Ni los grandes intereses financieros, ni la corporación militar, ni el fundamentalismo católico, ni la oligarquía terrateniente darán nunca una alternativa de felicidad para todos, pues la jerarquía, la diferencia, la segregación, la exclusión y el egoísmo han sido los "valores" que han demostrado tener a lo largo de su triste historia.
Es necesario tomar conciencia de que tanto los medios de "la corporación" como los medios oficialistas, por ser hegemónicos, tienden a presentar a la sociedad un esquema simplificado de la realidad política actual, un esquema binario K-antiK que no se corresponde con la complejidad y diversidad de los tiempos que vivimos.
Hay muchísima gente, como nosotras y nosotros, que no encajamos en ninguna de esas categorías. Porque nuestras críticas -a diferencia de las que provienen de los sectores reaccionarios, infestadas de sentimientos mezquinos- apuntan a alcanzar una sociedad más justa. Porque nuestras críticas se apoyan en los cambios políticos positivos que hemos experimentado en la última década para avanzar por más, y no para retroceder en derechos y en justicia social como anhelan los convocantes del "8N".
Es evidente la intención desestabilizadora de estos grupos de poder. Y frente a esta amenaza concreta creemos que no se puede dudar un segundo de que es deber de todo el campo de la izquierda y, en general, de todas y todos aquellos que ansían el bien común, manifestar un contundente repudio a los oscuros designios de esta gente.
Editoriales ANP
