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jueves, 23 de agosto de 2012

TESTIGOS SE REFIRIERON A LA EXISTENCIA DEL CENTRO CLANDESTINO DE TORTURA "LA ESCUELITA"

Neuquén (8300WEB).- En la última jornada de esta semana del juicio contra represores declararon Héctor Oscar Espinosa y Ricardo Rogelio Bustos. Las audiencias se reanudarán el lunes 27 de agosto, a partir de las 9, en el salón verde de la mutual Amuc.
El primero en comparecer ante el Tribunal Oral Federal Criminal de Neuquén (TOF) fue el médico militar Héctor Oscar Espinosa, que cumplió funciones en el Batallón de Ingenieros 181 desde 1974 hasta diciembre de 1976.
Fue interrogado principalmente por la actividad del imputado Hilarión de la Paz Sosa, jefe de la sección Sanidad de la Brigada de Infantería de Montaña VI. En este sentido, Espinosa recordó haberlo visto en el Batallón solo en dos oportunidades y lo describió como un “profesional correcto”.
Con respecto a la existencia del centro clandestino de detención “La Escuelita”, el testigo afirmó: “nunca tomé conocimiento de este lugar y me enteré hace 10 años por los medios periodísticos, por el comienzo de estos juicios”. Sin embargo, en su declaración anterior habría expresado que era un área a la que no se podía acceder, ya que estaba prohibido por la situación que vivía el país.
El testimonio fue breve y, por último, Espinosa manifestó: “me conmueve que tenga que estar en esta situación por este caso”.
“Todos sabíamos de La Escuelita”
Solicitado por la fiscalía, el militar retirado Ricardo Rogelio Bustos fue el segundo testigo del día. El mismo cumplió funciones como mecánico ingeniero en la Compañía de Construcciones del Batallón 181, desde 1968 hasta su retiro en 1996.
Recordó que el 24 de marzo de 1976, lo llamaron a su casa por la noche y junto a otros cabos y soldados, fueron trasladados a la comisaría de Villa Regina. El operativo que tenía como objetivo custodiar el perímetro de la cuadra de la comisaría durante aproximadamente un mes, estuvo a cargo de Jorge Osvaldo Gaetani, subteniente de la Compañía de Combate “b” del Batallón 181, también imputado en esta causa.
“La comisaría estaba toda acuartelada, la entrada la controlábamos y el resto iba a la guardia”, expresó Bustos y afirmó que ésta intervención no tuvo incidentes y no vio que llevaran detenidos allí.
Acerca de “La Escuelita”, Bustos explicó que cuando llegó al Batallón en 1968, la construcción funcionaba como caballeriza y que, luego, paso a ser un depósito del intendente del cuartel.
“Después nos enteramos que era un lugar de detención. Vimos pasar un rastrojero color rojo, un Renault 12 y un Renault 18. Todos sabíamos de “La Escuelita”. Por ese camino pasaba gente de civil, de barba, de sombrero, que eran de Inteligencia y nos dábamos cuenta porque nosotros éramos 800 y estábamos de uniforme y ellos no. Nos conocíamos nosotros, por eso decíamos que todo lo manejaba Inteligencia”, expresó.