(APL).-Jueces cobran a detenidos 2 mil pesos por cada salida transitoria y niegan ese derecho a quienes carecen de dinero
Arriba: Juez Martín Arroyo y Diego Cid preso/ Abajo: César González y Héctor Leguizamón Pondal. Cid le pagaba a Leguizamón hasta marzo de este año, y en adelante a Arroyo, 2 mil por salida tres veces por semana: 24 mil al mes como extras para “Sus señorías”.
(APL) El sábado 29
de agosto alrededor de la 17 horas dos internos del Penal Nº 3,
ocupantes de la celda 18, tuvieron un altercado con un oficial del
servicio penitenciario provincial. En primer momento fuentes oficiales
sostuvieron que los ellos habían tomado como rehén al celador por
reivindicaciones en torno al sistema carcelario, días después los
detenidos se comunicaron con esta agencia y nos narraron la verdad de lo
sucedido. El problema surgió porque un celador se quedó con tres mil
pesos que un prisionero le había pagado para que traiga droga, como es
habitual. También uno de los presos relató que pagó dos mil pesos por
cada salida transitoria, que aún no les correspondían, al juez de
Ejecución Martín Arroyo y, antes, al magistrado Héctor Leguizamón
Pondal. Sus señorías, a la vez, niegan este derecho a presos que sí
están en tiempo y forma de acceder al mismo, pero carecen de dinero.
Cabe destacar que los propios detenidos pidieron a la APL
la publicación de los testimonios que brindamos a continuación. Se
trata de Diego Cid, Diego Molina y César González a quien “revolearon”
al penal de Roca cuando él es ajeno a todos los hechos ocurridos y
pretenden armarle causa interna.
Sobre los hechos ocurridos nos contó Diego Cid:
“En ningún momento hubo una faca o un cuchillo, nada que ver, era una discusión entre Diego Molina y el celador por el tema de la droga y como los demás estaban escuchando se armó todo eso del rehén, Molina le reclamaba la droga o la plata. Nosotros le habíamos pagado la droga al celador, a quien apodan “El Negro”, hacía más de una semana. Luego de esta discusión para descomprimir el penal me trasladan a la cárcel de Choele Choel y a Diego Molina y a César González al penal de General Roca. Este último nada tiene que ver con este bondi”.
Por su parte César González nos refirió:
“En ningún momento hubo una faca o un cuchillo, nada que ver, era una discusión entre Diego Molina y el celador por el tema de la droga y como los demás estaban escuchando se armó todo eso del rehén, Molina le reclamaba la droga o la plata. Nosotros le habíamos pagado la droga al celador, a quien apodan “El Negro”, hacía más de una semana. Luego de esta discusión para descomprimir el penal me trasladan a la cárcel de Choele Choel y a Diego Molina y a César González al penal de General Roca. Este último nada tiene que ver con este bondi”.
Por su parte César González nos refirió:
“No sé
qué tengo que ver yo. Nada tengo que reclamar, estoy estudiando, estoy
transitando, el lunes 31 salía bajo palabra, estoy cerca de mi familia y
con mi novia, no entiendo cómo me involucran en esto, cuando los
organismos de derechos humanos que estaban en el Penal representados por
el Sr. Darío Rubio y la Dra, Natalia Araya corroboraron que yo nada
tenía que ver con esta movida. Me quieren armar una causa interna,
hacerme caer el beneficio otorgado, pero no los voy a dejar, esta vez
no. Además responsabilizo al Oficial Ibarra por las torturas y las
pérdidas sufridas en el traslado. Me encuentro descalzo, sin mis
pertenencias, y encima nadie me explica porque estoy acá, cuál es mi
situación procesal. Intento comunicarme telefónicamente con mi Juez de
Ejecución Dr. Arroyo y no obtengo respuesta. Ni hablar de mi defensor
oficial, el Dr. Laurence quien hace más de un año no me atiende. Me
encuentro sin ningún tipo de contención, ni medica ni de los organismos
de derechos humanos”.
Diego Molina nos narró:
Diego Molina nos narró:
“Nunca hubo una
privación ilegítima de la libertad, yo le di 3000 pesos al celador para
la droga, yo quería tomar cocaína, soy adicto, y este nunca la trajo.
Además los pibes también pusieron y se creían que yo me la había tomado
solito. Pero quiero dejar en claro que los demás pibes como ser González
y el Diego Cid nada tenían que ver. Yo quiero aprovechar para denunciar
al Servicio Penitenciario ya que en otras oportunidades le pague a
Valde Benito, segundo del director del penal de Bariloche, para que me
ponga un punto más en concepto y conducta para así poder obtener la
salida. Yo quiero que me lleven a indagatoria para aclarar todo y nadie
me dice nada.
Diego Cid enojado con toda esta situación redobla la apuesta y nos
dice: “Ahora lo único que pretendo es que salga a la luz toda la
corrupción de los jueces y de la policía- Yo para salir a la calle con
salidas transitorias le pago a mi Juez de Ejecución, Dr. Martin Arroyo
2000$ cada salida, pero lo peor es que esto lo hago hace dos años y
recién dentro de un mes llego a la mitad de la condena. Primeramente le
pagaba al presidente de la Sala II Héctor Leguizamón Pondal, quien
además de recibir coimas de parte de los detenidos, fue denunciado
internacionalmente como antisemita. Cuando se lo nombra a Martin Arroyo
juez de ejecución me cita a su oficina para comunicarme que Pondal le
había comentado de mis salidas, entonces seguí pagándole a este”.
Cid, concluye su narración exponiendo como se materializaba la entrega del dinero: “yo firmaba la salida y ahí inmediatamente un compañero entraba al juzgado y le dejaba el sobre con la plata. Pero no te creas que soy el único hay un tal Guernica que está condenado a 33 años de prisión por violin y también se rumorea que paga para sus salidas. Los violadores apenas llegan van a un pabellón de conducta y a los días ya están concurriendo a talleres, es indudable que arreglan”.
Cid, concluye su narración exponiendo como se materializaba la entrega del dinero: “yo firmaba la salida y ahí inmediatamente un compañero entraba al juzgado y le dejaba el sobre con la plata. Pero no te creas que soy el único hay un tal Guernica que está condenado a 33 años de prisión por violin y también se rumorea que paga para sus salidas. Los violadores apenas llegan van a un pabellón de conducta y a los días ya están concurriendo a talleres, es indudable que arreglan”.
Al cierre de esta edición Diego Molina se encontraba en libertad desde la tarde del 7 de septiembre, mientras que los dos detenidos también involucrados siguen sin saber su realidad judicial.
Las circunstancias que se viven o se palpitan dentro del poder judicial de la provincia de Río Negro es vandálico la mayoría de la población descree de la justicia y sabe de los arreglos de los narcos y violadores pero como siempre el miedo tiraniza y la verdad marcha presa.