El Bolsón (ANPP).- 07-05-2020 -
Reproducimos comunicado de La mesa de Integración y fomento de MallÍn Ahogado
La Mesa de Integracion y Fomento Rural de Mallin
ahogado adhiere al reclamo de las vecinas/os
solicitando se deje sin efecto el aumento de transporte
público de pasajeros ya que el mismo resulta
inoportuno y excesivo, del.100.%, considerando que el
precio del combustible no se ha modificado. Retomar
la frecuencia diaria (ahora es solo 3 veces por semana
segun sector ) ya que la frecuencia actual hace
que no se pueda respetar el protocolo nacional de
circulación del 60% de la capacidad. Cabe aclarar que
en diciembre de 2019 la empresa aumentó el precio
del pasaje y otra vez el 13 de abril lo hizo nuevamente
en medio de la pandemia.
Más allá de que el organismo de aprobación en este
aspecto sea el Consejo Deliberante , la situación que
vive está empresa es la misma que viven todas las
empresas del país . Los transportes provinciales han
recibido la duplicación del subsidio.
En este sentido queremos destacar que los vecinos/as
de Mallin Ahogado somos quienes siempre nos vemos
exigidos doblemente para todo, particularmente en
esta pandemia .
En este caso parece que nos "corresponde hacernos
cargo de las pérdidas de la empresa La Golondrina" y
de las deudas que la provincia de Chubut tiene para
con ellos. O es que acaso cuando les paguen nos van
a devolver el aumento ? Que va a pasar cuando la
provincia de Río Negro abone su deuda, reconsidere y
pagué el servicio no prestado del transporte escolar?
Consideramos también que esto no se trata de que la
empresa "pierda" sino que "gane un poco menos" , ya
que la pasada temporada de verano los colectivos de
La Golondrina agotaron su capacidad en cada servicio.
Fue una muy buena temporada .
Sabemos que la empresa defiende sus intereses.
Quien defiende los intereses de los usuarios del
servicio?
Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com
jueves, 7 de mayo de 2020
miércoles, 6 de mayo de 2020
CORONAVIRUS Y GRANJAS INDUSTRIALES
El Bolsón (ANPP).- Compartimos un crudo análisis que hurga entre las posibles causas para llegar a la situación sanitaria en que nos encontramos. Una vez mas surgen preguntas: ¿Como evitamos alimentar este sistema? ¿Podemos generar una alternativa que vaya de la mano de nuestro futuro como comunidad? ¿cuanto estamos dispuestos a dar para que suceda la transformación de nuestra sociedad?
http://revistaanfibia.com/ - 3 Mayo 2020
1.
“Sabemos que otra pandemia será inevitable. Está llegando. Y también sabemos que cuando esto pase no vamos a contar con suficientes drogas, ni con vacunas, ni trabajadores de la salud, ni capacidad hospitalaria”, dijo en 2004 Lee Jong-wook, entonces director de la Organización Mundial de la Salud. El discurso tuvo lugar mientras el planeta intentaba recuperarse del susto había emergido con la gripe aviar que brotó en Hong Kong en 2003. El médico advertía ahí algo que era muy difícil de escuchar: que un brote peor podría ocurrir en cualquier momento.
En 2009 por ejemplo. Cuando otro virus saltó de un cerdo para convertirse en la Gripe A que se disparó de México a todo el mundo. O en 2012 cuando de los camellos de Arabia Saudita brotó el MERS que alcanzó contagios en 27 países.
“A los misiles no, a los virus es a lo que hay que temer”, decía Bill Gates en la Ted Talk que dio en 2015, luego de que en 2014 el Ébola rompiera los límites del murciélago para convertirse en pesadilla de los humanos.
“Es una emergencia”, “Hay que organizar los preparativos”, “Necesitamos controlar los virus”: los documentos oficiales de las ditintas agencias de Naciones Unidas, organizaciones globales como la Fundación Gates y varios gobiernos están repletos de advertencias similares. Pero nada pudo hacerse para evitar el Covid-19. Tal vez porque en ninguno de esos espacios de poder se nombró con claridad y contundencia el principal disparador de estas enfermedades: la relación abusiva y depredatoria que establecimos con la naturaleza en general y con los otros animales en particular.
Vacas, cerdos, gallinas, murciélagos, no importa de qué animal se trate. Si no los extinguimos mientras destruimos sus hábitats, los enjaulamos, hacinamos, mutilamos, traficamos, engordamos, medicamos y deformamos para aumentar su productividad. Forzamos sus cuerpos y anulamos sus instintos como si fueran cosas con prácticas que están lejos de ser marginales: se enseñan en la universidad, se subrayan en congresos empresarios y se ensayan con miles de millones mientras los manipulan, crían y matan.
Nunca paseé en camello ni visité los mercados asiáticos donde monos, pájaros y armadillos se ofrecen vivos en cajas dimutas, pero sí recorrí una buena cantidad de granjas industriales en América Latina de donde sale la comida que luego se nos hace tanto menos éxotica y cruel, más civilizada y segura. Y ahí aprendí que la diferencia entre lo que se ofrece en Wuhan y lo que rellena muchas de las góndolas de supermercados como Carrefour, en cuestiones como ética, empatía y salud pública es imaginaria.
Las pestes no son una novedad, pero se están precipitando: en los últimos 30 años surgieron 200 enfermedades infecciosas zoonóticas, y ninguna es producto de la mala suerte.
2.
Visité a Rosalía de Barón en 2011 mientras hacía la investigación que terminaría en Malcomidos. Ella una simple productora de huevos de Crespo, en Entre Ríos- lo sabía perfectamente: su gallinero era una mina de oro con una única debilidad: podía desatar la peste.
“Desde que soy así ando entre los huevos”, me dijo y bajó la mano al suelo mientras entrábamos al galpón que encerraba unas 40 mil gallinas en plena producción. Rosalía era una mujer fuerte de poco más de 40 años con ojos celeste Rusia, pelo rubio gastado y el orgullo de llevar adelante un negocio próspero: 80 cajones de huevos diarios de la mejor calidad. Unas diez veces más de lo que generaba su misma granja cuando ella era chica, en el mismo espacio. ¿El truco? La concentración automatizada. El gallinero moderno no tiene tierra ni arbustos ni sol sino jaulas de unos 40 centímetros donde las gallinas viven cuatro años amontonadas de a diez. Las jaulas están unas sobre otras y unas junto a otras haciendo del lugar un laberinto tapizado íntegramente de plumas y picos y patas difíciles de interpretar a simple vista.
Intenten imaginarlo: diez gallinas amuchadas en un espacio donde ni de a una entrarían cómodas, sin lugar para batir sus alas, echarse, darse vuelta. Sin modo de satisfacer ninguno de sus requerimientos biológicos más que dar un huevo diario.
Hacinadas las gallinas no pueden hacer más que escalarse unas a otras, enredarse, y sacar las cabezas por los barrotes hasta llagarse los cuellos, dejándolos en carne viva. Es tan estresante eso que viven que a las semanas se vuelven caníbales. Para evitar que se coman entre sí, a los pocos días de vida les amputan la punta de los picos, que luego les crecen planos como si se hubieran chocado fuerte contra una pared.
Que no se maten mientras sostienen la producción al máximo: ese es el objetivo y para cumplirlo hay intervenciones así: mutilaciones, manejo de luces, sonidos constantes, varios días de hambre y sed. Replume forzoso se llama ese último: 15 o 20 días sin alimento ni agua. Las gallinas agonizan como juguete al que se le está terminando la batería: consumidas, echadas una sobre la otra, con los ojos secos, los picos abiertos, emitiendo un jadeo apenas audible. Se espera que de esa hambruna inducida sobrevivan solo las fuertes. A esas, se les renueva la ración y al otro día, magia: un nuevo huevo, el cacareo infernal; para quien pueda sentirlo también el miedo, la carne rota, el olor a muerte en vida.
Visitar granjas industriales por primera vez tiene algo monstruoso: ni los ojos, ni los pulmones, ni la mente están preparados para aprehender lo que ahí sucede. Lo que se ve, lo que los cuidadores de animales –tan normales, como una vecina, un tío, una dentista- cuentan. La información llega por etapas: la sistematización de la crueldad, la negación del dolor que es evidente y la única fundamentación a todo eso en las leyes propias del mundo del dinero, tan absurdas, tan perversas, se van convirtiendo sin querer en una íntima resitencia: buscás que no te afecte.
Adorno decía que había que mirar a los mataderos y decir son solo animales para entender el origen de Auschwitz.
Es difícil ante estos criaderos y su naturalización decir el origen de qué son.
Tal vez sea demasiado.
Rosalía me explicó lo que sabía y me mostró lo que le resultaba fascinante: “Trabajo solo dos horas por día, el resto se hace solo”, me dijo y apretó un botón que hizo que el gallinero empezara a moverse. Por debajo de las jaulas, unas cintas transportaron huevos hacia el lugar donde serían medidos y empaquetados. Otras cintas transportaban el guano que terminaría enterrado en una fosa a unos metros del galpón. En la misma coreografía maquinal se rellenaron bebederos y comederos, con el maíz, las vitaminas, el colorante para las yemas naranjas que hoy pide el mercado. La precisión fabril parecía mostrar que todo estaba bajo control. Los materiales fríos y duros revestían de asepcia todo el proceso, pese a lo evidente –la mierda, los fluidos, los ojos pustulentos, las plumas volando-.
“Sin embargo”, me dijo Rosalía, “nada es tan fácil”.
La granja tenía un peligro acechante.
-¿Cuál?, le pregunté.
Las enfermedades. Las gallinas parecen fuertes pero una podría enfermarse y sería el fin, me dijo.
Pensé en el replume forzado: si resiten a eso débiles no son, me dije. Pero enseguida aprendí que no. Las gallinas no sobreviven a una gripe.
La influenza es el talón su Aquiles.
Tener a las enfermedades bajo control en un gallinero es un asunto difícil. Requiere generar condiciones que desmaterialicen esta realidad rotunda: decenas de miles de animales hacinados, respirando pegados entre sí, cagando juntos, uno sobre otros, estresados, dolientes. Requiere limpieza permanente. Requiere medicación: antibióticos y antivirales. Y requiere mantener al resto de la naturaleza a raya: las aves silvestres que portan los virus que podrían hacer de esa concentración de animales extenuados, focos de contagio incontenibles.
Antes de instalar el gallinero Rosalía tenía tres faisanes y dos pavos reales correteando por la granja. Pero cuando cerró la útlima jaula, echó a anadar el mecanimo e hizo cuentas, metió a sus pájaros en un cuartito del que supo ya no iban a salir más. Luego se encargó de las garzas y los patos que un tiempo atrás eran una belleza de mirar: compró un rifle y cuando caía la tarde empezó a disparar al cielo esperando ahuyentarlas. “Si alguna se metiera acá adentro perdería todo, sería un desastre”, me dijo.
A sus vecinos ya les había pasado. Un gallinero contagiado deviene en una masacre. Sacrificio sanitario de todos los animales, eso exige la legislación siguiendo el protocolo que dicta un acuerdo global. Solo en Asia en los últimos años tuvieron que matar 200 millones de aves de corral para evitar que se propagaran virus entre otros animales domésticos. Pero sobre todo para evitar que los virus mutaran hacia versiones de sí mismos que pudieran hospedarse en humanos, enfermarnos, colapsar los sistemas de salud y, a unos cuantos, matarnos.
3.
En 1918 la gripe española infectó a media humanidad y mató entre 50 y 100 millones de personas (los números varían según cómo se estimen los registros de algunos países). Si bien el origen sigue siendo motivo de investigaciones, el más probable apunta a las granjas de pollos que empezaban a reproducirse en Kansas. O sea a personas intensificando la producción y rompiendo la sana distancia entre reinos –todos con sus microorganismos particulares- para crear un mundo nuevo bizarro y cada vez más peligroso.
“Todos los virus infecciosos que nos aquejan pueden relacionarse de algún modo con las granjas industriales”, dice Rob Wallace, biólogo y autor del libro Big Farms, Big Flues.
Se trata de una amenaza que se multiplica exponencialmente: la cantidad de animales que se crían para comer crece desde hace décadas casi al doble de rápido que la población humana. Ahora mismo hay unos 70 mil millones de animales encerrados como las gallinas de Rosalía. Aves, vacas, cerdos separados por el producto que se les extraerá (carne, huevos, leche), en establecimientos donde comparten raza, edad y sistema. Y eso para la naturaleza -cuya ley más importante es el equilibrio que logra en la diversidad-, quiere decir una plaga gigante. Una atracción inevitable para otros animales. Un festín para los gérmenes. Un experimento permanente de mutaciones y contagios cada día más extremo.
Hay diez animales dométicos por persona. Elijan el que quieran ser. Gallinas como las de Rosalía. Pollos que se engordan en galpones de a 50 mil el doble de rápido que hace 50 años. Terneros que crecen en corrales apretados, entre bosta, orina y barro, comiendo cosas para las que no están preparados: granos, celulosa y (dicen que ya no) sangre de otros animales. Vacas preñadas sin descanso con ubres de 40 litros de leche (cuatro veces más que hace 30 años), también acorraladas. Cerdos hacinados que nacen de cerdas que viven toda sus vidas entre jaulas del tamaño de sus cuerpos aprisionados.
En cualquier caso será igual: vivirán con los ojos rojos, lacerados e hinchados por el cansancio, respirando aire viciado, manteniendo cierta rebeldía y, salvo una desgracia, nunca lo suficientemente enfermos.
La industria logró generar para las granjas industriales chalecos químicos que contienen o disimulan las expresiones esperables de vivir en esas condiciones: acidez, alergias, infartos, infecciones de las más variadas. En un estudio que hizo el invetigador Rafael Lajmanovich en Argentina sobre galpones de pollo encontró restos de todo tipo de drogas, desde antivirales, hasta clonazepam. Y sobre todo antibióticos.
Los antibióticos en la cría de pollos tiene dos usos: preservar la salud y promover el engorde. En la de cerdos, lo mismo. Diezmar el microbioma intestinal de los animales enlentece su metabolismo, lo que los ayuda a ganar más peso en menos tiempo. En los tambos el uso es distinto: es tanta la exigencia de esas vacas cada vez más rellenas de leche que las infecciones mamarias conocidas como mastitis en algunos lugares parecen irradicables y no hay otra salida que retirar a los animales de producción y ponerlas en tratamiento.
Así el 80 por ciento de los antibióticos que se producen en el mundo terminan en granjas industriales, azuzando otra pandemia que deberíamos empezar a registrar antes de que rija nuestras vidas y, otra vez, nos colapse. Porque, sumado al mal uso que se hace en salud humana, los antibióticos que marcaron un antes y un después en nuestra esperanza de vida, están perdiendo su efectividad. La resistencia bacteriana provoca hoy 700 mil muertes por año, y de seguir así se espera que el número se eleve a 10 millones para 2050.
Los antibióticos, que se dan en microdosis diarias o en tratamientos cada vez más recurrentes, alimentan a las bacterias que alojan esos animales, quedan en su carne que luego se vende al público, en la tierra en la que terminan sus deposiciones, en el agua en donde todo fluye, también nuestras peores ideas.
Los antibióticos cumplen su propósito comercial –los animales engordan y aguantan- pero también hacen que las bacterias muten para no morir. Al igual que los virus, salen de los criaderos fortalecidas en busca de nuevos huéspedes, los colonizan, y los hacen morir de cosas de las que no hubiéramos muerto si las bacterias no hubieran sido alimentadas con la cura que por eso ya no nos sirve. Tuberculosis, infección urinaria, sepsis: el acta de defunción puede completarse con cualquiera de esas cosas, aunque sería más preciso poner: daño colateral provocado por un sistema demente.
4.
Antropoceno. Así se llama nuestro momento actual, en el que logramos lo que los asteroides: imprimir nuestra huella en las capas geológicas del planeta. Radiación aumentada, toneladas de plástico y huesos de pollo. Si un explorador del futuro quisiera saber qué eramos encontraría que, sin restricciones religiosas y a un precio más barato que el resto, comimos pollos de a tantos miles de millones que los volvimos un registro fósil más importante que el de las majestuosas ballenas y leones (probablemente extintos para entonces).
Porque, sí: éstá también es la era de la sexta extinción.
Y del calentamiento global.
Y de las pandemias evitables.
Con el sistema alimentario como punta de lanza, nos arrojamos a cambiar el mundo para peor, de lo visible a lo invisible. Nos volvimos la especie en peligro de extinguirlo todo, en un proceso que no conoce cuarentenas.
“Los desmontes no se detienen. Mientras la mayoría de los ciudadanos nos quedamos en casa, la ambición de algunos empresarios rurales no tiene freno. Las topadoras avanzan arrasando con impunidad nuestros últimos bosques nativos”, advirtió hace unos días Hernán Giardini, que coordina la campaña de bosques de Greenpeace, con un seguimiento permanente sobre la deforestación en Argentina. En los últimos diez días de marzo destruyeron casi 2.200 hectáreas de árboles, arbustos, animales silvestres que tardaron miles de años en crear ese ecosistema.
El asunto también es global: por minuto, por día, los 365 días del año, desaparecen 40 canchas de futbol de naturaleza. ¿Qué ocupa su lugar? Vacas y monocultivos de granos de soja y maíz para alimentar a otra vacas en corrales, a cerdos, a gallinas, a pollos. Un tercio de la tierra está cultivada por comida para animales de granja industrial. Dos o tres producciones de plantas para cuatro o cinco tipos de animales.
La biodiversidad es el único control de plagas que existe. Una barrera de amortiguamiento. Una red que descosimos dejándonos a la intemperie y entre zumbidos de mosquitos con malaria, dengue, fiebre amarilla, zica. De vinchucas con chagas. De roedores con hanta virus. De ciervos con Lyme. En Amazonas, la cantidad de mordidas de murciélagos aumentó nueve veces en las áreas de deforestación en los últimos años.
Y así llegamos a los murciélagos y armadillos.
Los animales silvestres, sin lugar donde vivir, con la naturaleza jibarizada, se acercan peligrosamente entre sí. Y eventualmente se acercan a los animales hacinados en granjas industriales. O se convierten en ejemplares que se venden en los mercados húmedos de animales vivos. Donde los virus se expresan, y mutan. Y las bacterias, lo mismo. Y en las ciudades del mundo los hoteles, los teatros, las escuelas se vuelven hospitales. Y la vida cotidiana se detiene. Y parece que el mundo es otro. Pero no. Ahí están abiertos los supermercados donde hacemos filas eternas para hacernos de cosas –nuggets, huevos, un yogurcito-, con las que seguimos cocinando las pandemias que luego nos parecerán inevitables.
http://revistaanfibia.com/ - 3 Mayo 2020
Corona virus y granjas industriales
Nuggets y murciélagos:
como cocinamos las pandemia de hoy
Por Soledad Barruti
Se atienden las consecuencias del COVID 19 pero no las causas que provocaron en las tres últimas décadas 200 enfermedades nuevas como el Coronavirus. Ninguna fue producto de la mala suerte. La relación depredatoria con la naturaleza, la crueldad y la insalubridad en las granjas industriales, la pérdida de potencia de los antibióticos y la ambición empresarial (en cuarentena se destruyeron 2200 hectáreas de bosques en la Argentina) hacen de nuestro mundo un lugar bizarro y cada vez más peligroso. Por Soledad Barruti.
1.
“Sabemos que otra pandemia será inevitable. Está llegando. Y también sabemos que cuando esto pase no vamos a contar con suficientes drogas, ni con vacunas, ni trabajadores de la salud, ni capacidad hospitalaria”, dijo en 2004 Lee Jong-wook, entonces director de la Organización Mundial de la Salud. El discurso tuvo lugar mientras el planeta intentaba recuperarse del susto había emergido con la gripe aviar que brotó en Hong Kong en 2003. El médico advertía ahí algo que era muy difícil de escuchar: que un brote peor podría ocurrir en cualquier momento.
En 2009 por ejemplo. Cuando otro virus saltó de un cerdo para convertirse en la Gripe A que se disparó de México a todo el mundo. O en 2012 cuando de los camellos de Arabia Saudita brotó el MERS que alcanzó contagios en 27 países.
“A los misiles no, a los virus es a lo que hay que temer”, decía Bill Gates en la Ted Talk que dio en 2015, luego de que en 2014 el Ébola rompiera los límites del murciélago para convertirse en pesadilla de los humanos.
“Es una emergencia”, “Hay que organizar los preparativos”, “Necesitamos controlar los virus”: los documentos oficiales de las ditintas agencias de Naciones Unidas, organizaciones globales como la Fundación Gates y varios gobiernos están repletos de advertencias similares. Pero nada pudo hacerse para evitar el Covid-19. Tal vez porque en ninguno de esos espacios de poder se nombró con claridad y contundencia el principal disparador de estas enfermedades: la relación abusiva y depredatoria que establecimos con la naturaleza en general y con los otros animales en particular.
Vacas, cerdos, gallinas, murciélagos, no importa de qué animal se trate. Si no los extinguimos mientras destruimos sus hábitats, los enjaulamos, hacinamos, mutilamos, traficamos, engordamos, medicamos y deformamos para aumentar su productividad. Forzamos sus cuerpos y anulamos sus instintos como si fueran cosas con prácticas que están lejos de ser marginales: se enseñan en la universidad, se subrayan en congresos empresarios y se ensayan con miles de millones mientras los manipulan, crían y matan.
Nunca paseé en camello ni visité los mercados asiáticos donde monos, pájaros y armadillos se ofrecen vivos en cajas dimutas, pero sí recorrí una buena cantidad de granjas industriales en América Latina de donde sale la comida que luego se nos hace tanto menos éxotica y cruel, más civilizada y segura. Y ahí aprendí que la diferencia entre lo que se ofrece en Wuhan y lo que rellena muchas de las góndolas de supermercados como Carrefour, en cuestiones como ética, empatía y salud pública es imaginaria.
Las pestes no son una novedad, pero se están precipitando: en los últimos 30 años surgieron 200 enfermedades infecciosas zoonóticas, y ninguna es producto de la mala suerte.
2.
Visité a Rosalía de Barón en 2011 mientras hacía la investigación que terminaría en Malcomidos. Ella una simple productora de huevos de Crespo, en Entre Ríos- lo sabía perfectamente: su gallinero era una mina de oro con una única debilidad: podía desatar la peste.
“Desde que soy así ando entre los huevos”, me dijo y bajó la mano al suelo mientras entrábamos al galpón que encerraba unas 40 mil gallinas en plena producción. Rosalía era una mujer fuerte de poco más de 40 años con ojos celeste Rusia, pelo rubio gastado y el orgullo de llevar adelante un negocio próspero: 80 cajones de huevos diarios de la mejor calidad. Unas diez veces más de lo que generaba su misma granja cuando ella era chica, en el mismo espacio. ¿El truco? La concentración automatizada. El gallinero moderno no tiene tierra ni arbustos ni sol sino jaulas de unos 40 centímetros donde las gallinas viven cuatro años amontonadas de a diez. Las jaulas están unas sobre otras y unas junto a otras haciendo del lugar un laberinto tapizado íntegramente de plumas y picos y patas difíciles de interpretar a simple vista.
Intenten imaginarlo: diez gallinas amuchadas en un espacio donde ni de a una entrarían cómodas, sin lugar para batir sus alas, echarse, darse vuelta. Sin modo de satisfacer ninguno de sus requerimientos biológicos más que dar un huevo diario.
Hacinadas las gallinas no pueden hacer más que escalarse unas a otras, enredarse, y sacar las cabezas por los barrotes hasta llagarse los cuellos, dejándolos en carne viva. Es tan estresante eso que viven que a las semanas se vuelven caníbales. Para evitar que se coman entre sí, a los pocos días de vida les amputan la punta de los picos, que luego les crecen planos como si se hubieran chocado fuerte contra una pared.
Que no se maten mientras sostienen la producción al máximo: ese es el objetivo y para cumplirlo hay intervenciones así: mutilaciones, manejo de luces, sonidos constantes, varios días de hambre y sed. Replume forzoso se llama ese último: 15 o 20 días sin alimento ni agua. Las gallinas agonizan como juguete al que se le está terminando la batería: consumidas, echadas una sobre la otra, con los ojos secos, los picos abiertos, emitiendo un jadeo apenas audible. Se espera que de esa hambruna inducida sobrevivan solo las fuertes. A esas, se les renueva la ración y al otro día, magia: un nuevo huevo, el cacareo infernal; para quien pueda sentirlo también el miedo, la carne rota, el olor a muerte en vida.
Visitar granjas industriales por primera vez tiene algo monstruoso: ni los ojos, ni los pulmones, ni la mente están preparados para aprehender lo que ahí sucede. Lo que se ve, lo que los cuidadores de animales –tan normales, como una vecina, un tío, una dentista- cuentan. La información llega por etapas: la sistematización de la crueldad, la negación del dolor que es evidente y la única fundamentación a todo eso en las leyes propias del mundo del dinero, tan absurdas, tan perversas, se van convirtiendo sin querer en una íntima resitencia: buscás que no te afecte.
Adorno decía que había que mirar a los mataderos y decir son solo animales para entender el origen de Auschwitz.
Es difícil ante estos criaderos y su naturalización decir el origen de qué son.
Tal vez sea demasiado.
Rosalía me explicó lo que sabía y me mostró lo que le resultaba fascinante: “Trabajo solo dos horas por día, el resto se hace solo”, me dijo y apretó un botón que hizo que el gallinero empezara a moverse. Por debajo de las jaulas, unas cintas transportaron huevos hacia el lugar donde serían medidos y empaquetados. Otras cintas transportaban el guano que terminaría enterrado en una fosa a unos metros del galpón. En la misma coreografía maquinal se rellenaron bebederos y comederos, con el maíz, las vitaminas, el colorante para las yemas naranjas que hoy pide el mercado. La precisión fabril parecía mostrar que todo estaba bajo control. Los materiales fríos y duros revestían de asepcia todo el proceso, pese a lo evidente –la mierda, los fluidos, los ojos pustulentos, las plumas volando-.
“Sin embargo”, me dijo Rosalía, “nada es tan fácil”.
La granja tenía un peligro acechante.
-¿Cuál?, le pregunté.
Las enfermedades. Las gallinas parecen fuertes pero una podría enfermarse y sería el fin, me dijo.
Pensé en el replume forzado: si resiten a eso débiles no son, me dije. Pero enseguida aprendí que no. Las gallinas no sobreviven a una gripe.
La influenza es el talón su Aquiles.
Tener a las enfermedades bajo control en un gallinero es un asunto difícil. Requiere generar condiciones que desmaterialicen esta realidad rotunda: decenas de miles de animales hacinados, respirando pegados entre sí, cagando juntos, uno sobre otros, estresados, dolientes. Requiere limpieza permanente. Requiere medicación: antibióticos y antivirales. Y requiere mantener al resto de la naturaleza a raya: las aves silvestres que portan los virus que podrían hacer de esa concentración de animales extenuados, focos de contagio incontenibles.
Antes de instalar el gallinero Rosalía tenía tres faisanes y dos pavos reales correteando por la granja. Pero cuando cerró la útlima jaula, echó a anadar el mecanimo e hizo cuentas, metió a sus pájaros en un cuartito del que supo ya no iban a salir más. Luego se encargó de las garzas y los patos que un tiempo atrás eran una belleza de mirar: compró un rifle y cuando caía la tarde empezó a disparar al cielo esperando ahuyentarlas. “Si alguna se metiera acá adentro perdería todo, sería un desastre”, me dijo.
A sus vecinos ya les había pasado. Un gallinero contagiado deviene en una masacre. Sacrificio sanitario de todos los animales, eso exige la legislación siguiendo el protocolo que dicta un acuerdo global. Solo en Asia en los últimos años tuvieron que matar 200 millones de aves de corral para evitar que se propagaran virus entre otros animales domésticos. Pero sobre todo para evitar que los virus mutaran hacia versiones de sí mismos que pudieran hospedarse en humanos, enfermarnos, colapsar los sistemas de salud y, a unos cuantos, matarnos.
3.
En 1918 la gripe española infectó a media humanidad y mató entre 50 y 100 millones de personas (los números varían según cómo se estimen los registros de algunos países). Si bien el origen sigue siendo motivo de investigaciones, el más probable apunta a las granjas de pollos que empezaban a reproducirse en Kansas. O sea a personas intensificando la producción y rompiendo la sana distancia entre reinos –todos con sus microorganismos particulares- para crear un mundo nuevo bizarro y cada vez más peligroso.
“Todos los virus infecciosos que nos aquejan pueden relacionarse de algún modo con las granjas industriales”, dice Rob Wallace, biólogo y autor del libro Big Farms, Big Flues.
Se trata de una amenaza que se multiplica exponencialmente: la cantidad de animales que se crían para comer crece desde hace décadas casi al doble de rápido que la población humana. Ahora mismo hay unos 70 mil millones de animales encerrados como las gallinas de Rosalía. Aves, vacas, cerdos separados por el producto que se les extraerá (carne, huevos, leche), en establecimientos donde comparten raza, edad y sistema. Y eso para la naturaleza -cuya ley más importante es el equilibrio que logra en la diversidad-, quiere decir una plaga gigante. Una atracción inevitable para otros animales. Un festín para los gérmenes. Un experimento permanente de mutaciones y contagios cada día más extremo.
Hay diez animales dométicos por persona. Elijan el que quieran ser. Gallinas como las de Rosalía. Pollos que se engordan en galpones de a 50 mil el doble de rápido que hace 50 años. Terneros que crecen en corrales apretados, entre bosta, orina y barro, comiendo cosas para las que no están preparados: granos, celulosa y (dicen que ya no) sangre de otros animales. Vacas preñadas sin descanso con ubres de 40 litros de leche (cuatro veces más que hace 30 años), también acorraladas. Cerdos hacinados que nacen de cerdas que viven toda sus vidas entre jaulas del tamaño de sus cuerpos aprisionados.
En cualquier caso será igual: vivirán con los ojos rojos, lacerados e hinchados por el cansancio, respirando aire viciado, manteniendo cierta rebeldía y, salvo una desgracia, nunca lo suficientemente enfermos.
La industria logró generar para las granjas industriales chalecos químicos que contienen o disimulan las expresiones esperables de vivir en esas condiciones: acidez, alergias, infartos, infecciones de las más variadas. En un estudio que hizo el invetigador Rafael Lajmanovich en Argentina sobre galpones de pollo encontró restos de todo tipo de drogas, desde antivirales, hasta clonazepam. Y sobre todo antibióticos.
Los antibióticos en la cría de pollos tiene dos usos: preservar la salud y promover el engorde. En la de cerdos, lo mismo. Diezmar el microbioma intestinal de los animales enlentece su metabolismo, lo que los ayuda a ganar más peso en menos tiempo. En los tambos el uso es distinto: es tanta la exigencia de esas vacas cada vez más rellenas de leche que las infecciones mamarias conocidas como mastitis en algunos lugares parecen irradicables y no hay otra salida que retirar a los animales de producción y ponerlas en tratamiento.
Así el 80 por ciento de los antibióticos que se producen en el mundo terminan en granjas industriales, azuzando otra pandemia que deberíamos empezar a registrar antes de que rija nuestras vidas y, otra vez, nos colapse. Porque, sumado al mal uso que se hace en salud humana, los antibióticos que marcaron un antes y un después en nuestra esperanza de vida, están perdiendo su efectividad. La resistencia bacteriana provoca hoy 700 mil muertes por año, y de seguir así se espera que el número se eleve a 10 millones para 2050.
Los antibióticos, que se dan en microdosis diarias o en tratamientos cada vez más recurrentes, alimentan a las bacterias que alojan esos animales, quedan en su carne que luego se vende al público, en la tierra en la que terminan sus deposiciones, en el agua en donde todo fluye, también nuestras peores ideas.
Los antibióticos cumplen su propósito comercial –los animales engordan y aguantan- pero también hacen que las bacterias muten para no morir. Al igual que los virus, salen de los criaderos fortalecidas en busca de nuevos huéspedes, los colonizan, y los hacen morir de cosas de las que no hubiéramos muerto si las bacterias no hubieran sido alimentadas con la cura que por eso ya no nos sirve. Tuberculosis, infección urinaria, sepsis: el acta de defunción puede completarse con cualquiera de esas cosas, aunque sería más preciso poner: daño colateral provocado por un sistema demente.
4.
Antropoceno. Así se llama nuestro momento actual, en el que logramos lo que los asteroides: imprimir nuestra huella en las capas geológicas del planeta. Radiación aumentada, toneladas de plástico y huesos de pollo. Si un explorador del futuro quisiera saber qué eramos encontraría que, sin restricciones religiosas y a un precio más barato que el resto, comimos pollos de a tantos miles de millones que los volvimos un registro fósil más importante que el de las majestuosas ballenas y leones (probablemente extintos para entonces).
Porque, sí: éstá también es la era de la sexta extinción.
Y del calentamiento global.
Y de las pandemias evitables.
Con el sistema alimentario como punta de lanza, nos arrojamos a cambiar el mundo para peor, de lo visible a lo invisible. Nos volvimos la especie en peligro de extinguirlo todo, en un proceso que no conoce cuarentenas.
“Los desmontes no se detienen. Mientras la mayoría de los ciudadanos nos quedamos en casa, la ambición de algunos empresarios rurales no tiene freno. Las topadoras avanzan arrasando con impunidad nuestros últimos bosques nativos”, advirtió hace unos días Hernán Giardini, que coordina la campaña de bosques de Greenpeace, con un seguimiento permanente sobre la deforestación en Argentina. En los últimos diez días de marzo destruyeron casi 2.200 hectáreas de árboles, arbustos, animales silvestres que tardaron miles de años en crear ese ecosistema.
El asunto también es global: por minuto, por día, los 365 días del año, desaparecen 40 canchas de futbol de naturaleza. ¿Qué ocupa su lugar? Vacas y monocultivos de granos de soja y maíz para alimentar a otra vacas en corrales, a cerdos, a gallinas, a pollos. Un tercio de la tierra está cultivada por comida para animales de granja industrial. Dos o tres producciones de plantas para cuatro o cinco tipos de animales.
La biodiversidad es el único control de plagas que existe. Una barrera de amortiguamiento. Una red que descosimos dejándonos a la intemperie y entre zumbidos de mosquitos con malaria, dengue, fiebre amarilla, zica. De vinchucas con chagas. De roedores con hanta virus. De ciervos con Lyme. En Amazonas, la cantidad de mordidas de murciélagos aumentó nueve veces en las áreas de deforestación en los últimos años.
Y así llegamos a los murciélagos y armadillos.
Los animales silvestres, sin lugar donde vivir, con la naturaleza jibarizada, se acercan peligrosamente entre sí. Y eventualmente se acercan a los animales hacinados en granjas industriales. O se convierten en ejemplares que se venden en los mercados húmedos de animales vivos. Donde los virus se expresan, y mutan. Y las bacterias, lo mismo. Y en las ciudades del mundo los hoteles, los teatros, las escuelas se vuelven hospitales. Y la vida cotidiana se detiene. Y parece que el mundo es otro. Pero no. Ahí están abiertos los supermercados donde hacemos filas eternas para hacernos de cosas –nuggets, huevos, un yogurcito-, con las que seguimos cocinando las pandemias que luego nos parecerán inevitables.
martes, 5 de mayo de 2020
LA COMARCA SE MOVILIZA POR UNA SALIDA COLECTIVA Y COMUNITARIA DE LA CRISIS SANITARIA
https://www.anred.org/ 05 Mayo 2020
Asambleas, organizaciones sociales y vecinos de Río Negro y Chubut lograron coordinar una acción de reencuentro y trueque de alimentos, juguetes, libros y plantines en pleno retén policial que separa en dos la Comarca.
Desde la Emergencia Sanitaria, el Paralelo 42 que separa la ciudad rionegrina de El Bolsón de las localidades chubutenses de Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén y El Maitén, se encuentra bloqueado por las fuerzas de seguridad. Los vecinos recuerdan que la Comarca es una sola.
Por Corresponsal popular para ANRed.
Los 4 de cada mes las comunidades y asambleas que defienden los territorios del extractivismo se movilizan para renovar su compromiso con el buen vivir y su lucha contra las empresas mineras. Por eso, ayer 4 de mayo, la movilización necesitó desbordar la orden estatal de aislamiento ante la excepción de la cuarentena a la minería y las fumigaciones, la baja de aranceles para la producción de glifosato, el relanzamiento del proyecto Suyay en Esquel, con Eduardo Elztain de socio, y la constante extorsión de Pan American Silver que intenta lavarse la cara en la meseta. Esto se suma a los preocupantes intentos legislativos por habilitar una actividad ecocida y sin licencia social. Los discursos del presidente, gobernadores y ministro de ambiente, presas fáciles de lobbys extractivos, no generan confianza ni tranquilidad con respecto al modelo extractivo neocolonial, más bien lo contrario.
A este reclamo central hoy en el paralelo, se sumaron varios más: El pedido para la libre circulación en la Comarca Andina del paralelo 42 (llevando los controles al puente Villegas por el Norte y Leleque por el Sur) y el fin de la criminalización a trabajadores/as autónomas, feriantes, albañiles y otras actividades, impidiéndoles trabajar a familias enteras con economías de subsistencia, en un contexto de inflación que no registra grieta alguna.
La frontera provincial, un límite sólo para los mapas, ahora se ha transformado en pequeño muro de Berlín, separando familias, y afectando gravemente la vida social, económica y cultural de una Comarca con marcada identidad regional. Una problemática que hasta ahora no ha encontrado respuestas en intendentes ni gobernadores. El rechazo total a la presencia del Ejército Argentino en El Hoyo y a los excesos represivos durante la cuarentena especialmente del lado chubutense. En la Comarca permanece en la memoria los genocidios del Ejército contra el pueblo nación mapuche y mapuche tehuelche y el perpetrado durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar.
Con una pregunta que quemaba barbijos: ¿cómo los recursos que faltan en Salud y Educación, incluso aún hoy en Chubut debiendo dos meses de salarios a estatales y jubilados, parecen sobrar para contratar cibervigilancia, movilizar tropas o equipar a las fuerzas policiales y militares? Y por último, la apuesta, la afirmación convencida, acerca de la urgente construcción de otra salud, una salud comunitaria que incorpore otras prácticas, otros saberes, más allá de la medicina hegemónica, iatrogénica, alopática y colonial. Asumiendo que construir y sostener lazos comunitarios es una práctica de salud en sí misma, una red de cuidados vecinal, fraterna y solidaria capaz de apuntalar integralmente el sistema inmunitario de muchos y muchas al mismo tiempo. ¿Cómo no enfermar si nos fumigan con veneno, nos contaminan el agua o nos debatimos entre el hambre y la malnutrición con “alimentos” industriales?, ¿es racional un sistema donde las mismas corporaciones que se enriquecen envenenando luego vuelvan a enriquecerse vendiendo los remedios y vacunas?
Luego de trocar frutas, dulces caseros, nueces, aceite, harinas, libros y juguetes, se decidió donar una buena cantidad de productos a los comedores populares de los barrios Irigoyen y Esperanza de El Bolsón y a las gratiferias de Paraje Entre Ríos y Golondrinas, en Lago Puelo. La asamblea y el trueque culminaron sobre la legendaria ruta 40, con aplausos, un compromiso a seguir movilizando y organizándose comunitariamente.
La Comarca se moviliza por una salida colectiva y comunitaria de la crisis sanitaria
Asambleas, organizaciones sociales y vecinos de Río Negro y Chubut lograron coordinar una acción de reencuentro y trueque de alimentos, juguetes, libros y plantines en pleno retén policial que separa en dos la Comarca.
Desde la Emergencia Sanitaria, el Paralelo 42 que separa la ciudad rionegrina de El Bolsón de las localidades chubutenses de Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén y El Maitén, se encuentra bloqueado por las fuerzas de seguridad. Los vecinos recuerdan que la Comarca es una sola.
Por Corresponsal popular para ANRed.
Los 4 de cada mes las comunidades y asambleas que defienden los territorios del extractivismo se movilizan para renovar su compromiso con el buen vivir y su lucha contra las empresas mineras. Por eso, ayer 4 de mayo, la movilización necesitó desbordar la orden estatal de aislamiento ante la excepción de la cuarentena a la minería y las fumigaciones, la baja de aranceles para la producción de glifosato, el relanzamiento del proyecto Suyay en Esquel, con Eduardo Elztain de socio, y la constante extorsión de Pan American Silver que intenta lavarse la cara en la meseta. Esto se suma a los preocupantes intentos legislativos por habilitar una actividad ecocida y sin licencia social. Los discursos del presidente, gobernadores y ministro de ambiente, presas fáciles de lobbys extractivos, no generan confianza ni tranquilidad con respecto al modelo extractivo neocolonial, más bien lo contrario.
A este reclamo central hoy en el paralelo, se sumaron varios más: El pedido para la libre circulación en la Comarca Andina del paralelo 42 (llevando los controles al puente Villegas por el Norte y Leleque por el Sur) y el fin de la criminalización a trabajadores/as autónomas, feriantes, albañiles y otras actividades, impidiéndoles trabajar a familias enteras con economías de subsistencia, en un contexto de inflación que no registra grieta alguna.
La frontera provincial, un límite sólo para los mapas, ahora se ha transformado en pequeño muro de Berlín, separando familias, y afectando gravemente la vida social, económica y cultural de una Comarca con marcada identidad regional. Una problemática que hasta ahora no ha encontrado respuestas en intendentes ni gobernadores. El rechazo total a la presencia del Ejército Argentino en El Hoyo y a los excesos represivos durante la cuarentena especialmente del lado chubutense. En la Comarca permanece en la memoria los genocidios del Ejército contra el pueblo nación mapuche y mapuche tehuelche y el perpetrado durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar.
Con una pregunta que quemaba barbijos: ¿cómo los recursos que faltan en Salud y Educación, incluso aún hoy en Chubut debiendo dos meses de salarios a estatales y jubilados, parecen sobrar para contratar cibervigilancia, movilizar tropas o equipar a las fuerzas policiales y militares? Y por último, la apuesta, la afirmación convencida, acerca de la urgente construcción de otra salud, una salud comunitaria que incorpore otras prácticas, otros saberes, más allá de la medicina hegemónica, iatrogénica, alopática y colonial. Asumiendo que construir y sostener lazos comunitarios es una práctica de salud en sí misma, una red de cuidados vecinal, fraterna y solidaria capaz de apuntalar integralmente el sistema inmunitario de muchos y muchas al mismo tiempo. ¿Cómo no enfermar si nos fumigan con veneno, nos contaminan el agua o nos debatimos entre el hambre y la malnutrición con “alimentos” industriales?, ¿es racional un sistema donde las mismas corporaciones que se enriquecen envenenando luego vuelvan a enriquecerse vendiendo los remedios y vacunas?
Luego de trocar frutas, dulces caseros, nueces, aceite, harinas, libros y juguetes, se decidió donar una buena cantidad de productos a los comedores populares de los barrios Irigoyen y Esperanza de El Bolsón y a las gratiferias de Paraje Entre Ríos y Golondrinas, en Lago Puelo. La asamblea y el trueque culminaron sobre la legendaria ruta 40, con aplausos, un compromiso a seguir movilizando y organizándose comunitariamente.
domingo, 3 de mayo de 2020
EDITORIAL: CUIDATE, ¿QUEDATE EN CASA?
Te invitamos a leer la editorial de Prensa del Pueblo. Un momento para reflexionar críticamente sobre la realidad que estamos atravesando.
El Bolsón (ANPP).- 03 Mayo 2020
El Bolsón (ANPP).- 03 Mayo 2020
Cuidate, ¿quedate en casa?
Mientras todes nos quedamos en casa, cumpliendo con los cuidados impuestos por
los gobiernos nacional y provinciales, el norte de Chubut (nuestra querida
Comarca) es militarizado, y en Bariloche la policía y el poder judicial se
hacen a un lado, permitiendo el ataque a la comunidad mapuche Buenuleo.
Nuevamente nos preguntamos: ¿el fin justifica los medios? ¿Cuál es la intención
de instalar 100 efectivos en El Hoyo? ¿Por qué no destinar ese dinero a la
mejora de nuestro sistema de salud? Les trabajadores de salud siguen cobrando a
destiempo, y los hospitales siguen teniendo faltantes de equipos y de
mantenimiento. En estos días se conmemora el Primero de Mayo, día de lucha de
las clases trabajadoras, día de sangre derramada para instaurar derechos
laborales que hoy consideramos mínimos, pero que vuelven a peligrar porque los
estados y los sistemas capitalistas y neoliberales avasallan
contínuamente, en esta "Crisis sanitaria mundial" ésta
"plan-demia" el traslado de capital y la concentración desde les que
menos tienen hacia hacía les que más poseen está siendo brutal.
De manera sorprendente, el ministro Massoni declara que él no estaba informado
de este movimiento de tropas, depositando la responsabilidad en el intendente
Huisman .
Sin embargo, el asentamiento militar se da en el marco de las leyes de Defensa
Nacional y de Seguridad Interior, las cuales implican que las decisiones al
respecto son tomadas por el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor Conjunto y
el Comando del Ejército, quienes designaron al coronel Leonard para coordinar
los Centros de Operaciones de Emergencias sanitarias de Chubut.
La ley sobre Defensa Nacional (Ley N° 23.554) habla sobre el planeamiento
estratégico militar en caso de ataques. Es claro, entonces, como se presenta a
la presente crisis de sanidad como una guerra, y no como una problemática de
salud que implicaría la inversión en lo relativo a la misma.
La otra ley, de Seguridad Interior (Ley Nº 24.059), dice en su art. 23 que el
empleo de las fuerzas de seguridad está justificado en tanto estén en peligro
colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes de una región
determinada, o en situación de desastre según los términos que norman la
defensa civil, en la cual se denomina desastre a cualquier amenaza natural o
antropica.
Entonces, ¿estamos cuidándonos o estamos en guerra? ¿Cuál es el desastre, quién
lo provoca?
Si bien sabemos que el virus se contagia rápidamente, con lo cual puede hacer
colapsar al sistema de salud, también sabemos que su tasa de mortalidad es
baja, por lo cual podría ponerse en tela de juicio el uso de estas medidas que
militarizan nuestras zona, las cuales generan además gastos económicos
que podrían ser destinados a sostener el sistema de salud público, que es lo
que se necesita en este momento.
Por otra parte, la ley habla del trabajo de las fuerzas armadas para garantizar
la libertad de la población, cuando, actualmente y en Chubut, cumplen un
accionar represivo, amedrentador y controlador de les habitantes.
Necesitamos salir de la pasividad que nos impusieron. Cuidarnos es también
cuidar nuestros derechos, que en pos del cuidado de nuestros cuerpos, estan
siendo obviados, pisoteados. Necesitamos alzar la voz, organizarnos
colectivamente y cuidarnos no sólo del virus, sino del aislamiento y la
represión. Es importante no naturalizar el recorte de nuestras libertades y el
abuso de las fuerzas de "seguridad".
No queremos militares en nuestras calles. Esta es una crisis sanitaria, no de
seguridad. ¿Qué formación sanitaria tienen estos efectivos? Necesitamos
personal de salud bien pago y recursos para equipar los hospitales, no el
sostener económicamente una instalación militar.
Nos surge la pregunta: ante la posibilidad del término de la cuarentena, ¿el
gobierno provincial intenta asustar y controlar la posibilidad de protesta?
Hace apenas unos días la multinacional minera Yamana gold que impulsa el
proyecto Suyai en el cordón Esquel se asoció con los empresarios Elsztain
y Zang para la explotación del mismo, apostando a poder cambiar las leyes
y la voluntad del pueblo. Este movimiento juega un papel político: es
claramente observable la tensión entre el empresariado, la voluntad popular y
lo primordial del cuidado de la salud.
¿El gobierno Nacional a quién respalda? Un gobierno provincial que hasta hace
algunos días hacía sonar las sirena de los bomberos para marcar el toque de
queda, que reprime y persigue a sus habitantes, que no les paga a sus médicos,
docentes, ahora va a acantonar un regimiento en nuestra Comarca. Les pedimos disculpas
si no les creemos su intención de cuidarnos.
Seamos responsables en nuestro cuidado, no lo dejemos en manos de las
multinacionales farmacéuticas. Poco a poco nos haremos inmunes al virus, cómo a
tantos otros. Seamos inmunes ya al aislamiento.
Comencemos a generar proyectos comunitarios No dejemos que
"comunitario" tenga el significado negativo que nos imponen desde los
medios masivos. Creemos colectivamente, aún en estos tiempos. Recordemos a las
Madres, quienes empezaron simplemente caminando. Demos el primer paso.
NACIÓN MAPUCHE. MOIRA MILLÁN Y UN TESTIMONIO ESCRITO DESDE LAS ENTRAÑAS: PANDEMIA Y TERRICIDIO
Moira, desde la patagonia, relatando la mirada desde la cosmovisión Mapuche. La ausencia del estado, y de como les postergados de la sociedad siguen olvidades.
https://www.resumenlatinoamericano.org/ 24 Abril 2020
Nación Mapuche. Moira Millán y un testimonio escrito desde
las entrañas: Pandemia y terricidio
Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020
Éste escrito fué muy duro de mandar debí enfrentar retenes, esconderme de vecinos espías, evitar policías y esperar buena conexión callejera en una mañana fría y lluviosa, tu lectura hace que valga la pena el sacrificio.
Mari Mari kom pu kom pu lamngen Ka pu wenuy Ka kom pu Che! Kiñeke ñi dungun fachiantu may. Me preguntan mi gente mis amigues, cómo estoy, y no respondo, mis largos silencios les inquieta les preocupa, sin embargo éste silencio está lleno de palabras, salgo a caminar x mi Lof, miro la montaña, respiro su aroma otoñal y les hablo a uds también, les pienso y ensayo modos telepáticos de comunicarnos, algunes me responden diciendo que me han soñado, otres que mi imágen repentinamente se le ha empozado en su memoria, y así voy sabiendo quiénes apagan la tv y las redes sociales para conectarse de verdad al mundo. Hoy les contaré por aquí como estoy viviendo la cuarentena: Soy afortunada al haber abandonado la futawarria hace ya tiempo. 20 años atrás tuve la certeza que un territorio me llamaba, lejos de la ciudad, y obedecí su llamado sin dudas. Hoy sé que esa gran cárcel con barrotes invisibles, llamadas metrópolis, ya no están cercadas sutilmente, los terricidas del mundo han descubierto métodos eficaces de control según pasan los tiempos, saben cómo inocular el terror, cómo invertir millones de dólares en armas químicas, virales, bacteriológicas.
Logran convercernos que ellos los mismos que nos enferman nos sanarán, ellos que nos matan nos cuidarán, ellos que nos quitan la libertad nos convocan a la resignación como resistencia contra un nuevo enemigo, ésta vez no es un grupo terrorista, es un virus. Ya no pueden seguir inventando guerras, porque el belicismo pasó de moda, ahora la amenaza no es humana es invisible, es viral. No sé habla de otros peligros letales que afectan la salud de los pueblos. Silencian las voces de cuerpos famelicos que gritan gemidos de hambre, porque éste sistema construído y sostenido por los terricidas, nos devora y se vuelve obeso con los pueblos que consume.La cuarentena me agarró en aquí en el Lof Mapuche Pillañ Mahuiza, la vida transcurre en función del tiempo marcado x la naturaleza, nos abrazamos, nos reunimos alrededor del fuego todas las noches, circula la comida comunitaria y la palabra, el cielo estrellado nos ilumina, repartimos tareas en jornadas intensas, somos 8 mujeres, tres hombres y dos niñas. La mayoría estamos en carpa, porque nos agarró la cuarentena construyendo nuestras casas.
El estado se niega a permitirnos comprar materiales de construcción, tal vez cree que el corona virus puede ser contagiado de machimbre a machimbre de chapa en chapa, pero sí habilita en cambio que vayamos a comprar a comprar sin restricción bebidas alcoholicas, las cuales no han sufrido ningún tipo de limitación, éste ha sido un factor determinante en muchas comunidades indigenas para el aumento de la violencia de género. Afortunadamente en nuestro Lof, el alcoholismo no existe.Ha llegado el otoño con sus mágicos colores, pincelando el paisaje de rojos, naranjas y amarillos, con él llegó también mawün, la lluvia, abundante y fría, entonces comenzó nuestras primeras frustraciones, las carpas, colchones y frazadas se mojan, todo se inunda, y toca sacar el agua, cansa, da rabia, por qué vivir esto si es posible evitarlo? Porque el centralismo porteño MATA! A ningún funcionario se le ocurrió que debían zonificar las zonas de riesgo?! En zonas de Alto riesgo, Bajo y nula? Xq hay micro zonas de nulidad absoluta para el corona virus, sin embargo la aplicación uniformada de las medidas no las contemplan y éstas se vuelven absurdas, agresivas y temerarias,Han llegado también las heladas y la escarcha se convirtió en un manto gélido y brilloso, aferrándose a las carpas, y ahí sí el riesgo de enfermarse es más fuerte, no de corana virus sino de neumonía y otras dolencias de éste clima,
El estado aparece en nuestras vidas como represor, boycoteador y negacionista. Como Mapuche no conozco un estado nación que obre distinto, me pregunto: cómo vivirán la cuarentena mis hermanas zapatistas? Y el digno pueblo de Cherán con su autogobierno?.La autogestión y creatividad surge en nosotras y vamos resolviendo con estufas de barro, la lucha contra el frío, cerramos los ambientes colectivos reciclando basura que serán cubiertas de arcillas convertidas en robustas paredes, nos reinventamos ropa de abrigo y frazadas, nos organizamos con la comida dosificando el consumo de los productos que inevitablemente debemos comprar y van escaseando,el día se nos va acarreando agua, hachando leña, limpiando los baños secos, recolectando hongos y frutos de temporada, elaborando dulces, haciendo pan. Además nos damos el tiempo para la risa, la palabra, los afectos, juegos, ceremonias como el wixalxipal del alba. En éstos días viví de modo muy especial la ceremonia por mi plenopausia, la fertilidad reproductiva ha finalizado en mi cuerpo y deseaba mucho agradecer a la Mapu, a pu ñgen, pu newen y kuifikecheyem por mi maternidad múltiple, no sólo por los hijes que me ha dado sino también por mi ñieta y les hijes de mis hijes que vendrán. En aquella ceremonia pedí al leufu sabiduría para asumir un abuelazgo que aporte hacia una humanidad distinta y mejor. Me rapé la cabeza y mi larga trenza fue ofrenda para mi tierra. No solo fué solo de gratitud y pedido, también recuperé y resignifiqué en mí una partecita de mi historia, de mi primeros momentos de vida.A las semanas de nacer me raparon la cabecita, y una sobrina de mi papá al verme dijo: _ se parece a Peyenka! Y eso arrancó risas y desde entonces y durante toda mi niñez, así me llamaron: Peyenka, pero quién era Peyenka? Lo supe uniendo retazos deshilachados de la memoria materna y de ancianas amigas de mi madre. Peyenka era una mujer tehuelche, alta y bien morena, rostro grande y recio, que en el comienzo de su adolescencia fue violada en manada por soldados argentinos, luego de ese episodio se rapó el pelo, ella le tenía pavor a los hombres y también desprecio, sólo le hablaba a las mujeres, se vestía con arapos de lo que alguna vez fuera prendas de vestir de su pueblo, y vivía bajo una hueralca de chulengo, nunca fue asimilada por el estado invasor, jamás se integró Por ello la consideraron loca y se burlaban de ella los » civilizados».
Cuando era niña me avergonzaba que el sobre nombre elegido para mí, fuera el nombre de una loca, hoy me honra portar esa huella en mi historia, una mujer valiente, y fuerte, que no quiso olvidar ni perdonar ni negar su identidad. De algún modo mi cabeza rapada me recuerda también el chineo y las Miles de mujeres violadas, y mi propia violación a los 18 años, que callé por mucho tiempo por vergüenza y miedo, me recuerda que éste estado sigue siendo el mismo, que al igual que Peyenka no confío en él, me recuerda también cómo arrancaron los poderes a las mujeres del mundo, rompiendo el vínculo sagrado entre el útero de las mujeres y el útero de la tierra, ésta matriz civilizatoria perversa nos convenció que ese vínculo sagrado solo le pertenecía a nuestra fidelidad al hombre y se lo atribuyó al matrimonio, desmemoriadas le creímos, pero esa soledad profunda nada tenía que ver con el hallazgo de nuestra media naranja sino con la separación de nuestra tierra.
Sé que mi pelo crecerá como debe crecer desde la Mapu nuestra fuerza para vencer el Terricidio. Los mentores de la muerte los gobernantes del mundo no quieren el buen vivir como derecho, no importa cuál su escudo, su idioma oficial, su bandera, sus grandes empresas, los terricidas matan. A pesar que parece que estamos atados de pies y de manos que hoy no podemos decidir xq la situación es confusa impredecible y amenazante, yo elijo no ser espía del sistema, ni buchona de mi vecino, me niego a que los pueblos seamos reducidos a tan denigrante participación en la autodefensa y seguridad sanitaria para garantizar la vida, reclamo el derecho a proponer medidas que sean solidarias, contenedoras, resolutivas, prácmaticas y aplicables, respetuosas, y no menos preventivas porque en ellas pongamos amorosidad y respeto.
La resilencia de los pueblos indígenas con vasta experiencia en sobreponernos a epidemias, genocidios, epistemicidios, y todos los intentos de exterminios podemos ser fundamentales en la elaboración de un dispositivo de resguardo comunitario y al mismo tiempo de desenvolvimiento social y económico, sostenido en nuestras espiritualidades, en la reciprocidad y armonía, en el conocimiento de nuestros territorios. No se podrá sostener x mucho tiempo más ésta absurda y opresora medida homogeizante, en nada se parece la realidad de las megas metrópolis con los territorios indigenas, es urgente la necesidad de una participación plena y consulta para mitigar los efectos de ésta cuarentena, constituyendo consejos comunales de participación territorial para el buen vivir de los pueblos. Claro que es necesario una cuarentena pero no es éste el modelo aplicable y si los estados nación se niegan comencemos a construirlo igual, porque la sabiduría no anida en los funcionarios de turno ni en la corporocracia capitalista, racista, patriarcal y especista, sino en la Mapu, Pacha, tierra. Al fin y al cabo somos todos los pueblos del mundo, todos los seres del planeta y las fuerzas que en el habita una sola identidad: terrícolas, es por ello que el Terricidio debe terminar y debemos perder el miedo y confiar en que no estamos solos para ésta tarea, la tierra es nuestra principal aliada.
En éstos días al caminar en mí mapu me encontré entre los pinares un Álamo altivo, soberbio, deshojándose, observé cómo regaba de hojas amarillas el suelo, y al desnudarse aparecía su verdadera estructura, sus multiformes ramas, algunas cortas otras largas, armoniosa y altas hasta tocar el cielo las más gruesas y otras gordas firmes y en caída hasta rozar el suelo, el abundante follaje que lo cubría, no me dejaba ver su verdadera esencia, la hechura de la madera que la constituye, sólo el otoño la enfrenta a su verdad. Ha llegado nuestro otoño, y quiero saber de qué madera estamos hechas sin adornos distractivos, sin falsos colores, despojadas de vanidad. Siento la firmeza de mis raíces, y la sabía que me milenaria q me nutre.
El fin de wingkalandia ésta cerca. Pueblos del mundo unámonos contra el Terricidio, y sobre todo pueblos y nacionalidades indígenas levantemos autogobiernos territoriales, acaso las palabras del actual presidente como así también todos los que les han precedido no nos han afirmado que gobiernan para todes los argentinos? Nunca ha dicho ni han dicho que gobiernan para la Plurinacionalidad q habita éste país, tal vez ésta es la verdadera revolución, autogobierno de los pueblos, para el buen vivir construyendo la tierra sin mal.Finalmente una palabra que aprendí hace años atrás en el mapudungun de mis ancestros,» Yerpun» atravesar la noche, el luminoso mañana vendrá cuando la pandemia más letal que nos inocularon hace siglos logremos vencerla definitivamente, la pandemia del miedo. Sin miedo sanaremos de verdad.
Desde Puelwillimapu Moira Millán weychafe mapuche
miércoles, 29 de abril de 2020
MINERAS ACECHAN ESQUEL: YAMANA FORMÓ UNA SOCIEDAD PARA EL PROYECTO SUYAI
En plena pandemia, el mundo capitalista parece que se desmorona. Pero en realidad, muchos están ganando
https://noalamina.org/- 29 Abril 2020-
https://noalamina.org/- 29 Abril 2020-
MINERAS ACECHAN ESQUEL: YAMANA FORMÓ UNA SOCIEDAD PARA EL PROYECTO SUYAI
29 abril, 2020 | Esquel
La minera canadiense informó que cerró un acuerdo con Eduardo Elsztain y con Saúl Zang, empresarios argentinos que obtendrán participación en el emprendimiento si logran modificar el conjunto de leyes que prohíben la actividad y sobre todo, si no se chocan contra un pueblo que ya demostró saber defender su territorio.
Por: Noalamina.org
Repasamos la historia del proyecto, su cambio de nombre y quiénes son los empresarios que hoy apuestan a concretarlo.
Yamana Gold y Suyai
Yamana Gold es una empresa multinacional con sede en Canadá, ya conocida en Argentina. Es propietaria de los yacimientos y proyectos Cerro Moro en Santa Cruz, Gualcamayo en San Juan, Agua Rica en Catamarca (frenada por la justicia tras una demanda presentada por la población) y el proyecto Suyai. También participa en un 12% en La Alumbrera, empresa con denuncias por contaminación y fue señalada en Chile y Honduras por filtraciones en sus yacimientos.
Suyai, es el nombre con el que la empresa presenta internacionalmente al proyecto en el Cordón Esquel. En 2011 los vecinos se percataron que se estaba promocionando a escondidas el proyecto ya rechazado por el famoso plebiscito de 2003 y prohibido por legislación provincial ese mismo año. Además, el proyecto se encuentra en un área roja protegida por la Ley de Bosques y viola la Ley de Glaciares según estudios independientes sobre permafrost.
El cambio de nombre es una estrategia más de mineras y gobiernos que no se dan por vencidos: en 2014 intentaron hacer de la Iniciativa Popular una ley minera, en 2018 el ministro Juan José Aranguren ofreció a Esquel en una feria minera en Canadá; en 2019 el gobierno saliente agregó a Chubut en el Catastro Minero Unificado y el gobierno entrante le dijo a empresarios que “habían logrado” la explotación minera en Chubut. Pero las leyes siguen vigentes, y aún no han logrado nada.
Nuevo intento: esta vez con nuevos socios “locales”
Yamana Gold anunció la firma de un acuerdo en el que un grupo empresario argentino, pagando un monto inicial de dos millones de dólares asumirá la responsabilidad de todos los asuntos ambientales, sociales y de gobierno y en caso de lograr la aprobación del proyecto, tendrá derecho a adquirir hasta un máximo de 40% de participación en el mismo. Es decir, que el grupo local se jugará la obtención de la licencia social, el permiso ambiental, la modificación de las leyes provinciales y todo lo que las sucesivas empresas propietarias del proyecto (Meridian Gold y Yamana Gold) no han podido conseguir desde 2002 a la fecha.
¿Y quién es este grupo? Se trata de la compañía de bienes raíces más grande de Argentina (shoppings de Abasto, Alto Palermo, Patio Bullrich y el Hotel Llao Llao entre otros), que tiene destacadas inversiones bancarias (un tercio de Banco Hipotecario) y agrícolas (Cresud + un millón de hectáreas). El extractivismo urbano, sojero y financiero, busca ahora también ser minero. En el país lo conocemos como IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), pero tiene fuerte participación en la Bolsa de Nueva York así como en la conducción de uno de los tres primeros bancos de Israel, país donde más apostó en los últimos años con cadenas de supermercados, negocios inmobiliarios y desarrollo tecnológico.
Su presidente, Eduardo Elsztain uno de los hombres más ricos del país y su vicepresidente Saúl Zang han sido premiados en el mundo empresario por cotizar en alza en las bolsas en los últimos 25 años. Se trata de empresarios ávidos en aprovechar las oscilaciones económicas para comprar cuando los precios son bajos y vender después: Elsztain conoce bien la famosa frase de que las crisis son oportunidades. Esto puede ser cierto para empresarios como él, más que para quienes realmente sufren las crisis.
Un contexto para que los especuladores especulen
En plena pandemia, el mundo capitalista parece que se desmorona. Pero en realidad, muchos están ganando y las ganancias para algunos no se detienen, incluso pueden aumentar. En momentos de incertidumbre, las propiedades y los metales preciosos se presentan como la posibilidad de inversión frente a la incertidumbre: su precio no se desploma. Esto hace que, mientras el precio del petróleo se derrumba a niveles históricos, el valor del oro sube, y empresarios comienzan a interesarse en proyectos que hasta hace poco se veían inviables, como el de Esquel, donde asumieron hoy la gestión de relaciones comunitarias y se comprometen a la obtención de los permisos legislativos y ambientales de los que hoy carecen.
La situación a nivel provincial en Chubut es angustiante. Problemas estructurales, históricos, nos han llevado a una crisis que los gobernantes se esfuerzan en empeorar. En estos últimos tres años, casi ininterrumpidamente, el gobierno ha empobrecido a sus trabajadores y retrasado el pago de salarios llevando al resto de la economía provincial al colapso. La toma de deuda provincial actúa como lo hace en todo el viejo tercer mundo: la deuda se fuga, no se invierte, y se paga exportando naturaleza, condicionando el territorio a más deuda. La caída histórica del precio del petróleo parece llegar como el tiro de gracia hacia una provincia a la que pareciera, se le busca imponer la megaminería como una salida que sabemos que no es tal. Y sino, basta mirar las provincias mineras que lejos están de ser ejemplo de desarrollo y bienestar.
ATAQUE BRUTAL A LA COMUNIDAD BUENULEO
Bajo la complicidad política judicial y policial, se siguen sucediendo los atropellos hacia la comunidad por parte de matones que pretenden su desalojo.
Ataque brutal a la Comunidad Buenuleo
Alrededor de las 11 30 de la mañana la comunidad Buenuleo vivió una pesadilla. Seis personas conducidas por Emilio Friederich y Víctor Sánchez llegaron al territorio recuperado y comenzaron a golpear a las personas que estaban allí.
Apuñalaron a Ramiro Buenuleo, golpearon a Sandra Ferman que se encontraba en la casa con los niños y a Viviana Sánchez. Rompieron las ventanas de la casa donde se encontraban dos mujeres resguardando a los seis niños que gritaban y eran testigos de los atropellos y vandalismos que esta banda de delincuentes cometía con sus madres, tíos, y padres.
Los integrantes de la Comunidad están llevando la vuelta en posesión de 90 hectáreas de su territorio de manera pacífica desde el 10 de septiembre de 2019. Sin embargo, desde ese día las agresiones con las que se tienen que enfrentar se han vuelto constantes. Es por eso, que, desde entonces, también efectivos policiales custodian la entrada al territorio para garantizar la integridad física de las personas de la Comunidad y de quienes visitan y acompañan la lucha. Antes de este brutal ataque varias personas se preguntaban por qué había sido retirada la guardia policial dispuesta por el Juez Pichetto para cuidar a la comunidad Buenuleo de los permanentes hostigamientos y agresiones sufridas por la patota comandada por Friedrich y Vera.
Sandra Ferman cuenta aun sin salir del terror y el llanto “cuando vi venir a esas seis personas yo salí corriendo a la casa donde estaban los niños. En eso Ramiro Buenuleo y Viviana Álvarez trataron de detenerlos hablando, desde adentro trabamos la puerta con una mesa con los nenes mientras escuchábamos como le pegaban a Ramiro y a Viviana. De tanto pegarle pudieron entrar por la puerta, en eso la tiraron a Viviana y le empezaron a pegar. Víctor Sánchez vino por atrás de la casa con un palo y nos rompieron todos los vidrios, entraron por la ventana, nos pegaron. Los nenes gritaban” En el territorio hay muy mala señal de telefonía celular por lo que les era imposible pedirle a la policía que acudiese a protegerlos. Los atropellos seguían pese a los gritos de desesperación de las madres advirtiendo la presencia de los niños. Ramiro Buenuleo que en todo momento buscó velar por la seguridad de los pequeños recibió dos piedrazos en la cabeza, lo apuñalaron en la pierna mientras trataba de impedir que siguieran golpeando a las mujeres que allí estaban.
“Yo estaba con el niño de dos años en brazos y quise filmar y vino Víctor Sánchez y me pegó y me sacó el teléfono, me lo robó. Y en eso le siguen pegando a Ramiro, a Viviana y yo con los nenes nos metimos al baño. Nos rompieron todo y en eso Ramiro se queda en la puerta para que no pasen, para que no nos peguen a nosotros y le pegaban… le pegaban… le pegaban. La policía no atendía, no podíamos llamar a nadie por la señal y porque nos sacaban los teléfonos” Relata Sandra entrecortada por el terror que ha vivido en carne propia.
Al momento de este relato ni la Fiscalía, si el Senaf, ni Asistencia de Salud se había acercado al territorio. Cuando llegó la policía (que nunca debería haberse ido del territorio por el acuerdo judicial establecido para el resguardo de la comunidad por el continuo amedrentamiento que viven) lo primero que hizo fue constatar que los Vera estuviesen bien “Los oficiales de la policía mientras estaban afuera los revisaron a ellos para ver que no les haya pasado nada a ellos, que nosotros no los hayamos agredido. Ninguno se acercó a nosotras.” cuenta otra de las integrantes de la Comunidad.
La Longko de la comunidad Rosa Buenuleo llama a la solidaridad de todas las personas, la situación es desesperante“Solicitamos a la justicia que hagan algo con los Vera, porque no sé qué están esperando…que maten a Ramiro, a Viviana, a Sandra. No sé qué esperan… “
La policía no detuvo a ninguno de los agresores.
No hay eufemismos posibles, ni remates en esta nota. Una patota golpeó mujeres, acuchilló a una persona, pateó a niños, rompió una casa. Todo está documentado en un video que circula en redes (por los mismos agresores a modo de perversa muestra de su impunidad) y no hay detenidos. Y la noche llega de nuevo sobre el territorio Buenuleo y la justicia sigue mostrando su sesgo racista e indolente frente a esta situación.
Por Mariel Bleger
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen
martes, 28 de abril de 2020
NO QUIERO VIVIR UNA VIDA PROFILÁCTICA
una búsqueda por entender que nos va pasando por dentro. ¿Cómo queremos vivir?
http://lobosuelto.com/ - 25 - Abril -2020
http://lobosuelto.com/ - 25 - Abril -2020
“NO QUIERO VIVIR UNA VIDA PROFILÁCTICA” // Sofía Guggiari
Publicada en 25 abril 2020
Pienso en la potencia del agua turbia, del polvo, de la suciedad de la calle, del barro, del olor y la espesura de las gotas de sudor, del temblor de un orgasmo en pleno aislamiento, de los cuerpos bailando en un aquelarre feminista, a haciendo pogo en un acto popular. En la potencia de un fallido o de un olvido que hace que el estornudo no llegue a taparse, de ese abrazo público desesperado y prohibido, ese chape callejero mal visto. Todo fragmento de vida al que no le llega el acohol en gel. Escucho un grito en medio del silencio de cuarentena: ¡No quiero vivir una vida profiláctica!
Me cuesta respirar a veces y no es el Covid-19. Es el afecto que el encierro y el aislamiento están produciendo en mi cuerpo. Estoy empezando a somatizar. Salgo para distraerme, pero ya no se que me hace mejor. Es difícil distinguir el adentro y el afuera. Me impacta la imagen de los rostros enbarbijadxs, los cuerpos, sus distancias, el control masivo y permanente policial. Todxs hablando del horror a un posible contagio, y de las técnicas y tecnologías que se inventan para prevenir.
¿Desde cuándo la palabra contagio se volvió una mala palabra? ¿Por que el concepto de propagación, ese concepto tan poderoso, causa miedo y no alegría?¿Que lugar hay en medio de todo esto para el deseo? ¿Como sobrevivir en un mundo donde el contacto físico se volvió un accionar peligroso y hasta algo a denunciar?
La idea de que esto es momentáneo calma mi tormenta intempestiva, pero ¿hay manera de salir “ilesxs” o “como si nada hubiera pasado”? Pienso, me late con fuerza el corazón, me asusto, suspiro: las preguntas, sensaciones, tristezas y incomodidades se me vuelven un mapa o una alerta para atreverme a pensar qué tipo de vida se está configurando.
No me cerró nunca la idea de una guerra. Me gusta más la imagen y la fuerza de una crisis, de un movimiento de tierra, de un rompimiento de estructuras y de sentidos.
Las guerras nos meten en la escena de lo terrorífico, nos quitan autonomía, nos dejan como víctimas o como merxs soldadxs contra un “enemigo invisible” como le dicen, pero a veces el enemigo es muy visible y está conviviendo con vos en tu casa. Y si no preguntémosle cómo se sienten a esas más de 567 mujeres que llaman todos los días para denunciar violencia de género intrafamiliar, y ni hablar de lxs más de 25 que fueron asesinadxs (entre femicidios y travesticidios)
Pero pareciera que allá las vidas que se lleva el patriarcado, y acá las vidas que se lleva el Covid-19. Se las lleva porque efectivamente mata y por qué a las que no mata las vuelve unas vidas in vivibles. Toda una arquitectura cotidiana -para aquellxs privilegiadxs que podemos llevarla a cabo- de profilaxis para evitar cualquier tipo de posible territorio propicio para la propagación del virus: desinfectar permanentemente todo lo que esté a nuestro alcance, desinfectarlo bien, que no queden partes que hayan podido estar expuestas, – y de paso aprovechar, que es un buen momento, para “desinfectarnos del otrx”, escuche decir a a una persona en un vivo de instagram.
Hace poco una amiga me dijo, preocupada por la situación, con la pesadumbres de quien extraña, como quien escribe, ese encuentro del cuerpo a cuerpo diario, ese pegoteo imperfecto, ese piel a piel, me dijo – ¿y si ahora nos da fiaca vernos, y cuándo nos veamos es solo un ratito porque queremos volver a estar solxs? El acostumbramiento a las vidas aisladas se me vuelve una imagen que me produce pánico y entonces me produce ganas de aislarme y el pánico es la base para el consumo, ya lo había escuchado por ahí.
No puedo pensar mi vida sin el peligro que implica vivirla. O algo así leí en un post qué escribió mi hermano Ramiro, que me hizo producir este texto y producir ciertos pensamientos, porque también las alianzas afectivas en la catástrofe, las redes colectivas de otrxs que importan y te hacen sentir que también importás. Esa fuerza del amor y la desmesura del lazo, del encuentro y del desencuentro, por que nó del odio y la tempestad también. No se puede gozar, desear, hacer política, amar, enojarse, crear, inventar desde la vida higiénica. La vida es la peste, es germen de potencias y potencias que producen gérmenes que hacen florecer las primaveras y contagian las revoluciones, aunque sean esas pequeñas, micro, cotidianas, que hacemos todos los días para tratar de sentir que tenemos una ética y que confiamos en ella para existir. Porque “no queremos ser más esta humanidad” como dice Susy Shock y “porque no queremos volver a la normalidad” como leí en alguna nota en alguna reflexión .
Me gusta pensar que la vida es vida en tanto incertidumbre y acontecimiento, la vida implica la no garantía, lo inesperado nos conmueve y nos transforma. Me gusta pensar que la vida está menos en lo que pensamos y diagramamos con tanta certeza, y más en ese despertar entre húmedo y atemorizante, que es el deseo.
No quiero vivir una vida profiláctica. No quiero ni creo que pueda. Y no es una desobediencia al “quedate en casa”; -aunque las desobediencias son los actos que crean insurgencias políticas y es algo que las feministas sabemos muy bien-, ni mucho menos un arrojo al descuido, ni un llamado a esa mentira de la “libertad individual”. En todo caso es un intento de volver a re conectarme con cierta vitalidad y sensualidad de la existencia. Y como nunca, desde este lugar, desde el confinamiento, de lo que trato es de hacer escritura y cuerpo -aunque son lo mismo- lo que pienso, lo que siento, compartir un afecto, una pregunta, que se propague, que se contagie como se pueda porque también es la maner a que tengo, que tenemos, de tenernos los unxs a lxs otrxs.
UN MES DE AISLAMIENTO Y EL IMPACTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL PAÍS
Recorriendo el territorio nacional, este informe nos muestra una realidad que se agrava a causa del aislamiento.
https://www.lamareanoticias.com.ar/ 27 - Abril -2020
https://www.lamareanoticias.com.ar/ 27 - Abril -2020
Informe Especial: Un mes de aislamiento y el impacto de la violencia de género en el país
A un mes de la declaración del aislamiento social, preventivo y obligatorio, trece comunicadoras feministas se unieron de manera federal y colaborativa para relevar cómo impactó la cuarentena en la vida de las mujeres y disidencias. El incremento en la cantidad de casos y la falta de atención efectiva por parte del estado, son la constante en todos los territorios.
Escriben: Arlen Buchara, Bárbara Favant, Carina Ambrogi, Gabriela Ayala, Laura Loncopan Berti, María José Corvalán, Romina Pezzelato, Marisa Breit, Gabriela wuthrich, Laura Pérez, Lorena Salazar Ocampo, Sharon Masurski, Ana Paula Oyarcabal, Valeria Belozercovsky*
Córdoba. Aumentó la violencia y denuncian precarización de las trabajadoras de las dependencias oficiales
Carina Ambrogi, Romina Pezzelato y Marisa Breit
Las denuncias por violencia intrafamiliar aumentaron drásticamente en cuarentena en la provincia de Córdoba. Desde el Polo de la Mujer, organismo que concentra las políticas sobre violencia de género, las trabajadoras emitieron un comunicado denunciando condiciones de precariedad sanitaria y laboral. “Una vez más las trabajadorxs nos encontramos expuestas y desprotegidas ante esta situación. Denunciamos nuestras condiciones laborales, sin obra social, ART ni derechos laborales básicos”, señalaron.
En la provincia se reforzó la línea de atención telefónica y se habilitaron números de whatsapp. El 0 800 888 9898 recibió 300 denuncias diarias y el 30% dan cuenta de situaciones de violencia en el hogar. No se incrementó el personal para las brigadas de atención en la capital ni en el resto de los municipios. Se sostiene el Programa “Hacia un nuevo rumbo”, que consiste en un subsidio de 6 mil pesos mensuales para víctimas. Desde el inicio de la cuarentena el cobro del beneficio se realiza mediante la recepción de un código, que muchas veces demora en llegar, o nunca llega. No todas las personas cuentan con la información y los medios para acceder con esta nueva modalidad.
La App 144 promocionada por el Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad no funciona en muchas localidades. Cuando se consultó al organismo nacional plantearon como alternativa utilizar el mapa que está en la página del Ministerio.
Sobre el programa “Barbijo Rojo”, titular de la subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de Río Cuarto, afirmó que no recibió ninguna comunicación oficial y descree que pueda ser una medida efectiva. Tanto en el Valle de Traslasierra como en el departamento de Cruz del Eje, la situación es la misma. Maira Suarez, integrante de Mujeres Autoconvocadas de San Marcos Sierras advirtió que en el pueblo existe una sola farmacia y su responsable desconoce la implementación de esta política.
Fernanda López, integrante equipo técnico de tribunales de Villa Dolores (que abarca los departamentos de Pocho, San Alberto y San Javier), afirmó que “en las comunas más chicas se intenta abordar desde la cercanía, y se avisa a lxs vecinxs para que se sumen al seguimiento y realicen denuncias telefónicas en caso de ver al agresor”.
Si bien las medidas cautelares de protección de la ley 9283 siguen vigentes, en Traslasierra no hay disponibilidad de botones antipánico, ni existe un lugar para el resguardo de víctimas. “En las zonas rurales se complejiza aún más debido a la permanencia en el hogar del agresor”, según explicó Fernanda López. Por su parte, la agrupación Mujeres de Traslasierra (wsp: 3544410564), recordó que desde hace más de diez años exigen que las comunas creen un área de la mujer.
En el departamento Cruz del Eje la violencia se incrementó, según informó la psicóloga Mariana Panzita, integrante del Polo de la Mujer. Actualmente se brinda asistencia a 100 mujeres de todo el departamento, aunque no hay lugares específicos para alojarlas. Para Malena Vieytes integrante del Movimiento Feminista de San Marcos Sierras, “por la escasa conectividad se utiliza ´el boca en boca´ y la solidaridad de las compañeras que habitan el pueblo”.
Misiones: Dos femicidios directos y dos vinculantes. La convivencia con le agresor disminuyó las denuncias.
Gabriela Ayala
En plena cuarentena en Misiones, una provincia que no supera el millón 300 mil habitantes, se registraron dos femicidios directos y dos vinculantes. El primer femicidio del año fue el de Sonia Cerpa (40), asesinada por su ex concubino en el paraje Dos Hermanas. El femicida imputado y detenido es Valdir “Cuerero” Prestes. En medio del aislamiento, la segunda víctima fue Lorena Barreto (32), asesinada en Puerto Libertad por su pareja Roberto Rivero Medina (74), quien también fue apresado. En medio de estos casos y el recientemente registrado en San Vicente, otros hechos de violencia de género produjeron el femicidio de Anacarla (una beba de dos meses) en Iguazú y el crimen de Juan Farjat (31), encargado de la reserva natural privada en San Sebastián de la Selva de Comandante Andresito.
Según datos relevados por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) disminuyeron un 4,5% las denuncias por violencia de género. Los principales motivos de la merma, es por compartir la vivienda familiar con el agresor, lo que impide concretar la denuncia. También porque la víctima no puede delatarlo en este contexto de crisis económica.
En Misiones no hay un aumento en el presupuesto. Sólo se reforzaron las líneas de atención 137 y el WhatsApp (3764-249224) que salió a la luz porque las mujeres no podían llamar con sus agresores al lado.
En la provincia el 144 no brinda asistencia. Se trata de una línea telefónica a nivel nacional, que recibe la información y la deriva a los dispositivos existentes en cada provincia, con lo cual se alarga el circuito y hay demora en el procedimiento. La iniciativa Barbijo Rojo no se aplicará en Misiones, debido a que las farmacias de la región no pertenecen a la asociación que organiza esta iniciativa.
Según explican desde el sector, las farmacias misioneras están federadas en otra institución, así como pasa con otras provincias y sostienen que «el programa prevé que el personal de farmacias tome decisiones para las que no tiene preparación, como cuál es el perfil de riesgo en un vínculo violento, para determinar si se le da o no a la persona un panfleto. Las farmacias no tienen ni han tenido ningún tipo de capacitación al respecto, y si bien como instituciones estamos dispuestas a trabajar juntas en nuevas propuestas a futuro, consideramos inviable este programa, así como está planteado, al menos para la provincia de Misiones». «Misiones cuenta con la Línea 137», aclaran en un comunicado que firman la Federación de Farmacias de la República Argentina, el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Misiones, la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad y Violencias del Ministerio de Gobierno, y el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio de Salud de la Provincia de Misiones.
Santa Fe: Dos femicidios y dos muertes de mujeres en investigación.
Bárbara Favant y Arlen Buchara
En la provincia de Santa Fe la atención, asesoramiento y acompañamiento en violencia de género depende de las políticas públicas que lleve adelante cada comuna y municipio. En la ciudad de Santa Fe es la dirección de Género y Disidencias que dispone de asistentes sociales, psicólogas y abogadas. El número de atención es a través de la línea de atención ciudadana 0800 777 5000. Rosario tiene el Teléfono Verde (0800 444 0420) y durante la cuarentena implementó un canal alternativo de contacto a través de Whatsapp (341 5 781509) para recibir mensajes en caso de que las mujeres no puedan llamar. Al igual que el 144 es para asesoramiento y escucha, no para denunciar, y atiende las 24 horas los 365 días del año.
En el primer mes de aislamiento obligatorio en la ciudad de Santa Fe la cantidad de llamados por violencia de género se mantuvieron dentro de los niveles históricos: entre cuatro y seis por día. Sin embargo desde el 13 de abril se incrementó un 10 por ciento. Además se aumentó el presupuesto municipal para la atención y el asistencialismo de mujeres cis, trans y travestis para alimentos, productos de higiene y traslados, pero no en personal ya que la posibilidad de realizar denuncias online en el Poder Judicial y en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) redujo de manera considerable las horas de la ruta de la denuncia.
En la ciudad de Rosario normalmente el Teléfono Verde tiene un promedio de 600 llamadas mensuales, 20 por día. Durante el aislamiento registró una leve baja en la cantidad mensual pero un aumento sostenido en el día a día. Entre el 20 de marzo y el 18 de abril recibieron 335 llamadas al Teléfono Verde y 183 consultas por WhatsApp. Desde el 13 de abril incorporaron la gestión de trámites legales de canalización de denuncias y solicitudes de medidas de protección en articulación con los tribunales provinciales.
De acuerdo con un informe del MPA sobre las primeras dos semanas de aislamiento, una de cada cuatro denuncias recibidas -384- fue por violencia de género -88- en todo el territorio provincial. Por fuera del sistema virtual, la regional Rosario recibe entre 10 y 30 denuncias diarias. La mayoría llega a través de las comisarías.
Por otra parte, el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) presentó el relevamiento del Registro Único de Violencia contra la Mujer (Ruvim) para los primeros once días de aislamiento obligatorio. Así, sobre los llamados al 911 vinculados a violencia de género se conoce que en la ciudad de Santa Fe hubo uno cada 45 minutos y en Rosario se registraron 85 por día. En total hubo 1.579 registros totales (911, denuncias al MPA y comisaría de la mujer, atenciones médicas, áreas municipales y Defensoría del Pueblo) por violencia de género en las ciudades de Santa Fe y Rosario.
Femicidios en la provincia de Santa Fe
Según el Observatorio de Femicidios de la Secretaría de Estado de Género e Igualdad, desde que empezó el aislamiento hubo dos femicidios y dos muertes de mujeres que están en investigación para determinar si fueron en contexto de violencia machista. Y al menos -no hay registros oficiales- tres tentativas de femicidio en las ciudades de Santa Fe, Reconquista y Villa Gobernador Gálvez.
Verónica Soule, de 31 años, murió el 23 de marzo después de agonizar con el 88 por ciento del cuerpo quemado durante una semana en el Hospital Provincial de Rosario. Era oriunda de Casas. El 1 de abril falleció Romina Ester Leiva, de 39 años. Al igual que Soule, la causa de muerte fueron quemaduras en el cuerpo: estuvo 20 días internada en un hospital de la capital provincial después de que su hijo le tirara nafta y la prendiera fuego en la localidad de Bella Italia, en el departamento Castellanos. Los casos en investigación son el de Yoana Romero, de 31 años, y Alicia Noemí Pérez, de 74 años.
Acciones y demandas
Laura Pérez
Es importante mencionar que el 8 de abril, 20 días después del inicio del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, el gobierno de la Provincia a través del decreto 0318, dispuso que todas las mujeres y diversidades que se encuentren atravesando por una situación de violencia de género pueden circular, solas o con sus hijos e hijas, en caso de requerir auxilio, asistencia o necesiten denunciar, ratificando lo dispuesto por el gobierno nacional.
Siguiendo el lineamiento de otras provincias, el Ministerio Público Fiscal abrió la posibilidad de recibir denuncias on-line y puso a disposición una app que se descarga desde la misma web. Destacando que todas las denuncias que lleguen por estas vías son recibidas en la fiscalía general donde se las analiza, se evalúa como siguen y se extiende una constancia a la persona denunciante.
Respecto a la distribución de alimentos para población en riesgo, en todo el territorio santafesino son entre 1600/ 1800 compañeras y dieron solamente 560 bolsones.
Hoy las compañeras trans están yendo a las ollas populares que se hacen en distintos barrios y gracias al aporte solidario. Ana pone una lata de tomates, otra pone fideos, se cocina entre todas y después se reparten viandas.
Desde el inicio del aislamiento preventivo, la agrupación MuMaLá Santa Fe viene reclamando políticas de género específicas para el abordaje de las violencias en contexto de pandemia: agilidad en las denuncias y subsidios para las víctimas de violencia de género en situación de aislamiento social y lo mismo para familiares de víctimas.
Estos dos últimos reclamos no han tenido respuesta positiva todavía.
Estos dos últimos reclamos no han tenido respuesta positiva todavía.
Cuyo. Organizaciones locales afirman que reciben el doble de pedido de ayuda
María José Corbalán
San Luis no es ajena a la problemática nacional en torno al recrudecimiento de las violencias por razón de género durante el aislamiento. De hecho, el 6 de abril se difundió un comunicado oficial de la policía en el que se informaba el «suicidio» de una mujer en una celda disciplinaria.
Florencia Morales de 39 años había sido detenida, no sin oponer resistencia, la mañana del día anterior cuando iba a comprar alimentos en su bicicleta en la localidad de Santa Rosa del Conlara. La hermana de Florencia aseguró a los medios que la policía fue la responsable de su muerte y que podría haber sido para tapar abusos cometidos durante la detención.
Desde la Secretaría de la Mujer, Diversidad e Igualdad habilitaron guardias por departamento y el Poder Judicial hizo lo mismo poniendo a disposición un mail y líneas whatsapp para receptar denuncias y derivar al juzgado interviniente. Las denuncias en este territorio no aumentaron lo que nos hace suponer que la población en riesgo no sabe donde denunciar o no confía en obtener respuestas a esas denuncias.
Las organizaciones feministas locales aseguran que reciben el doble de pedidos de ayuda para saber qué hacer en casos de violencia, ante un embarazo forzado causal de Interrupción Legal del Embarazo, ayuda alimentaria y continuidad en los tratamientos psiquiátricos o psicológicos.
Comarca Andina del Paralelo 42. PuelMapu
Nómadas Comunicación Feminista: Gabriela wuthrich, Lorena Salazar Ocampo, Sharon Masurski, Ana Paula Oyarcabal, Valeria Belozercovsky
Las Nómadas habitamos el territorio ancestral mapuche y vivimos en localidades de la Comarca Andina. La comunidad está integrada por la localidad rionegrina de El Bolsón, que es el núcleo urbano y comercial de la zona, los parajes rurales Mallín Ahogado, Los Repollos, El Foyel, El Manso (todos en la provincia de Río Negro), y al sur del límite interprovincial del Paralelo 42 Sur las poblaciones chubutenses de El Hoyo, Lago Puelo, El Maitén, Epuyén, Cholila, y los parajes Las Golondrinas, Entre Ríos, Cerro Radal, Puerto Patriada, Leleque y Villa Lago Rivadavia.
En toda la comarca están cortados los servicios de transporte público desde el primer período de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Esto impide la circulación de quienes no tienen medios de movilidad.
Las provincias hacen un manejo discrecional del aislamiento. En Chubut se habilitó un estado de sitio que en los centros urbanos más grandes justificó medidas punitivas como el toque de queda, sanciones, multas y detenciones contra quienes se movilizaban para gestionar la vida cotidiana.
Las provincias hacen un manejo discrecional del aislamiento. En Chubut se habilitó un estado de sitio que en los centros urbanos más grandes justificó medidas punitivas como el toque de queda, sanciones, multas y detenciones contra quienes se movilizaban para gestionar la vida cotidiana.
La situación de pago de sueldos a empleades estatales (salud, justicia y educación) no se ha regularizado, después de un conflicto que les mantuvo en huelga durante casi todo el 2019. Siguen sin percibir sus haberes desde hace 2 meses.
No hemos podido acceder a estadísticas que cuantifiquen los casos de violencias hacia mujeres e identidades disidentes en la Comarca ni en cada una de las provincias. Contamos con servicios institucionales precarizados y organizaciones feministas que acompañan a las personas víctimas de violencia.
En algunas localidades, el trabajo comunitario permitió fortalecer redes feministas entre profesionales y activistas de las organizaciones en busca de estrategias para erradicar barreras. Además, favoreció la denuncia por violación de derechos y situaciones de vulnerabilidad en mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries, mapuches y no mapuches. Finalmente se pudieron organizar acciones para prevenir las violencias de género. Pero el aislamiento social amenaza la creciente fortaleza de esas complicidades tejidas en la calle para atravesar los muros institucionales.
En los últimos días, la Secretaría de Estado de Género e Igualdad organizó una serie de foros on line donde participaron miembrxs de distintas organizaciones sociales. Consultadxs sobre las apreciaciones y conclusiones del encuentro, algunxs de lxs participantes manifestaron que fue una “buena presentación”. Otrxs señalaron que uno de los reclamos comunes fue el de la falta de comunicación desde el organismo del Estado con las organizaciones intermedias.
Por su parte las personas trans que participaron de la reunión manifestaron que, más allá de los bolsones de alimentos y las viandas que dan municipios y comunas, se desconocer con qué municipios y comunas la Secretaría va a firmar los convenios.
Todos los reclamos implican una delegación de responsabilidades para municipios y comunas que carecen de fondos para hacerse cargo de las situaciones.
Por su parte las personas trans que participaron de la reunión manifestaron que, más allá de los bolsones de alimentos y las viandas que dan municipios y comunas, se desconocer con qué municipios y comunas la Secretaría va a firmar los convenios.
Todos los reclamos implican una delegación de responsabilidades para municipios y comunas que carecen de fondos para hacerse cargo de las situaciones.
En Lago Puelo, consultamos a Maria Cavallaro, coordinadora del servicio de asistencia inmediata a la víctima de violencia de género, quien afirmó: “En un principio las denuncias disminuyeron totalmente, pero en estas dos últimas semanas se incrementaron. Desde la línea 144 propusieron articular con Desarrollo Social la asistencia alimentaria y favorecer el contacto con las mujeres”.
A las farmacias de Lago Puelo no les llegó la notificación de la federación de farmacéuticos sobre la implementación del Barbijo Rojo y, al menos hasta ahora no se activó. Con respecto al alojamiento, se dispuso un lugar en el Area de la Mujer para refugios de urgencia, pero no se cuenta con otros espacios.
Se están articulando espacios feministas como el equipo de Género de la Biblioteca Popular y la Colectiva de Mujeres y Disidencias de Lago Puelo, que también realiza acompañamientos a víctimas de violencia de género. Trabajan en la redacción y diseño de un material informativo impreso que se distribuirá a través de los módulos alimentarios que entrega el municipio, como una estrategia de acercamiento concreto a las mujeres que en contexto de aislamiento están más desprotegidas.
Durante el 2019 se creó el Equipo de género en una escuela secundaria de la provincia de Chubut, Escuela N° 788, único en la provincia, y cuyo proyecto fue solicitado por otras instituciones para ser replicado. Surgió a causa de emergentes sobre violencia de género en el colegio secundario y se constituyó en propuestas, tareas de prevención y formación. El equipo fue uno de los tantos desestimados en materia de inversión en educación y les docentes a cargo nunca fueron dadas de alta en el sistema educativo.
En este contexto de emergencia por casos de violencia, les docentes estamos reorganizándonos para armar equipos de acompañamiento y asesoramiento, en articulación con la red de la región. Comprendemos el funcionamiento estructural de la problemática y las dificultades para las víctimas al momento de intentar comunicarse en forma segura.
Desde la Colectiva Comarcal Ni una Menos se advirtió que a nivel local las denuncias por violencia de género (VG) disminuyeron, según los datos aportados por el Juez de Familia. Esto es preocupante: de casi dos denuncias por día, las primeras tres semanas sólo hubo cuatro.
Con respecto a políticas públicas e incremento de personal para atender situaciones de VG, la Secretaría de género y diversidad, ex Consejo Provincial de la Mujer habilitó una línea telefónica para asistencia psicológica las 24hs. Por otro lado, habilitaron un celular de la comisaría de la familia para que las víctimas que no pueden salir realicen denuncias a través de mensajes.
Con respecto a ayudas económicas desde el área de la Mujer sólo entregaron módulos de alimentos y está activa la Casa Refugio las 24 horas para quienes que deben abandonar su casa por convivir con su agresor.
Con respecto al barbijo rojo no tenemos conocimiento de que en la localidad haya sido utilizado por mujeres para pedir ayuda. Al haberse habilitado nuevas líneas telefónicas para situaciones de violencia, no tenemos conocimiento sobre la utilización de la 144.
Marcelo Muscillo, Juez Juzgado Nº 11 El Bolsón, informó que ante la baja de denuncias, implementaron medidas como una línea de whatsapp. Además, el teléfono fijo del Juzgado de Paz fue derivado a su teléfono celular para que las denunciantes se comuniquen en cualquier momento.
Por su parte, Ana Paula. Profesora del IFDC El Bolsón e integrante del Equipo Construyendo la identidad sexual a viva voz, señaló que se reactivó un teléfono para consultas y se difundió por redes sociales para que llegue a les estudiantes que asisten normalmente.
En Epuyén Patricia Dambielle, presidenta de la APDH Regional Noroeste del Chubut e integrante de la Comisión de género y en la de niñez, juventud y adolescencia de la Regional Patagonia de APDH, señaló que no tienen registro de casos de violencia doméstica la región desde que se decretó el aislamiento. “No porque creamos que no existen, sino porque consideramos que no están aceitados los mecanismos para que las mujeres o niñes en situación de violencia, accedan a la ayuda”, precisó.
Sólo El Hoyo cuenta con comisaría de la mujer. En el municipio de Epuyén no hay previsto ningún alojamiento para mujeres y/o niñes en riesgo y no hay constancia de que se haya destinado presupuesto extra para atender estas emergencias o se haya ya puesto en acción la iniciativa del “barbijo rojo”. Para Dambielle, la política sería de poco efecto en Epuyén donde se cuenta con una farmacia o en El Hoyo, donde sólo hay dos.
Neuquén: Crecieron un 34.93% las denuncias, antes de esta medida el promedio era de 8.3 diarias, hoy es de 11.2
Laura Loncopan Berti
En el primer mes del aislamiento obligatorio debido a la pandemia por el coronavirus crecieron un 34.93% las denuncias en la Oficina de Violencia de la ciudad de Neuquén (OV). Antes de esta medida el promedio era de 8.3 diarias, hoy es de 11.2, de las cuales se judicializan 10.1. Esto significa que de los hechos que se exponen casi la totalidad merece una medida de protección.
En el interior llegan pocos casos. Estos son los promedios actuales de cada OV: 1.1 en Cutral Co, 1.2 en Zapala, 0.7 en Junín, 1.4 en San Martín, 0.6 en Chos Malal y en Villa La Angostura.
La línea 148 es otra boca de ingreso: de las 395 situaciones nuevas, en el período que va del 20 de marzo al 25 de abril, 240 fueron por violencia familiar. El Dispositivo de Atención a Varones continuó de manera telefónica.
El primer informe de la ley de emergencia que envió el jefe de Gabinete, Sebastián González, a la Legislatura enumera acciones importantes, pero carece de datos de referencia.
En Neuquén hay una investigación abierta sobre la muerte de Florencia Soto ocurrida el 19 de marzo en Vista Alegre. La fiscalía aún no pudo determinar si se trata de un femicidio.
Un informe de situación sin profundidad, ni detalle
La ley de emergencia sanitaria de Neuquén establece que se deberán fortalecer los servicios de protección a víctimas de violencia de género y personas a su cuidado. Además de desarrollar nuevos instrumentos de denuncia y protección, adaptados a la situación.
Cada quince días el comité de emergencia debe remitir a la Legislatura un informe sobre el estado de situación. Ya ingresó el primero, y en materia de violencia por razones de género, carece de profundidad y detalle en aspectos centrales.
Se mencionó que el ministerio de Ciudadanía relanzó la aplicación de descarga gratuita “Ciudadanas”. También que “se agilizaron los procesos para el seguimiento del estado de los aportes a las víctimas de violencia” que en el refugio Madre Teresa se “produjeron 4 nuevos ingresos de mujeres”. Se señaló que en línea 148 hubo “10 situaciones que requirieron asistente de la guardia de la línea 148 (por código A y B).” No explica qué significa esta clasificación, que alude a la inminencia de riesgo de vida. Indicó que se “activaron 85 veces las guardias de las delegación de Gestión Social en el interior provincial, por situaciones vinculadas a las Leyes 2785 y 2302.”
¿Qué datos faltan? En primer lugar el documento no precisa cuántas denuncias ingresaron en cada uno de los dispositivos a los que se puede acceder, ni el trámite que tuvo. No dice si hubo más o menos situaciones debido al aislamiento, cuál es la dinámica en el interior y en la capital, y que respuesta integral obtuvieron.
Tampoco alude al personal con que se cuenta, si hubo incorporaciones, y si fue necesaria una inversión presupuestaria adicional.
Hasta el momento ingresaron dos proyectos a la Legislatura, uno del Frente de Todos y otro de Juntos por el Cambio, en el que piden esta y otra información.
Como vemos, la denuncia siempre es una posibilidad, no la solución, y es apenas una dimensión posible para mirar el tema, en intersección con otras circunstancias que atraviesan el encierro: la distribución de las tareas domésticas y de cuidado de niños, niñas y adultos mayores, que recae fundamentalmente en las mujeres, y para muchas de ellas el deterioro de sus ingresos, la distancia con sus redes comunitarias y afectivas.
“La densidad del problema es muy grande y los efectos concretos en las vidas de quienes están sufriendo violencia todavía no los sabemos, los desconocemos”, afirmó la activista feminista, Ruth Zurbriggen, integrante de La Revuelta y de Socorro Violeta, que realizó un mapeo en esta cuarentena que afecta de manera diferenciada a otras identidades: lesbianas, trans, travestis, personas no binaries.
Agregó: “En la Argentina los temas de violencia sexista se politizaron enormemente desde esa salida masiva que fue el 3 de junio de 2015. Mi temor es que uno de los efectos está siendo volverlo un problema individual y no parte de una estructura, de un sistema de relaciones. ¿Qué se le está pidiendo a quienes sufren violencia machista en este tiempo? Otra vez, que hagan todo.”
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