Pronunciamiento del Instituto de Formación Docente Continua de El Bolsón sobre la "nueva campaña al desierto" anunciada por el Ministro de Educación de la Nación , Esteban Bullrich.
Transcurrido un tiempo prudente que diera lugar a la reflexión y a reponerse del asombro, el Instituto de Formación Docente Continua de El Bolsón considera necesario rechazar las afirmaciones del Ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, quien al inaugurar el Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro, anunció “… la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”, y agregó que “ sin profesionales que multipliquen lo que hacemos, no sirve de nada porque no estaríamos poblando este desierto”.
No se llega a tal afirmación por error o por carencia de información: la ocupación militar de la Patagonia por el Estado argentino es uno de los procesos históricos más estudiados, mejor documentados y difundidos por los más diversos medios. Los dos términos que utiliza el Ministro, "desierto" y "campaña", suponen una visión oligárquica, colonizadora, eurocéntrica y genocida.
Lo que hoy conocemos como Patagonia nunca fue un desierto en los tiempos históricos. Este territorio fue poblado y su espacio organizado por sociedades preexistentes a la invasión europea a las tierras que hoy denominamos América. La noción de "desierto" aplicada a la Patagonia es el argumento que acuñó el Estado argentino, en la segunda mitad del siglo XIX, para justificar la ocupación militar de los territorios del Sur, con la finalidad de destruir a los pueblos que allí vivían masacrándolos, expulsándolos y esclavizándolos para apropiarse de sus tierras e incorporarlas a la producción agropecuaria y al proceso de expansión capitalista mundial.
La idea de "campaña" no es, ni más ni menos, que el disfraz infame de lo que fue una operación militar de ocupación, financiada por una ley del Congreso Nacional, con fondos “invertidos” por los grandes terratenientes, y llevada a cabo por el Ejército Argentino. Invasión a un territorio en el que se desenvolvía la vida de sociedades que habían desarrollado sus identidades en el transcurso de los siglos.
Luego de un siglo y medio del punto más cruel de ese proceso, la vida cotidiana de los patagónicos tiene en sus entrañas las tensiones y los dolores de transcurrir en un espacio ocupado como fruto de dicha operación militar. La educación se desarrolla en un espacio lleno de injusticias y contradicciones, en las que aún hoy los descendientes de los despojados en la guerra de ocupación sufren en sus vidas las consecuencias, y nuevos poderosos se apropian de parte del territorio, sin que medien obstáculos legales a sus pretensiones.
Las palabras del Ministro agravian y ofenden a los patagónicos, y, además, faltan deliberadamente a la verdad, dando por cierta una visión de la historia escrita desde la oligarquía de Buenos Aires para justificar su avasallamiento sobre los pueblos preexistentes.
El Instituto de Formación Docente de El Bolsón no forma parte de ninguna nueva "campaña", como pretende impulsar el ministro. Es, por el contrario, una institución pública consciente de que, lejos de pretender poblar un inexistente desierto, trabaja por formar profesoras y profesores que asuman las contradicciones de los tiempos históricos, como las derivadas de la cruel etapa en la que los pueblos y los territorios del sur fueron sometidos.
Como docentes y estudiantes patagónicos, rechazamos estas afirmaciones, y esperamos que no se demore la reacción del Gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, de la Ministra de Educación de la Provincia, Mónica Silva, ni del Rector de la Universidad Nacional de Río Negro, Juan Carlos del Bello, todos presentes en el acto mencionado.
Editoriales ANP
