, las políticas sociales solo apuntan a acallar las voces y el acto eleccionario disfraza a una democracia que sostiene negocios del capital y los sectores de poder.
Ni el ARI, ni el peronismo en sus variadas formas, ni los radicales convertidos (¿En qué?), ni siquiera la izquierda traen expectativas de cambio alguno o siquiera ganas de cambiar el statu quo, parte de esta izquierda que estuvo apoyando a los grandes terratenientes del sector agrario hoy se presentan como alternativa, impresentables.
No hay opciones dentro de esta farsa democrática, porque las opciones no se votan, se construyen y la alternativa en un contexto de tanta desigualdad se crea con amplia participación de los sectores marginados y del grueso de los trabajadores, no con “representantes” que solo representan intereses propios y de multinacionales.
Necesitamos una democracia con participación sistemática de toda la sociedad y no representativa de sectores que quieren preservar la explotación.
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com