(AW)
El pueblo del barrio de Zavaleta, cambia el dolor por organización,
luego de la muerte de otro pibe, Kevin Molina de 9 años, en manos de las
fuerzas represivas sumados a los aprietes para que no se denuncie.
Lanzaron el plan de control popular sobre las fuerzas de “seguridad”
Transcribimos.
Todo Zavaleta por Kevin
Por
Andrea Sosa Alfonzo y Nicolás Canone. La villa Zavaleta lanzó un plan
comunitario de control sobre las fuerzas de seguridad como respuesta
ante el asesinato de Kevin. Participaron del Festival organizaciones
sociales y referentes de organismos de derechos humanos.
El
domingo 29 de septiembre desde tempranas horas de la tarde, el cielo
gris del barrio de Zavaleta en Pompeya no alcanzó para opacar el
Festival por Kevin Molina, el niño de 9 años que fue asesinado el 7 de
septiembre de un tiro en la cabeza en medio de una balacera entre
bandas. Las denuncias sobre la connivencia y la participación de la
Prefectura y la Gendarmería, abren un nuevo capítulo de la narcopolicía
en los barrios.
La
plaza -que paradójicamente lleva el mismo nombre y levantaron los
vecinos, es en memoria de otro pibe que en el 2009 fue víctima fatal de
una bala- se colmó de vecinos, organizaciones sociales y culturales y de
referentes de la lucha por los derechos humanos en solidaridad con el
reclamo de justicia de los familiares y de su mamá, Roxana.
Nora
Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, se
hizo presente y mencionó que “los jóvenes y los niños viven en la
inseguridad”, por eso el objetivo es que “este hecho llegue a manos de
la Justicia, que se pare la agresión y provocación de las fuerzas de
seguridad hacia el pueblo”, concluyó.
Es
que no sólo la pérdida de los más jóvenes en manos del avance narco
sobre los territorios es un dolor innombrable, sino que además sus
familiares y la organización La Poderosa -quienes denunciaron con una
editorial en su revista la muerte de Kevin- sufrieron los “aprietes y
amenazas” de la Prefectura y la Gendarmería cuando a mitad de la noche
ingresaron violentamente a hacer un allanamiento. En este sentido, el
periodista Eduardo Anguita mencionó que “el hecho de que no hayan venido
después de un tiroteo significa que la muerte de Kevin tiene que llevar
a las fuerzas al sometimiento del control por parte de los vecinos”.
Donde manda la Comunidad
La
Asamblea Poderosa de Zavaleta decidió lanzar un plan de “Control
popular sobre las Fuerzas de Seguridad” a través de una Comisión de
vecinos elegidos por otros vecinos que "controlarán el accionar de los
uniformados, con el fin de poder señalar sus irregularidades
sistemáticas” y estarán en comunicación directa con el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS), la Procuraduría contra la Violencia
Institucional (Procuvin) y una red de periodistas comprometidos con la
causa. Federico From, abogado del CELS mencionó en este sentido que es
necesario que “la respuesta positiva se dé en un cambio en relación con
las fuerzas de seguridad y con el Estado”.
Este
plan es el resultado de “un consenso de vecinos ante la conciencia del
abuso: allanamientos sin orden, mega operativos de gendarmes sin
identificación con escopetas y pasamontaña, caminando por los techos de
la casa de Kevin cuando hacía pocos días que lo habían matado”
mencionaron los integrantes de La Poderosa. El problema en las villas
como en tantos barrios vulnerados, es la naturalización de la no
identificación: “Poder desnaturalizar esa lógica para después
desnaturalizar todas las prácticas ilegales que llevan a cabo
sistemáticamente” permite que “este plan se pueda institucionalizar y
replicar, para que se preserve a todos los pibes donde las fuerzas de
seguridad funcionan con atropellos. No vamos a permitir quemar un pibe
mas en este barrio” sentenciaron desde La Poderosa.
“Los
vecinos sin gorra” como se llaman a sí mismos quienes tomarán esta
tarea, levantaron una casilla frente a la Plaza Kevin. Y quieren que
quede claro que el objetivo no será “interpelar a otros habitantes del
barrio, ni reemplazar a las Fuerzas de Seguridad” sino “registrar a los
efectivos que intenten amedrentarnos sin identificación, armarnos causas
o romper puertas sin órdenes de allanamiento, como así también
denunciar los abusos de autoridad que resultan recurrentes sobre los
pibes más desprotegidos”.
La
intención es desarrollar una “estrategia comunitaria” ante la
connivencia de las Fuerzas de Seguridad con las bandas narcos, es decir
impulsar “la institucionalización de un método de participación
ciudadana” capaz de mejorar la seguridad en los barrios humildes. Por
eso la importancia de tener una voz propia en los procesos judiciales
que, la mayoría de las veces, sólo cuentan con el informe policial del
hecho. Como aseguró Abel Córdoba de la Procuraduría de violencia
institucional (Procuvin): “Tenemos la convicción de que cuando alguien
muere viviendo en una villa no tiene respuesta del servicio judicial. Lo
que suele haber es desatención y desprecio por parte de los Tribunales.
El discurso institucional que culpabiliza a la víctima y su familia es
inaceptable”.
Ni un pibe más
La
gestión de Mauricio Macri en el gobierno porteño redujo 5 millones de
pesos destinados al gasto social en las villas para transferirlos a
eventos de moda y diseño. Mientras tanto más se precarizan las
condiciones de vida de las familias que no sólo lidian con la
problemática de la basura, la presencia de plomo en los terrenos en los
que viven, la ausencia de servicios de salud, de infraestructura y de
servicios públicos, sino que además ven morir a sus pibes en mano del
avance de la narcopolicía en los territorios.
Los
vecinos de la villa Zavaleta habían denunciado el tiroteo aquel 7 de
septiembre, pero las fuerzas de seguridad hicieron oídos sordos
liberando la zona. Las bandas no eran del barrio y, sin embargo, podrían
haber detectado de donde provenían las ráfagas. Nada sucedió, excepto
la muerte de Kevin.
El
festival culminó con una suelta de globos con los pibes que vieron
crecer a Kevin en el barrio, donde las familias tienen su historia,
donde cuenta su dignidad. “Cuidamos a los chicos en las aulas y en el
patio de la escuela y el Estado que tiene que estar en las plazas y en
el barrio, no está” dijo angustiada Natalia Rossi, maestra del distrito
escolar número 5. En Zavaleta están diciendo basta.