La casa está en orden, ¡felices Pascuas!
R. Alfonsín
Breve balance del conflicto docente, el heroísmo de las bases, la ferocidad del gobierno, y el patético cinismo de la conducción y sus secuaces (1ra Parte)
Por Darío Tosoni (Fiske Menuco)
Introducción:
Dos aclaraciones previas: este trabajo no incluye una cronología del conflicto, ni una rigurosa categorización sociológica y política de hechos y actores; esto es necesario, pero es parte de un trabajo más extenso, aún no terminado.
Sólo se trata de aportar algunas conclusiones significativas, argumentarlas, y extraer algunas enseñanzas para tratar de que no nos joroben de nuevo. Entre ellas:
1) Queda demostrado que todo conflicto que dirija la burocracia sindical, indefectiblemente termina mal (para los trabajadores). No se alcanzan, ni lejos, los objetivos iniciales.
2) La lucha se sostuvo por el heroico esfuerzo de las bases, a pesar de todos los intentos del gobierno que desde el primer día trató de quebrarla, y de la conducción que la aisló y desgastó, estirándola en el tiempo, para tratar de cerrar el conflicto por la miseria que propuso el gobierno (lo que finalmente ocurrió). Con una conducción clasista y no funcional al gobierno, el resultado hubiese sido otro (mejor, por supuesto).
3) Se ganó en experiencia, ya que un amplio sector de compañer@s se dio cuenta con qué bueyes aran. No se logró ni la media patagónica para el básico, ni los $2.100.- o $2.300.- de inicial. Gobierno y burocracia sindical, estirando la medida, lograron correr el centro de gravedad del conflicto, del pedido de aumento, al no descuento de los días de paro (¡les salió redondo!).
4) Se mostró las formas más aberrantes de corrupción y falta de escrúpulos manipulando en las asambleas, tanto a companer@s que hacían el paro como a los que no, dividiendo a l@s docentes, etc.
Desarrollo:
Las agrupaciones Azul y Arancibia, como toda burocracia sindical, se limitan a atemperar los reclamos de la base, y hacer aceptar la política de la patronal (en este caso el gobierno) por parte de los trabajadores. Mientras, sus dirigentes van construyendo sus carreras como futuros diputados, concejales o funcionarios. Como los Tolosa, los Nervi, Berros, etc. Tampoco descartemos a los que lo hacen por pura vocación conservadora; los hay. Por eso, no quieren confrontar seriamente con los gobiernos, con quienes tienen afinidad ideológica, y son aliados políticos a nivel nacional o provincial, o pueden llegar a serlo. Quieren además, mostrarse como personas “serias”, es decir confiables para los dueños del poder. No debemos dejar de considerar las limitaciones personales e intelectuales; aunque eso queda subordinado a la política antes señalada.
El conflicto siempre estuvo dirigido por la Comisión Directiva Central, y por el Plenario de Secretarios Generales con mayoría propia, donde encontramos la voz de mando de personajes necios como Bichara o Berros (secretarios de Prensa y Adjunto), cínicos como Nervi, o de una limitadísima capacidad política y sindical (como el secretario de S. Antonio Oeste o la de Villa Regina, u Olga Martín, J. Vidal, F. Bell de la Comisión D. Central, entre otros). La lista sería larga… Ese grupo es el que abrió, dirigió, y cerró el conflicto.
En estas condiciones, la única posibilidad de ganar y cerrar el conflicto rápida y exitosamente, era que surgiese de abajo, una conducción de hecho que dirigiese el mismo. Eso nunca sucedió, ni en el piquete, ni mucho menos a nivel provincial, así que, en esas condiciones no había chances de ganar. Sólo el esfuerzo y la resistencia descomunal de nuestr@s compañer@s impidió una catástrofe mayor. Así es con la burocracia: nunca se gana. Sus intereses son distintos a los de su base: no es necesariamente ganar el conflicto, sino dar un paso más en su carrera personal. Así llegamos con ellos y el gobierno al básico más bajo del país, ¡que sigue: $444.- en valor índice!
Desde la oposición, tampoco nos ayuda subirse a los palcos con la burocracia, y llamar a luchar con ellos contra el gobierno; se confunde a la base. En todo caso, hay que llamar a luchar a pesar de ellos y contra ellos. Eso es importante no perderlo de vista. Igual, a nivel provincial, la oposición somos minoría, y en los organismos sindicales provinciales de decisión no hay posibilidad de influir.
En general, en todos los espacios, el sacrificio, esfuerzo y honestidad de toda la oposición, la izquierda e independientes, fue decisivo para sostener la lucha. No así la Azul-Arancibia, y la Celeste como agrupaciones, salvo algunas actitudes individuales.
En cuanto a la burocracia de Ctera, cumple el mismo rol que la provincial, pero a nivel nacional, y se analiza su rol en el trabajo más extenso. Digamos que abandonó a Río Negro y otras provincias una vez más: es un aparato sindical al servicio de los K.. Sus dirigentes provinciales (Mango, Molina, Ríos, Giannini, Pitta, etc.) suscriben esa política. Acá piden más de $1.490.-, pero a nivel nacional estaría bien $1.490.-. En ningún lado se puede vivir con eso… No condenan el abandono de las luchas provinciales por parte de la Ctera, y apostaron a la derrota del conflicto (ej.: Bche.), para plantearse como la oposición “seria” a nivel provincial en las próximas elecciones. Eso es oportunismo.
En cambio, dentro de sus posibilidades, docentes y sindicatos no dirigidos por la Celeste-Ctera de otras provincias, acercaron su apoyo, también ATE, los obreros de la ex Zanón, H.I.J.O.S, etc…
En cuanto al rol traidor de los Scalessi, y cía., ya lo sabemos.
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