La población de Esquel ratificó de manera masiva, una vez más, el rechazo a la megaminería. Seis mil personas marcharon por las calles para celebrar el décimo aniversario del plebiscito (81 por ciento había votado por el “no a la mina” en 2003) y al mismo tiempo cuestionar la megaminería. “No es no”, “sí a la vida, no a la minería”, “fracking y minería son riqueza para pocos y contaminación para muchos, “aquí se respira lucha”, fueron sólo algunas de las banderas en la marcha. En la plaza San Martín fue el acto central, emotivo, donde el documento final fue claro: “Creemos que la verdadera democracia es esta, la que construimos cada día comprometidos de verdad con nuestra propia historia”.
Por
Darío Aranda
Esquel, 24 de marzo de 2013 (Comunicación Ambiental).- A las 19.14 comenzó la marcha, desde la plaza San Martín. Encabezada por vecinos portando la ya clásica bandera argentina con la frase simple y clara: “No a la mina”. Tomó por avenida Ameghino y fue la primera señal de masividad. La calle ancha estaba repleta, de cordón a cordón, cuadras de vecinos de todas las edades, abuelas con banderas argentinas como capas, abuelos gritando con pasión “no es no”, adolescentes de todas las “tribus” posibles, y muchas parejas jóvenes con hijos (en changuitos, triciclos, a caballito, a upa). Aunque sea redundante: muchos jóvenes con hijos. Segunda y tercera generación que caminan para elegir su futuro.
Sobresalían las remeras negras y blancas con la frase “diez años de lucha, la montaña sigue en pie gracias a su gente”.
Marta Sahores, del grupo fundador de la Asamblea de Vecinos, lloraba: “Vienen los recuerdos de hace diez años. Todos estamos más grandes, hemos luchado mucho, y acá están nuestros hijos y nietos y estamos todos por lo mismo. Emociona toda esta unión y confirmar que la mina acá no se instalará. Somos cada vez más”.
Pablo Quintana es periodista, también del grupo inicial de la Asamblea, y conoció en carne propia la persecución que padecieron muchos vecinos. Trabajaba en el diario El Chubut y fue echado por su participación en la lucha contra la minera. “Sensaciones encontradas, por un lado la convicción de la comunidad en pie, en lucha, pero por otro lado un pesar porque seguimos soportando el acoso y el asedio de estas multinacionales extractivistas, es mucho pesar sobre una comunidad”, grafica.