Retomamos esta semana el ejercicio de pensar y repensar, construir y
reconstruir en forma horizontal y colectiva nuestro pensamiento y nuestra
historia. Luego de una pausa en la que han ocurrido muchas cosas, estamos
nuevamente aquí, en este espacio de expresión que hemos ido construyendo a
partir de la necesidad de fortalecer nuestros logros, nuestras luchas, las del
campo popular. Prensa del Pueblo retoma un lugar importante en estos tiempos en
donde pretenden callarnos, porque es la única forma que encuentran de hacer
menos evidente sus mentiras.
Pero no hemos venido a crear un medio de comunicación sólo para mostrar
que nos mienten, lo hemos hecho para recuperar el saber, la experiencia de
nuestra gente, la que cree en algo más que la rutina del trabajo. La
experiencia de quienes construyen un poder que no entra en un gobierno, no
entra en un edificio de casa de gobierno, un poder que sólo la calle puede
sostener... Un poder que es capaz de transformar nuestras vidas y al que por
eso tanto le temen.
Hoy, a cuarenta y dos años del golpe de la dictadura asesina de 1976,
queremos recordar que necesitaron 30 mil asesinatos para intentar desaparecer
un movimiento popular que comenzaba a crecer en toda Nuestra América. Un
movimiento que se asemejaba a una ola, como decía el Che y que todo lo iba a
bañar de cambio. 30 mil y muchos más eran los que militaban en los
barrios y en las fábricas, en las escuelas y en los jardines de infantes donde
se decía a los gritos que nadie sobraba y que todos y todas tenían que
vivir bien. Que todos y todas tenían derecho a construir su futuro. Eran los
que gritaban a los cuatro vientos: "¡a desalambrar!", "...de
todas partes vienen, sangre y coraje, para salvar su suelo los orientales,
salen del poblado y del campo salen, los orientales (...) porque es ajena la
tierra y la libertad ajena y porque siempre los pueblos saben romper las
cadenas...! Eran diez, eran veinte, eran cincuenta, eran mil, eran miles, ya no
se cuentan... rebeldes y valientes..."
Eran Tosco, eran Marito, eran cada uno y cada una de las que pateaban
los barrios con consignas que despertaban vida, libertad y deseos... y somos
los y las que levantamos banderas de libertad, de unión latinoamericana.
Estamos. Intentan invisibilizarnos, pero estamos. No los desaparecieron, están,
ellos, ellas y sus luchas en la memoria y en el hacer de nuestro campo popular
creciente. Están en cada uno de nosotras, de nosotros. Porque aunque parezca
que es difícil juntarse y producir objetivos a corto y mediano plazo, la
organización de la gente se va profundizando, porque es la forma que tenemos de
caminar. Por los 30.000, por Santiago, Luciano, Facundo, Rafa Nahuel y
todos los asesinados en "democracia" seguimos caminando.
Por eso es importante
recuperar la palabra escrita y optimizar las redes que nos unen, para sumar
fuerza y visibilización ante un Estado que excluye, que reprime, incrimina y
persigue a quienes se animan a levantar la voz, y avanza impunemente pisoteando
los Derechos recuperados de las clases populares. Entonces, es importante
también disputarle sentidos a los medios hegemónicos, y recuperar las voces de
esos excluidos, vulnerados, invisibilizados. La palabra escrita es la que se
planta para hacer Memoria todos los días.
Foto de Julieta Distasio. |