Días antes del desalojo, a poco de concretarse la toma, Mario Poblete, otro de los vecinos, había relatado a Radio La Mosquitera que “somos 56 familias que no tenemos techo, hay algunas que no pueden pagar el alquiler por lo alto que está y decidimos meternos acá”. El hombre contó que “nosotros lo que queremos tener es una casa para vivir dignamente, no queremos que nos regalen nada, queremos pagarlo”. Incluso denunció que “viene la municipalidad y nos viene a maltratar directamente, no viene a dialogar, nos viene a maltratar diciéndonos que no nos va a dar agua, que no nos va a dar luz, que a las chicas y a las señoras les va a quitar los chicos, a amenazarnos”.
Tras el desalojo, la vecina Mónica Rosa explicó que “no queríamos nada de arriba, no queríamos quedarnos con nada que no fuera de nosotros pero no nos escucharon. Así es nuestra justicia aquí en la tierra y, bueno, tendremos que seguir poniéndole el pecho a la balas de ellos y seguir adelante, los brazos no los vamos a bajar porque somos seres humanos y somos dignos de tener una vivienda y somos bien honestos”. Además expresó que “nosotros no queríamos hacer una villa como todas sino que nos dieran una solución para tener una vivienda porque hay muchas familias desocupadas que no tienen vivienda, no tienen cómo organizar su vida y hay niños por delante de ellos”.
La mujer contó que entre los vecinos “hay varios que están con machucones y se han llevado a dos chicos que están en la comisaría acá en Bermejo, por defender a las mujeres”. También reconoció que “venían con una orden judicial pero están todos los de la municipalidad acá, no entiendo. Dicen que hay un dueño pero el dueño no dio la cara”.
Editoriales ANP
