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lunes, 26 de julio de 2010

MASACRE DE BARILOCHE: CARTA ABIERTA

Carta abierta a nuestras autoridades provinciales

Bariloche, 25 de julio de 2010. (Departamento de Pastoral Social. Diócesis de San Carlos de Bariloche).- A poco más de un mes del asesinato de los jóvenes Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas, y a pocos días de la muerte de un bebé de seis meses como consecuencia del frío y la precariedad, los miembros del departamento de Pastoral Social de la diócesis de San Carlos de Bariloche deseamos expresar la angustia que se vive en las familias más humildes de nuestra ciudad.
Los hechos mencionados manifiestan que continúa avanzando la exclusión social -que es perversa- y la represión como única respuesta a la inseguridad, sin que se implementen medidas que en forma eficaz comiencen a revertir esta situación. Por el contrario, las palabras de los funcionarios, lejos de aportar elementos para un análisis serio y convocante, parecen discursos de descargo, donde nadie es responsable de nada.
Las decisiones que se toman son insuficientes y tardías. Entre el jueves y viernes de esta semana el Comando Superior de la Policía de Río Negro desplazó al jefe y al segundo jefe de la Regional Tercera de esa fuerza, y catorce uniformados tuvieron que dejar sus funciones en Bariloche. Se había comprobado, a diferencia de lo afirmado por el Ministro de Gobierno de la Provincia, que se utilizaron balas de plomo para reprimir a los manifestantes de los Barrios Altos de nuestra ciudad.
Lamentablemente, el accionar represivo policial no es sólo patrimonio de Bariloche, sino que en los años recientes se han verificado desgraciados hechos similares en otras ciudades de la provincia y que son de dominio público. En consecuencia, algo anda mal en el manejo de la seguridad en la Provincia, y debe corregirse comenzando por sus máximas autoridades.
Por todo lo anterior, proponemos dos acciones inmediatas:
• Consideramos que para hablar de verdadera justicia las medidas a concretar, por quien corresponda, deben caer sobre las máximas autoridades relacionadas con la Seguridad por su responsabilidad en estos hechos, para que asuman ante el Poder Judicial las consecuencias que han provocado sus decisiones o su inacción. Es que en las fuerzas del orden hay una cadena de responsabilidades y no se puede cortar por lo más fino y pretender que con eso se ha solucionado el problema.
•Creemos que es necesario que en las próximas reuniones que se lleven a cabo en nuestra ciudad con el Gabinete Social de la provincia deben estar presentes y participar todas las organizaciones que se encuentran trabajando en la contención y acompañamiento de nuestros jóvenes. Éstas pueden aportar el conocimiento real de lo que se vive hoy en los barrios y llevar la voz de los pibes a los ámbitos de decisión, por lo que su aporte no puede ser ignorado. Las soluciones a estos problemas no pueden quedar solamente en manos de técnicos y funcionarios; hay que contar con la participación real de todos los sectores sociales.
No queremos que esto quede en el olvido ni en la impunidad, ni que el paso del tiempo acalle tanto dolor. “Sólo la verdad los hará libres”, nos dice Jesús en su Evangelio; necesitamos que se esclarezcan todos los hechos ocurridos en nuestra comunidad para poder vivir seguros y en paz, y se establezcan políticas de Estado sustentables y consensuadas, no contaminadas por el cuidado de la imagen pública o el oportunismo eleccionario.
El Producto Bruto de Bariloche, según datos del Centro de Estudios Regionales, habría llegado en el año 2009 a unos 3400 millones de pesos, con un aporte de las actividades turísticas y comerciales cercano a los 1850 millones. Las personas pobres e indigentes representaban el año pasado el 31,2% de la población, unas 41000 personas. Podemos afirmar que uno de cada tres habitantes viven en esa condición, en su gran mayoría en los llamados Barrios Altos de la ciudad. Es decir, que esas personas no alcanzan, con sus ingresos, a cubrir la canasta básica total. Además, el 19, 2% de la población activa está desocupada o subocupada.
Estos números evidencian una alarmante brecha de inequidad, que Juan Pablo II ya ha señalado, dirigiéndose a Latinoamérica, con la frase “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”. En otras oportunidades el Departamento de Pastoral Social ha dado a conocer lo que a su juicio son las causas de esta brecha e incluso ha sugerido algunas soluciones inmediatas en lo que respecta a la decisión y mediatas en lo relativo a la concreción de las mismas.
La sangre de estos hermanos -como muchas otras injusticias que se viven a diario- grita de dolor ante Dios Padre y ante toda la sociedad. Dios responde mostrándonos caminos de justicia y de fraternidad, pero nuestros corazones están cerrados para reconocerlos y comenzar a andar unos con otros. Necesitamos testimonios de vida que nos contagien de esperanza y ver signos concretos de que la política es un servicio, especialmente hacia los más débiles y desamparados. Sólo de este modo podremos volver a construir juntos un futuro solidario.